Manchester United
El United se queda a medias
La jubilación de Sir Alex Ferguson significó el fin de una era para la Premier League y para el Manchester United. El técnico escocés se despidió en 2013 con su último título de Liga del club, que desde entonces pena por lugares que no se corresponden con su historia más reciente. Louis van Gaal quiso poner fin a la nostalgia la temporada pasada, pero sus fichajes no dieron el rendimiento esperado y él no supo encontrar la mejor versión del equipo. Este año vuelve a intentarlo, sin problemas de dinero, pero con las dudas de haberse quedado a medias en la reconstrucción del equipo. Su principal objetivo era el fichaje de Sergio Ramos para el centro de la defensa. Y sólo pensaba aceptar la salida de De Gea si era para abaratar la llegada del nuevo capitán madridista. «Puede ser que míster Ramos esté en proceso», comentaba esperanzado semanas atrás. Después cambió el discurso. «Si no viene Ramos, no viene nadie», decía. Y resulta que afronta la temporada sin ninguno de los dos, sin Sergio y con De Gea, de momento, en el banquillo, y con Schweinsteiger como gran fichaje.
Van Gaal, que ya lo entrenó en el Bayern, ha conseguido sacarlo del equipo de Pep Guardiola, donde ya no era la referencia en el centro del campo. Pero el fichaje que emparenta a este Manchester con el que entrenaba Ferguson es el del holandés Memphis Depay, al que Van Gaal ya llevó al último Mundial cuando era seleccionador holandés. Depay es un extremo habilidoso y desequilibrante, con aspecto de seguir creciendo hasta multiplicar por dos los 33 millones que ha costado al PSV. La Premier no sufre las apreturas económicas de otras Ligas, como demuestran los fichajes del United o los 66 millones que ha pagado el City por la contratación del ex jugador del Liverpool Sterling. Él y el joven Delph son las contrataciones del equipo que sigue confiando en Manuel Pellegrini a pesar de los fracasos acumulados en Europa, donde siempre se ha encontrado con el Barcelona.
Aunque el síntoma de la buena situación económica del fútbol inglés son los fichajes del Liverpool, que se ha gastado los ingresos de la televisión y lo que ha recibido del City por Sterling en el belga Benteke y el brasileño Firmino, al que Dunga convocó para la selección brasileña por sus cualidades de goleador, pero que apenas marcó 38 goles en los 140 partidos de Liga que ha disputado en cinco años con el Hoffenheim. Con esas armas, los «reds» aspiran a recuperar un sitio en la Liga de Campeones. Para ellos parece lejano intentar heredar el título de campeón del Chelsea.
El equipo de Abramovich cuenta con Falcao como fichaje estrella. El colombiano intenta relanzar su carrera, que ha dado varios pasos atrás en los dos últimos años, desde que salió del Atlético de Madrid. La grave lesión que sufrió en el Mónaco antes del Mundial y su poco afortunado paso por el Manchester United han devaluado al que no hace tanto era el mejor rematador del mundo. Sin embargo, terminó la Copa América sin marcar un solo gol. Ahora, Jorge Mendes, su representante y el «culpable» de su marcha del Atlético, aprovecha su influencia para llevarlo al Chelsea, donde también dirige la carrera del entrenador. Las ausencias más significativas en el Chelsea son las del veterano Drogba, que jugará en la MLS con el Montreal Impact, y la de Petr Cech que, cansado de ser suplente de Courtois, se ha buscado un hueco en el Arsenal, que intenta volver a ser competitivo después de ganar la Comunnity Shield al derrotar al Chelsea en Wembley.
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