Real Madrid

Fede Valverde abre su corazón: "Tu bebé probablemente no lo logre"

El centrocampista del Real Madrid, Federico Valverde, cuenta su vida y su dolor por los problemas del embarazo de su segundo hijo

Fede Valverde celebra uno de los goles que ha marcado esta temporada
Fede Valverde celebra uno de los goles que ha marcado esta temporadaManuel LorenzoAgencia EFE

Fede Valverde se ha abierto en The Players Tribune. Aquí, la parte que habla del nacimiento de su segundo hijo;

4El doctor nos dijo que el embarazo estaba en un muy alto riesgo, y que había apenas una pequeña posibilidad de que mi hijo sobreviviera si el embarazo continuaba. Iba a tener que controlar la situación por el próximo mes, pero hasta entonces, nosotros no podíamos hacer nada más que esperar.

Imaginate lo que es escuchar esas palabras…

“Tu bebé probablemente no lo logre”.

No puedo describir el dolor.

esposa estaba sufriendo física y psicológicamente cada día. Y yo es como que me encerré, me apagué. Yo soy alguien que suele guardarse todo. Sé que no está bien, pero así es como soy. No quiero que nadie me vea llorar, nunca. Ni siquiera mi familia.

Mis padres venían a cenar y mi mamá me veía y decía: “Fede, mira que…”

Pum. Solo con eso ya no podía más. Y me levantaba de la mesa y me iba a mi habitación a estar solo. Las 20 horas por día en las que no estaba en el fútbol, me aislaba. Sin teléfono. Sin iPad. Sólo silencio.

Sentía que yo tenía que ser la roca, porque todos los demás estaban sufriendo. Y actuaba este rol, ¿no? El tipo duro que le decía a su mujer: “Todo va a salir como Dios quiera”.

Pero cuando estaba solo, me ponía a llorar por horas. Me metía en el baño por 15 minutos, y en 10 me la pasaba llorando con la cabeza entre las manos. La mañana del partido, cuando en teoría tenía que estar concentrándome y tranquilo, estaba tirado en la cama, pensando en mi hijo, con la cabeza que me daba mil vueltas…

A veces no jugaba bien, lo sabía, y podía escuchar los pitidos de los hinchas. Después del partido tocaba responder las preguntas de la prensa, y no quería mostrar mis emociones o decirle a la gente lo que estaba pasando.

Era un puto infierno.

Mi consejo para cualquiera que esté atravesando una situación similar es que no hay que ser un cabezadura como fui yo. No hay que sufrir en silencio.

En abril, después de un partido contra el Villarreal, todo se fue a pique. Todo el mundo leyó los titulares. Todos saben los dos lados de “la historia”. No quiero volver a traer a la luz estas cosas horribles otra vez. Todo lo que quiero decir es…

En una cancha de fútbol, podés decirme lo que quieras, y no me va a molestar. Soy uruguayo, por Dios. Pero hay ciertas líneas que no hay que cruzar. No como futbolista, sino como ser humano.

Hablá sobre mi familia, y esto ya no es más fútbol.

Ese día se cruzó una línea.

¿Debería haber reaccionado? Quizás no. Quizás tendría que haber vuelto a casa a compartir una hamburguesa con mi hijo, a comerme unos nuggets y a mirar dibujitos. Pero soy un ser humano, y a veces tenés que saber plantarte por vos mismo y por tu familia.

Me dolió ver que los medios me describieran como un tipo violento, se dijeron muchas mentiras que luego se probaron que no eran verdad. Pero honestamente puedo decir que no me arrepiento de nada, porque me hizo crecer todavía más como persona, e hizo que nuestra familia estuviera más unida que nunca.

Gracias a Dios, después de ese día negro, las cosas empezaron a mejorar.

Cuando mi esposa le dijo al mundo lo que estábamos viviendo, todo cambió para nosotros. Que mis compañeros y que los madridistas nos apoyaran como lo hicieron, es algo que nunca olvidaré. Tienen el respeto mío y de mi familia para siempre. Quizás erraba un pase, y ellos respondían cantando mi nombre. En el Bernabéu, donde las expectativas siempre son altísimas, esto ya es un pequeño milagro.

Tener a 80.000 personas apoyándome de esa manera, en mi momento más bajo, se sentía como tener 80.000 abrazos.

A todos ustedes… lo único que puedo decirles es gracias.

Después de un mes y medio de un infierno absoluto, recibimos la mejor noticia de nuestras vidas. Las ecografías estaban mucho mejor, y por suerte parecía que el embarazo estaba en condiciones de continuar. Por supuesto, para llegar a término fue un periodo increíblemente tenso. Hasta que finalmente pudimos tener a nuestro hijo en los brazos, no queríamos ni respirar. Pero gracias a Dios, en junio, nuestro hijo Bautista llegó al mundo.

Saludable y feliz.

Nuestro milagro.

Un tercer día perfecto.

Sabés una cosa... No soy fácil conmigo mismo, en el fútbol y en la vida. Creo que hasta entonces nunca me había sentido satisfecho con nada. Nunca me había sentido como si realmente lo hubiera logrado, o hecho lo suficiente.

Pero esa mañana en el hospital, cuando mi mujer tenía a Bautista en sus brazos, pensé: Miralos, Fede. Ahora sí.

Ganaste.