Fórmula 1
Desastre en Mercedes
Verstappen ganó por delante de Raikkonen y Vettel. Hamilton y Bottas abandonaron por avería. Alonso remontó hasta el octavo puesto. Sainz, duodécimo
Verstappen ganó por delante de Raikkonen y Vettel. Hamilton y Bottas abandonaron por avería. Alonso remontó hasta el octavo puesto. Sainz, duodécimo.
No fue un domingo cualquiera para el equipo alemán que ha dominado la F-1 en los últimos años. Lo que parecía un paseo triunfal para Bottas o, en su defecto, para Hamilton, acabó en «drama» con dos averías mecánicas que obligaron a los pilotos de Mercedes a finalizar el Gran Premio de Austria mucho antes de lo previsto. No fueron los únicos problemas para la escudería alemana. Desde el punto de vista estratégico echaron a perder una carrera que prácticamente tenían en el bolsillo. Metieron en un lío a Hamilton y poco después llegó el problema técnico que acabó con un fin de semana para olvidar cuanto antes.
En la salida, Bottas partía desde la «pole» y tiró a la basura el gran trabajo realizado el sábado. Perdió dos posiciones nada más arrancar. Lewis Hamilton, Raikkonen y, poco después, Verstappen le robaron la cartera al «débil» piloto nórdico, que vuelve a provocar dudas a sus jefes para mantenerle en 2019 y mantener abierta la negoción con Ricciardo para aterrizar en Mercedes.
Hamilton tomó el mando y, poco a poco, fue forjando una pequeña ventaja que terminó por frenar en seco su propio compañero. Sufrió un problema hidráulico y provocó la activación del coche de seguridad virtual para neutralizar la prueba y poder retirar el coche. Esto lo aprovecharon la mayoría de pilotos para pasar por boxes y ahí estuvo el error táctico de Mercedes. Mantuvo en pista a Hamilton y los cálculos no salieron. Apenas obtuvo una renta de 13 segundos, una cifra demasiado escasa para conservar el primer puesto cuando sustituyera sus neumáticos. Y así ocurrió. Verstappen alcanzó el liderato y dejó atrás a Raikkonen, Vettel y el propio Hamilton, mientras que su compañero Ricciardo decía adiós prematuramente con problemas en el motor.
Así las cosas los problemas se multiplicaron para la mayoría de pilotos, que empezaron a sufrir problemas de «blistering», un desgaste excesivo en algunas zonas del neumático, que unos supieron gestionar y otros, directamente, no. Hamilton optó por parar dos veces y esto tampoco le valió para arreglar el desaguisado táctico de Mercedes. Finalmente, un problema en la unidad de potencia le condenó al abandono.
Sin órdenes en Ferrari
Los dos Ferrari presionaron a Verstappen todo lo que pudieron, pero los monoplazas rojos no consiguieron su objetivo. Vettel arrancó en sexta plaza debido a una sanción recibida el día anterior por molestar a Sainz en su vuelta rápida y eso le obligó a remontar desde atrás. Sorprendentemente, en Ferrari no quisieron aplicar órdenes de equipo y que Raikkonen dejara pasar a su compañero Vettel para obtener más puntos en la clasificación general, una decisión sorprendente porque a final de año esos pocos puntos pueden convertirse en un «arma arrojadiza» contra el jefe de la Scuderia, Maurizio Arrivabene si no conquistan el título.
En el equipo italiano siempre han practicado esta teoría, un segundo piloto que trabaja para el primero, sin embargo, en Austria esto no ocurrió. Verstappen cruzó la línea de meta en primer lugar y obtiene de esta forma su cuarta victoria desde que aterrizó en la F-1. Y lo que es mejor, ha recuperado el crédito perdido en los primeros compases de la temporada.
En el lado contrario se situaron los españoles. Alonso volvió a protagonizar una gran escalada partiendo desde los boxes para acabar octavo. Sainz sólo pudo ser duodécimo por sus problemas con las ruedas.
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