Torneos de Golf
Patrick Reed toma el mando en la resurrección de Rahm
Día de hecatombe y decadencia para muchos de los favoritos. A la previsible eliminación de Sergio García le han seguido malas actuaciones de Noren, Willet, Pieters, Mickelson, Poulter o de Cabrera Bello, que han apretado más la tabla y han dejado claro que Augusta, el viernes, se ponía exigente
Altibajos por doquier en Augusta, montaña rusa de sensaciones que dejaba a algunos con cara de optimismo (Stenson, McIlroy, Spieth o Johnson) y a otros muy tocados (Sergio García y Olazábal eliminados, Fleetwood sin poder bajar del par, Rafa, Tiger...).
Día de verdadero movimiento pero sobre todo de perjudicados, puesto que el campo se hizo muy cuesta arriba para muchos y no dio lo más mínimo a nadie. Esto es Augusta y quien quiera ganar ya sabe que tiene que pelearlo.
Empezando por la parte alta, ahora lidera Patrick Reed, autor de 66 golpes, el registro más bajo del día y acumulando birdies en series de tres hasta los nueve que consiguió por tan solo tres bogeys, y con dos de ventaja sobre Marc Leishman (se anotaba un eagle en el 15).
Los favoritos ya están más que colocados, y vemos a Henrik Stenson (70) en tercer lugar, en cuarto, empatados, Rory McIlroy (71) y Jordan Spieth (74), en sexto, Dustin Johnson (68, el ogro ha llegado) y Justin Thomas (67) y en octava posición Rickie Fowler (72), Justin Rose (70) y Bubba Watson (69).
Entre ellos habrá pelea y de eso podría beneficiarse Jon Rahm, a quien ya se atisba en lontananza tras una magnífica ronda de 68 golpes que se basaba en una segunda mitad de vuelta espectacular (cuatro birdies), y que sumaba al eagle y a los dos bogeys de los primeros nueve. Esta vez sus golpes iban bien dirigidos y se quedaban en los greenes y ahí, solo tenía que empujarla una vez más con la línea bien trazada, algo que se le da muy bien y cuando está fino con el putter pocos hay con más solvencia; además, le funcionó la mente, que le calmó y centró en el juego, otra de sus grandes armas.
Todo lo contrario le ocurría a Rafa Cabrera Bello. El primer día empezaba mal pero terminaba con suficiencia y hasta brillantez, colocándose a pocos golpes del liderato. En esta ocasión sin embargo, empezaba muy bien (llegó a liderar el torneo con -5) pero terminaba pidiendo la hora.
Con -1 a mitad de recorrido, la cosa parecía más o menos hecha, pero en los segundos 9 hoyos, llegaban los problemas: un solo birdie por tres bogeys y un doble bogey, en el 11, su momento más doloroso, justo donde Rahm encontraba la inspiración, cosas del destino.
Y ello, unido a que en los pares 5 no estuvo todo lo incisivo que suele para recortar golpes y que en los greenes el putter tampoco fue de mucha ayuda, le hicieron terminar con 76 golpes y bajando hasta el puesto 23 (+1).
Por su parte, el punto negativo va para José María Olazábal, quien no lograba pasar el corte a pesar de la debacle de los de arriba y concluía con 76 (birdie, tres bogeys y doble bogey) y para Sergio García, antepenúltimo, y quien únicamente podía rebajar su fatídico inicio hasta los 78 golpes, totalmente insuficiente (dos birdies, seis bogeys y un doble bogey). Toda la inspiración de 2017 le ha abandonado este 2018 en los greenes y en todos los aspectos del juego. No ha podido sacar su carácter de campeón y se ha limitado a pasear de hoyo en hoyo sin poder jugársela mucho, pues no tenía margen como para arriesgar.
Lo mejor que puede llevarse es la ovación y el respeto del público y ahora solo le queda entregar, mañana domingo, la chaqueta verde a su sucesor. Veremos quién se merece más el premio o quién cree el Augusta National Golf Club que se lo ha trabajado más.
@golfcom / Golf Confidencial
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