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Lydia Valentín recibe la plata de los JJ OO de Pekín con 10 años de retraso
Lydia Valentín muestra orgullosa la plata que logró en los Juegos de Pekín 2008 y que le han entregado ahora. Relucen (ella y la medalla). «Es nueva», dice la haltera.
Lydia Valentín muestra orgullosa la plata que logró en los Juegos de Pekín 2008 y que le han entregado ahora. Relucen (ella y la medalla). «Es nueva», dice la haltera. «No la quiero manoseada ni mordida por la otra persona, a ver si se me va a pegar algo», continúa Lydia. Casi diez años han tenido que pasar para que la española reciba el premio que realmente se ganó compitiendo. Su puesto aquel 15 de agosto de 2008 fue el quinto, pero los reanálisis de los controles de varias de sus rivales tiempo después dieron positivo, mostraron que se habían dopado, y fue corriendo posiciones hasta terminar segunda. Lo mismo le pasó cuatro años después, en Londres 2012, pero esta vez hicieron trampa todas las que le ganaron. Fue, pues, campeona olímpica en la capital británica, aunque todavía tendrá que esperar para que le den ese oro, en un acto que será similar al que le han hecho en la sede del Comité Olímpico Español (COE). «Me quitaron el momento del podio, pero viendo lo positivo, si me la hubieran dado en Pekín tampoco hubiera tenido un acto tan bonito como éste», afirmó la deportista. Aparte de Alejandro Blanco, presidente del COE, a la ceremonia de entrega acudieron entre otras personalidades el ministro Íñigo Méndez de Vigo, el secretario de Estado, José Ramón Lete, o los miembros españoles del Comité Olímpico Internacional, Patxi Perurena y Marisol Casado. Ésta última fue la encargada de colgar la medalla en el cuello de Lydia.
Aparte, aunque no en persona, muchos otros colegas deportistas de Lydia «estuvieron» en un vídeo que prepararon a la leonesa. «Por fin se ha hecho justicia», decía en él Saúl Craviotto, ganador de cuatro medallas olímpicas. «Te lo mereces», opinaban el también piragüista Javier Hernanz y el marchador campeón del mundo Miguel Ángel López. «Más vale tarde que nunca», fueron las palabras de la nadadora Duane da Rocha. «Todos sabíamos que era tuya», aseguraba la taekwondista Eva Calvo, plata en Río 2016. «Te mereces ésa y más», subrayaba Marcus Cooper, flamante campeón en Río. «Por fin», le decía la eterna Ruth Beitia, otro oro en Brasil, como el de Maialen Chourraut, que gritaba: «Aúpa Lydia. Bravo». Para Mireia Belmonte es un metal «más que merecido», y Cristian Toro, compañero de Craviotto en la piragua campeona olímpica hace año y medio, le decía que era «parte de la historia del deporte de España». Mensajes parecidos le dedicaron el lanzador de peso Borja Vivas o la ex waterpolista Jennifer Pareja. Lydia Valentín no pudo reprimir las lágrimas en ese momento.
-¿Qué siente?
-Que por fin la tengo conmigo.
Así habló ya más tranquila, después del acto en el que Alejandro Blanco la puso como ejemplo de «deporte limpio» y Méndez de Vigo dijo que aunque ha tardado «al final los buenos ganan y los malos pierden». En el discurso oficial Lydia dio las gracias a sus entrenadores, médicos y fisios; a sus compañeros y a su familia, claro, «el pilar». Y más tarde reiteró su felicidad.
-¿El daño es irreparable?
-No. Estoy feliz porque la tengo conmigo. Yo puedo dormir tranquila cada noche porque sé que lo he hecho bien. Ellas [las dopadas] para mí no son deportistas y deben tener la conciencia muy dañada. Ya puedo juntar esta medalla con la de Río [bronce] y espero que este año pueda tener el oro de Londres también.
Aparte de la medalla, Lydia Valentín va a recibir parte del dinero que perdió al no haberle dado la medalla en su momento. Para empezar, la plata son 48.000 euros, y también hay una cantidad en becas. La junta directica del programa ADO (ayuda al deporte olímpico) está decidiendo cómo y cuánto dinero devolver. «Sólo quiero lo mismo que otra persona que hubiera ganado la medalla. Lo importante es la plata, es feo hablar de euros en un día así, pero confío en mi país y en que me den lo que a otros campeones», reflexionó Lydia Valentín.
Al lanzador de peso Manolo Martínez también le dieron una medalla en circunstancias parecidas a las de Lydia: le entregaron en 2013 el bronce que ganó en Atenas 2004. «Recibí la medalla y punto», afirmó a LA RAZÓN hace unos meses. Calcula que dejó de ganar, por lo bajo, unos 200.000 euros, y ahora quiere que también se haga justicia con él.
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