Copa Confederaciones
La terrible Alemania de siempre
Pese a llevar a una «selección B» se mete en la final de la Confederaciones al golear a México
Pese a llevar a una «selección B» se mete en la final de la Confederaciones al golear a México.
Hace unos años, cuando España dominaba el fútbol mundial, Alemania decidió imitar el estilo de la Roja para volver a triunfar. Fue una manera más de ser campeona del mundo para una selección nacida para ganar. Ha jugado de mil maneras distintas y en 999 ha conseguido la victoria. Ahora está en una fase de transición. Joachim Löw busca refrescar su equipo con jóvenes jugadores que aprieten a los campeones. La Copa Confederaciones está siendo como una prueba para ellos, y el resultado es que están en la final. Sin el fútbol fino y de toque de los últimos tiempos, pero en la final. Alemania, ya se sabe...
Y siete minutos sirvieron para sacar a pasear el ADN germano. O más bien dos. En apenas ese tiempo (del cinco al siete) Goretzka ya había logrado dos goles aprovechando los espacios que dejaba México. El equipo centroamericano, sin darse cuenta, ya tenía delante una montaña más grande que el Everest. Porque a partir ahí fueron las buenas maneras de los mexicanos contra lo imposible. Lo intentaron, embotellaron a su rival e incluso dispusieron de ocasiones, como cuando Gio se quedó solo ante Ter Stegen y no resolvió. También Herrera se encontró con el portero del Barcelona en su lanzamiento de falta.
Tuvo más el balón México, disparó más (24 remates por 12) y sacó más del doble de córners que su rival (10 por cuatro), pero no lograba hacer daño a su oponente. Los espacios eran para Draxler y los suyos, que en apenas dos pases amagaban con crear peligro ante la inmensidad de césped que había a la espalda de los mexicanos. Unas veces por la buena defensa y otras por la mala fortuna, como cuando Raúl Jiménez estrelló un remate de cabeza contra el larguero, pero el marcador no se movía. Al menos en una dirección. En la otra llegó el tercero en una jugada bien ideada por Draxler a la que Hector dio continuidad. Werner sólo tuvo que empujarla.
El premio para México llegó casi al final. El gol del honor lo marcó Fabián. Desde lejísimos tuvo que poner el balón en la escuadra. Sólo así podía marcar. Parecía que no quedaba tiempo para mucho más, pero no fue así. En un momento el conjunto de Löw siguió ampliando su gula, en las botas de Younes. No hubo piedad. Así es la ley de Alemania, que reta a Chile en la final del domingo.
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