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La «fórmula Iniesta»

En lugar de rotarlo de un partido a otro, Valverde lo pone de titular y lo sustituye en el segundo tiempo. Sólo ha jugado un duelo completo.

Iniesta controla una pelota ante Deulofeu en uno de los entrenamientos de esta semana
Iniesta controla una pelota ante Deulofeu en uno de los entrenamientos de esta semanalarazon

En lugar de rotarlo de un partido a otro, Valverde lo pone de titular y lo sustituye en el segundo tiempo. Sólo ha jugado un duelo completo.

Andrés Iniesta no necesita los goles para explicar su fútbol. Ayer se cumplieron quince años desde su debut en la Liga, en un partido que el Barça ganó 0-4 en Mallorca. En 425 partidos disputados, «sólo» ha marcado 35 tantos. Los «¡ooohhh!» del público cada vez que el ahora capitán hace un control o un regate, cuando da un pase, resumen mejor su manera de practicar este deporte. La última vez que el estadio soltó la onomatopeya de asombro fue el pasado sábado contra el Deportivo. Un taconazo suyo, cuando estaba rodeado de rivales, dio continuidad a una jugada que terminó siendo uno de los mejores goles colectivos en lo que va de temporada. Era el minuto 46, el 3-0. Misión cumplida, partido en el bote e Iniesta, a descansar apenas un instante después. Acababa de superar unas molestias y no era cuestión de forzarlo. Aunque hubiera estado completamente sano, seguramente tampoco habría acabado el encuentro.

Es la fórmula que ha buscado Valverde para dosificar a un futbolista que ya tiene 33 años. El año pasado, Luis Enrique optaba por rotarlo de un encuentro a otro, aunque siempre lo ponía en los duelos clave. El nuevo técnico del Barcelona apuesta por el «8» de titular, aunque no lo exprime los 90 minutos. Iniesta ha jugado esta temporada 13 partidos de Liga, cuatro en la Champions y uno en la Supercopa de España. En todos menos en uno ha formado parte del once inicial, y únicamente en una ocasión ha exprimido todo el encuentro. Lo normal es que sea sustituido, vaya como vaya el marcador, al rato de comenzar la segunda parte. Sólo una de sus sustituciones ha sido tardía (minuto 88 en la jornada 2 ante el Alavés). Las demás, siempre antes del 80 y casi siempre entre el 50 y el 65. Con ese método y siendo respetado por las lesiones, se ha vuelto a ver una de las mejores versiones del canterano después de un curso pasado muy complicado. De dolencia en dolencia no tuvo continuidad y en partidos como el 4-0 sufrido en París, al que llegó muy justo, le pasaron por encima físicamente. Tampoco terminaba de cerrar su renovación y todo eran especulaciones sobre una posible salida. Ahora está fresco, brilla otra vez y ha firmado un contrato de por vida con el club en el que él decide cada campaña si continúa o no. Siempre ha dicho que nunca sería un estorbo para una entidad a la que llegó cuando tenía 12 años.

La paradoja de Iniesta y los goles es que pese a que marca pocos, será recordado por alguno de ellos. Está el de la final del Mundial con la Selección, el de Stamford Bridge o el golazo por la escuadra que redondeó el 0-4 en el Bernabéu en 2015. El estadio del Real Madrid se le da bien. Ha anotado más tantos a otros equipos: cuatro al Málaga (todos en casa) y tres al Racing de Santander (dos en casa y uno fuera), pero excepto en el Camp Nou, el Bernabéu es el único campo en el que ha repetido en Liga como goleador. Sus dos dianas ligueras al Madrid fueron allí, y siempre que marcó ganó el Barça. Además, también superó a Casillas en un partido de la Supercopa de España, pero esta vez como local. Alguna vez ha admitido que visitar Chamartín le ponía «como una moto», saltándose el tono discreto que suele ofrecer en sus comparecencias, pero en esta ocasión pide calma: «Intentaremos dar un paso más en nuestro objetivo de poder ganar la Liga, hacer un buen trabajo, dominar el partido y ser eficaces», afirmó ayer en los medios del club. Recuerda que el segundo clasificado ahora es el Atlético. Será el clásico número 37 que dispute.