Barcelona- Entre los casi 99.000 espectadores que ayer se acercaron hasta el Camp Nou, hubo uno muy especial. Tito Vilanova decidió presenciar el Clásico en directo y optó por hacerlo en un palco privado, lejos de los focos. Nunca le gustó al ex técnico del Barça el protagonismo. En pleno proceso de tratamiento de su grave enfermedad, Vilanova no pierde detalle de todo lo que sucede en el Barça y la visita del Madrid se antoja como una de las citas más importantes del año. Tito se emocionó en los prolegómenos del encuentro, justo cuando ambos equipos saltaban al terreno de juego. Se dibujó en las gradas un mosaico con un lema muy especial: «Força Tito!». Un pequeño homenaje que había decidido rendirle el club y que le llegó al corazón. «Espectacular, grande Barça», agradecía su hijo Adrià, que milita en las categorías inferiores del club, a través de Twitter.

Pero la presencia del técnico pasó a segundo plano ante las polémicas decisiones de Undiano, que desataron la ira de la expedición madridista. «El que toma las decisiones es el árbitro, aunque nosotros pensemos que sean otras», se lamentaba Emilio Butragueño en la zona noble del Camp Nou. El equipo de Ancelotti se ejercitará mañana en Valdebebas pensando ya en la visita del Sevilla al Santiago Bernabéu del próximo miércoles, aunque le costará pasar página de lo sucedido en Barcelona. «Me voy con sabor amargo», zanjó Jesé. La plantilla del Barça volverá hoy mismo al trabajo. En su caso, debe rendir visita al Celta el martes antes de afrontar el derbi barcelonés ante el Espanyol, que se disputa el próximo viernes.