Waterpolo

Messi marca en la piscina

Chalo Echenique, nacido en Rosario y que fue a Barcelona a practicar waterpolo, fue el máximo goleador de España y acabó expulsado en el triunfo (10-9) ante Estados Unidos

Ricard Alarcón Tevar celebra la victoria
Ricard Alarcón Tevar celebra la victorialarazon

Chalo Echenique, nacido en Rosario y que fue a Barcelona a practicar waterpolo, fue el máximo goleador de España y acabó expulsado en el triunfo (10-9) ante Estados Unidos

El nublado y bochornoso invierno de Río contempla un ajustado partido de waterpolo, un deporte duro por lo que se ve y por lo que no se ve: los golpes y arañazos debajo del agua. «España, España», se oye en la grada. Porque después de la dura pelea, España vence a Estados Unidos por un gol (10-9) y apenas queda un minuto. Se las apaña la Selección para que el tiempo pase. Victoria. Se multiplican los puños al aire y entre ellos, el de un hombre con una melena rizada espectacular, que no pudo participar al final porque había sido expulsado, aunque acabó como máximo goleador español, con tres tantos.

Es Gonzalo, «Chalo», Echenique. «Jode un poco acabar así, sin poder ayudar a los compañeros, pero lo importante, más allá de los goles o de la expulsión, es que este grupo sale adelante, da igual quién falte», explica con su acento argentino. Por si había dudas de dónde nació, el nombre del equipo de fútbol Newell’s recorre toda su espalda, de lado a lado, en la parte de las lumbares. Echenique nació en Rosario, como Messi, con quien tiene una historia paralela. «Bueno, bueno, a ver... Al final él es el mejor del mundo en su deporte y yo estoy lejos de eso, pero sí que soy de la misma ciudad, del mismo equipo de fútbol, los dos vinimos a Barcelona por primera vez jóvenes; bueno, yo era un poco más mayor que él, ya a los 19... Pero lo lindo es que a uno como argentino lo reconocen por el nombre de Messi, que es un gran deportista y una gran persona», admite el waterpolista, que acaba de fichar por el Pro Recco de Italia, uno de los mejores equipos del mundo.

Como Messi, Chalo también es zurdo, pero la vida le llevó por un deporte en el que no podía hacer carrera en Argentina. En el club al que pertenecía se practicaba bastante, él comenzó con la natación y a los 12 años probó con el waterpolo para quedarse. Creció, y su país natal se le quedó pequeño, por eso tuvo que emigrar. «Allí el waterpolo es «amateur» cien por cien. La gente lo hace por hobbie, alguno tiene que pagar para poder jugarlo. Hay una liga, se juega durante el año, pero el nivel es muy bajo y en la selección no se puede llegar muy lejos, sólo jugar un Panamericano, pero a unos Juegos o un Mundial no se llega», relata. El Panamericano lo ha llegado a ganar con la albiceleste, y la muestra es la medalla que tiene tatuada en un costado. La otra pintura que se ve en su piel es en un hombro, por sus hermanos: son doce. «Tengo dos más pequeños y nueve más grandes. La verdad es que el tema de la convivencia lo llevo bien. Convivir con doce jugadores más la verdad es que para mí es el día a día porque de pequeño lo he tenido que hacer», desvela. Después del encuentro saludó a unos amigos en las gradas. «Están por acá dando vueltas. Luego, la semana que viene, vendrán varios hermanos y mi padre», afirma.

El triunfo hace sonreír a España tras un estreno polémico ante Italia. Perdieron (8-9) pese a que lo tuvieron a tiro. «Creo que los arbitrajes nos están perjudicando bastante. Necesitábamos ganar a Estados Unidos. El vestuario estaba roto el primer día, pero esto es la competición, hay que recuperarse lo más rápido posible. El partido de hoy también es pasado; ahora, Croacia», cuenta el rosarino. Por qué no, la Selección se pone metas altas, por mucho que en las últimas grandes citas se haya quedado a un paso de la lucha por las medallas después de que la generación de oro, los Estiarte y compañía, lo ganasen todo. «Hemos demostrado que tenemos equipo para jugar de igual a igual a cualquiera. Estamos cerca y yo creo que estamos entrenando mucho para poder dar ese salto. Falta un poco no sé de qué y estamos entrenando para eso», concluye Chalo antes de marcharse, melena al viento.