Leganés
Asier Garitano: «Antes no tenía despacho, ahora tampoco»
El técnico del Leganés, Asier Garitano, se sonroja cuando los socios le paran por la calle para agradecerle un ascenso que creían impensable
A Asier Garitano (Bergara, 1969) lo que le gustaba de verdad era la pelota vasca. «Más que el fútbol, pero lo dejé en juveniles, no podía compaginar los entrenamientos y cuando lo abandonas la mano se va haciendo más cómoda. Dicen que era bueno...», recuerda el entrenador milagro del Leganés, que se presenta tranquilo y relajado ante su estreno y el del club madrileño en Primera División. Una hazaña que muchos de los socios más veteranos pensaban que no verían jamás. «Todo el mundo te da las gracias por conseguir algo impensable para ellos y a mí me da un poco de vergüenza escucharlo. Soy así. Algunos me dicen que creían que se iban a morir sin poder ver al Lega en Primera. La ilusión en la cara de la gente es lo más grande que tiene esta situación», añade.
Las obras de ampliación del aforo de Butarque, la reforma en los vestuarios, llenos de andamios y albañiles ahora mismo, y las colas de gente cogiendo número para abonarse siguen su curso a pocos días del estreno en Vigo, una ciudad que va a cerrar el círculo del mapa de éxitos recientes del club pepinero. Un recorrido que comenzó con el ascenso a Segunda B en Hospitalet y el salto a la élite la temporada pasada en Miranda. Dos alegrías con distinto sabor para el técnico: «Creo que para el club era más importante salir del pozo de Segunda B y meterse en el fútbol profesional. Lo otro ha venido tan rápido que lo valoraremos más según pasen los años. Para nosotros, poder ascender a Primera quizá sea deportivamente más bonito».
Garitano se educó como futbolista en la cantera de Lezama y colgadas las botas pasó trece años en Alicante antes de una llamada en el verano de 2013 que iba a cambiar su vida y la de los aficionados al fútbol en Leganés. María Victoria Pavón, la presidenta, y su hijo y director deportivo, Felipe Moreno, quedaron con Asier en el centro de Madrid, en la Plaza Mayor, y dos días después le dijeron que si lo quería, el puesto era suyo. «Cuanto estaba en Segunda B, quería entrenar en Segunda. Cuando estaba en Segunda quería entrenar en Primera y ahora que estoy en Primera quiero competir con los mejores. El Leganés y yo hemos ido creciendo poco a poco de la mano y ahora estamos los dos arriba», reflexiona antes de exponer su idea de juego: «Siempre hemos sido un equipo de ritmo alto, de querer jugar en campo rival, de presión alta... Ésta es la teoría, pero no sé si a un equipo como nosotros nos van a dejar hacer eso en muchos sitios. Lo tendremos que ir viendo, aprendiendo e ir adaptándonos a las situaciones», admite. Siempre ha intentado tratar bien el balón, por mucho que le dijeran que «así» no se podía jugar en las categorías más bajas. «No sé si podrá, pero me gustaba y me había dado buenos resultados, que es lo que buscamos todos, estar más cerca de ganar que de perder».
En la Liga Santander no va a perder su estilo, por mucho que el Real Madrid, el Barcelona y el Atlético ya tengan cita (ver calendario) para visitar Butarque. «Hay que pensar poco en los rivales. Cuanto mejores sean, menos tienes que pensar en ellos. Si te fijas mucho en el contrario te olvidas de ti, no eres capaz de dar tu mejor versión y al final te van a ganar fácil». Es una parte de la doctrina Garitano, que el año pasado se apartó muy pronto del partido a partido para asegurar a mitad de curso que el objetivo del equipo era ascender. «No vale con hacer creer sólo a tus jugadores, tienes que hacer creer a la gente. Y para hacer partícipes a todos había que decir que el objetivo era el ascenso. Lo hice porque era lo mejor para el equipo», asegura.
Ayer mismo presentó el Leganés a dos de sus nuevos futbolistas (Machís y Rubén Pérez), prestados por el Granada. El presupuesto no da para grandes compras y Asier no se queja –«tengo trabajo, estoy en Primera, no puedo pedir mucho más»–, aunque no sabe a quién elegiría si de repente tuviera 30 millones para fichar a un futbolista. «Nosotros con ese dinero seguro que haríamos cosas importantes». ¿Y con Messi o Cristiano ya estarían salvados?... «Facilita mucho las cosas, especialmente si eres capaz de ayudarles a que puedan meter 50 goles como hacen cada temporada. Con ellos casi empiezas los partidos ganando, son una cosa fuera de lo normal», analiza, consciente de que su equipo quizá meta menos goles que estas dos estrellas a final de año. Está dentro de lo posible, pero nada inquieta al técnico que no encuentra un lugar mejor que Leganés para estar ahora mismo. «Cambia la calidad de los jugadores, el ritmo, las velocidades, los estadios... pero lo que es el fútbol, la esencia, es la misma en todas las categorías», dice. Y lo mismo le pasa a él. «Para mí es igual también, antes no tenía despacho y ahora tampoco».
¿Mou o Pep? «Emery y Gracia»
«Me siento uno más, me han tratado muy bien, paseo por el centro, la gente se me acerca, me habla del equipo, de la situación. Noto la cercanía y el cariño de todos», dice el Garitano vecino de Leganés, que no ve muchos partidos de los equipos grandes y no se queda ni con Guardiola ni con Mourinho como modelo a seguir. «Me fijo poco en esos. Lo hago más en Unai Emery, José Luis Mendilibar, Javi Gracia... en toda esta gente que viene de abajo. A Unai, que fue jugador aquí, lo conozco desde cuando estaba en Lorca. Es de gente como él de los que trato de aprender», se confiesa Asier, uno de los seis entrenadores vascos que tiene la Liga Santander este curso que va a comenzar. «No creo en las casualidades, así que algo tendremos los de allí».
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