Restringido

Idilio con Villa y Costa

La Razón
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Con todos los focos apuntando a Diego Costa, y convengamos que pasado el susto de que esta vez no se retirase cojeando en el minuto diez como en el Camp Nou y en Lisboa (¡lagarto, lagarto!), al final el desatascador volvió a ser David Villa. Nada nuevo, «Guaje»... Porque a la Selección le sigue faltando profundidad para resolver antes sus partidos, para agitar en la coctelera de su dominio y control del juego y del balón muchísimo más poder realizador.

- Los debates y el «plan Guaje»

Así que tanto hablar del delantero centro, tanto lío con el alto riesgo que se ha asumido con las circunstancias de Costa, tanto debate abierto acerca de si es o no acertada la elección de Torres por delante de Llorente o Negredo, tanta polémica táctica cada vez que Del Bosque espanta a todos los arietes para colocar a Cesc de «falso 9», para que al final tenga que aparecer el Plan C, el «Plan Guaje».

- Convenció a los pesos pesados

A nadie le regalan nada en la vida y por algo el asturiano es el máximo goleador de la historia de la Selección, 58 tantos, casi nada al aparato. Su inclusión suscitó también un inevitable debate, pero Villa mantiene un idilio permanente con la Selección más allá de lesiones o momentos de forma, y también con Costa tras un año juntos y no revueltos en el Atlético. Villa supo adoptar un rol secundario y casi de asistente de Costa en el campeón de Liga, amén de anotar 15 goles. Y fue clave para empezar a convencer a los pesos pesados del vestuario de España de acoger en armonía al díscolo hispano-brasileño (ahora Ramos es el «cicerone» de Costa, lo que son las cosas). Y ya advertí en su día que Del Bosque manejaba tres planes de ataque: el ariete clásico (Costa o Torres), el «9» mentiroso (Cesc e incluso un Silva en estado de gracia), y la conexión Costa-Villa para desatascar entuertos. No diga gol, diga Villa.

@jdamiann