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Rosell espió a Roures

Jaume Roures
Jaume Roureslarazon

El directivo de Mediapro denuncia que el ex mandatario azulgrana le tuvo «pinchado» el correo entre 2009, cuando todavía no era presidente del Barça, y 2011, cuando llevaba un año en el cargo

El Barcelona gana títulos y marca goles al mismo ritmo que se le acumulan los problemas en los juzgados, de forma directa o indirecta. A todo lo relacionado con el «caso Neymar» y su fichaje, más los asuntos de Messi o Mascherano con el fisco –este último ya resuelto y el del «10» todavía pendiente de juicio–, se ha unido la denuncia hecha pública ayer por Jaume Roures, directivo y uno de los fundadores de Mediapro. Roures denunció a Sandro Rosell de haberle espiado los correos electrónicos entre 2009 y octubre de 2011. Los hechos, por tanto, habrían comenzado cuando Rosell todavía no era presidente del Barcelona, ya que accedió al puesto en julio de 2010, y continuaron durante la primera parte de su mandato en el club azulgrana, que también ha sido denunciado. Los otros nombres supuestamente implicados son Joan Carles Raventós, director general de secciones del Barça, Robert Cama, ex responsable del departamento informático de Mediapro y actualmente trabajador del Barcelona, Bonus Sport Marketing y Socktel Servicios Informáticos, protagonistas todos ellos de una trama digna de película.

Según Mediapro, Cama estuvo accediendo de forma deliberada a los correos que mandaba y recibía Jaume Roures, remitiéndoselos a Raventós y Rosell, que le pagaba primero mediante Bonus Sport Marketing y después directamente a través del Barcelona. Cama los facturaba a través de Socktel Servicios Informáticos. «Fueron cientos de e-mails relacionados con la guerra del fútbol, nuestras negociaciones con una cervecera o una tabacalera, los contratos de renovación de Pep Guardiola o Tito Vilanova sobre los que nosotros asesorábamos, correos de Banc Sabadell, el bufete de abogados Garrigues, de Joan Laporta (ex presidente de la entidad azulgrana), Ferran Soriano y Marc Ingla (ex vicepresidentes del club con Laporta) o Andreu Buenafuente», explicó Roures, a quien el propio Rosell le dio la pista para saber que algo estaba pasando: «Además de ser un miserable, (Rosell) es un bocazas, e iba presumiendo por ahí de saber cosas que sólo podíamos saber nosotros». Eso dio lugar a una auditoría en la que descubrieron «que en el ordenador de Cama había instalados tres servidores de empresas externas, una de ellas de Rosell, más de 10.000 títulos de películas pornográficas, con las que suponemos que hacía algún tipo de negocio, y también que se llevaba material informático de Mediapro para revenderlo a terceros». Según Roures, acudió a pedir explicaciones a Rosell y éste le confirmó que sí le llegaban los correos, pero que los borraba. «Me dijo que lo arreglaríamos a la catalana. Y yo puedo ser catalán, pero no gilipollas», añadió Roures. Entonces, despidieron a Cama. «Y el Barça lo contrató para llevar su departamento informático por 100.000 euros anuales», continúa con la explicación.

«Rosell espiaba a todos en el club: al entrenador, a los empleados, al director general, al presidente. Pep Guardiola lo sabía, es uno de los primeros a los que se lo expliqué porque vivía en aquella casa y era bueno que supiera dónde estaba. No tengo por qué pensar que esto tuviera que ver con su salida del Barça, pero lo sabía», prosiguió Roures, que, por este motivo, considera que el club es víctima porque en un primer momento, en el que el presidente era Joan Laporta, estaba siendo espiado; pero también coautor, cuando Rosell accede al cargo y además hace el contrato a Cama. De refilón, el asunto también toca al actual máximo mandatario, ya que Roures aseguró que tanto Bartomeu como Javier Faus, ex vicepresidente económico del club, le habían admitido que conocían los hechos, aunque no sabe si formaban parte de esta supuesta trama.

Una de las preguntas está clara. ¿Por qué esperar cuatro años y medio para denunciar? Desde Mediapro aseguran que querían aguantar hasta que acabara la denominada guerra del fútbol por los derechos de televisión para no tener tantos frentes abiertos.

En la querella se acusa de delito contra la intimidad y de espionaje industrial. Los discos duros desde los que presuntamente se cometieron las infracciones están ya en posesión del juez.