Alemania lo gana todo

Un gol de Stindl en la primera parte le da el triunfo en la Copa Confederaciones. Chile apretó arriba para no dejar jugar a los alemanes, pero bastó un error para que cayera derrotada.

Alemania tiene muchas maneras de ser poderosa. Hace tiempo que abrazó el toque y la posesión de balón como la mejor manera de llegar al éxito, pero no renuncia a las armas que la hicieron fuerte durante muchos años. La presión arriba de Chile en los primeros minutos la tuvo encerrada en su campo en el comienzo del partido. Una experiencia ya conocida porque habían sufrido el mismo desgaste en el partido de la primera fase. Tres oportunidades claras habían tenido los chilenos en el primer cuarto de hora, pero no supieron aprovecharlas.

A Alemania le bastó un error de Marcelo Díaz en el borde del área para llegar al gol. El centrocampista del Celta se enredó con el balón y perdió la pelota a pies de Timo Werner. El delantero del Leipzig observó la incorporación de Stindl por su derecha y le cedió el balón para que marcara sin oposición.

El desgaste físico de los chilenos era tremendo. Cada partido del equipo de Juan Antonio Pizzi es una heroicidad. La comodidad no existe para sus futbolistas, que van al balón como el que va a la guerra. Y los alemanes se sintieron impresionados en los primeros instantes. Alemania es un equipo joven, aspirantes a ganarse un puesto en el equipo que disputará el Mundial el próximo año y sub’21 que abandonaron el equipo que ganó el viernes a España en la Eurocopa para ayudar a los mayores.

Pero el esfuerzo se paga y al mismo ritmo que Chile iba perdiendo intensidad, Alemania iba ganando presencia en el área contraria. La juventud de sus jugadores y la sensación de ir ganando, que desgasta menos, ayudaba al equipo de Joachim Löw. No le funcionaba la elaboración de otros partidos, pero aprovechaba la zancada de sus centrocampistas –especialmente de Goretzka– y la presencia de Werner en el área para asustar. Sólo un mal control del delantero le impidió rematar una buena jugada de los alemanes, que habían cogido la espalda a la defensa chilena. A Goretzka sólo le faltó precisión para mandar la pelota entre los palos que guardaba Bravo.

Chile seguía insistiendo en busca de un empate que se le resistía. Lo intentaba Vidal, lo intentaba Alexis y lo intentaban todos, pero siempre se encontraban con Ter Stegen o con su falta de puntería. Alemania disfrutaba de más espacios para el contraataque. La presencia de Draxler en el medio se hacía más visible que nunca. El joven centrocampista del PSG es el líder y el capitán de este equipo que llegaba al torneo a aprender y se marcha como campeón. Su visión de juego y su llegada al área hacían sufrir a Chile. Como la movilidad de Werner, que se llevó un codazo gratuito de Jara que el videoarbitraje y el árbitro sólo sancionaron con tarjeta amarilla. Löw recurrió a Emre Can en los últimos minutos para aprovechar su presencia física y su llegada al área.

Los chilenos no se rinden nunca. Así, con calidad y con carácter, derrotaron a Argentina en las dos últimas ediciones de la Copa América. Pero Ter Stegen, que convenció con sus actuaciones al seleccionador de que se olvidara de las rotaciones en la portería, apareció en los últimos instantes para despejar la falta lanzada por Alexis con el tiempo cumplido. Era la última oportunidad de Chile de forzar la prórroga. La última esperanza de acabar con el monopolio alemán en el fútbol. Francia la apartó de la final de la pasada Eurocopa a pesar de que demostró ser, con mucha diferencia, el mejor equipo del torneo. Y sigue siéndolo, al menos en tres versiones. Es campeona del mundo, también campeona de Europa sub’21 y, ahora, campeona de la Copa Confederaciones.

Löw tiene mucho trabajo para elegir a los que jugarán el Mundial de Rusia el próximo año. Puede escoger entre tres equipos campeones, pero Alemania es capaz de ganar con cualquiera.