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Real Madrid

Mundial de Clubes: Bale gana al Kashima y lleva al Madrid a la final del Mundial

Bale celebra su tercer gol/Foto: Reuters larazon

Había un tuit en el que parafraseando una escena la famosa escena de la vida de Brian, se doblaba la voz de los actores preguntando que había dado Gareth Bale al Madrid. «El gol de la Copa contra el Barça», «bueno y qué más». «El gol del desempate en Lisboa». «Vale, vale, pero qué nos ha dado», «la chilena de Liverpool», «pero..» Desde ya se puede sumar la semifinal contra el Kashima, donde el galés dio una exhibición de sus cualidades: profundidad, desmarque y gol, para decidir el choque y poner al conjunto español en camino de su tercer Mundial consecutivo. Se fue cuando ya había marcado tres goles y deshecho a un rival ordenado, pero frágil en cuanto se le cambiaba la velocidad. Bale lo hizo cada vez que quiso, dominando todo el partido desde la banda izquierda, su lugar natural y quizá donde ya vaya a quedarse. Solari ha decidido que ese es su puesto y la semifinal del Mundial parece darle la razón. Pegado a ese lado, casi sin pisar la banda derecha, Gareth fue la salida natural del equipo. Le buscaron con insistencia hasta que dio resultado. Hizo el primero tras un pared con Marcelo y desde entonces el partido fue suyo. Marcó el segundo en la segunda parte de una manera muy parecida a Roma y luego hizo el tercero de un remate con la izquierda. Se decía que era mejor que jugara por la derecha para poder así rematar a portería, pero es que por su lado todo le sale más natural y si a sus cualidades les suma constancia, es un jugador decisivo.

Bale rompió un partido que se estaba jugando al ritmo que quería el Kashima. Consciente de su inferioridad, el conjunto japonés salió al campo a jugárselo a una carta. Presionar mucho al principio y buscar una oportunidad. Eso pilló con el paso cambiado al Madrid, que en estos días necesita un poco de calma para ir haciéndose con los partidos. Asustó el conjunto japonés con un córner que se paseó por el área y con una jugada que salvó Courtois, que se está haciendo imprescindible, ero el impulso se le fue acabando, mientras Kroos cogía la pelota, Llorente robaba balones, Karim la pedía y Bale empezaba a hacer un agujero por la banda izquierda. El Kashima empezó a palidecer y dar pasos para atrás porque no se sentía seguro. Bajó el ritmo de revoluciones y se contagió el Madrid. El equipo japonés no volvió a visitar al portero madridista hasta el gol que marcó ya al final del encuentro, cuando ya todo estaba dicho.

El Madrid, sin ninguna prisa, fue tomando cuerpo y haciéndose con el partido, esta vez sin dudas. El equipo necesita ganar seguridad y confianza porque a veces se siente frágil. Contra el Kashima se le vio más entero, aunque anda precavido. Prefería no hacerse daño antes que herir al rival. Le faltaba un cambio de ritmo para desordenar a un rival que cada vez tenía más cara de asustado. Benzema tenía que bajar demasiado para ayudar a jugar a sus compañeros y luego era complicado que llegara al remate, aunque un par de veces lo hizo. Se está acostumbrando a crear desde la media punta como a rematar.

Pero no fue el francés. En los días especiales hay que mirar hacia otro lado, a la izquierda ahora, a ese jugador que a veces se detiene para atarse el pelo porque se la ha caído la goma, ese futbolista que a veces parece que no está o que no le importa, pero que es infalible cuando hace falta.