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Las mayores rivalidades en la historia del tenis

Con motivo del estreno, hace una semana, de la película Borg vs McEnroe, aquí va un repaso a los enfrentamientos más grandes de este deporte: Nadal-Federer, Navratilova-Evert...

Las mayores rivalidades en la historia del tenis
Las mayores rivalidades en la historia del tenislarazon

Con motivo del estreno, hace una semana, de la película Borg vs McEnroe, aquí va un repaso a los enfrentamientos más grandes de este deporte: Nadal-Federer, Navratilova-Evert...

El director danés Janus Metz Pedersen recupera para la gran pantalla el durante mucho tiempo considerado Partido del Siglo en tenis, la final de Wimbledon de 1980 entre el sueco Bjorn Borg (interpretado por Sverrir Gudnason) y el norteamericano John McEnroe (Shia LaBeouf). Después, en el mismo escenario pero en 2008 Nadal y Federer disputaron un duelo al que muchos, entre ellos el propio McEnroe, definieron como el mejor partido de la historia de este deporte. Esas dos finales representan dos de las más grandes rivalidades en la historia de la raqueta. Aquí va un repaso por ellas y por algunas otras, con permiso de los Edberg-Becker, Laver-Emerson...

Borg-McEnroe (duelos directos, 7-7)

«Borg vs McEnroe» es una película deportiva, y mucho más. Una narración de las horas anteriores a la final de Wimbledon de 1980, con «flashbacks» en los que se recupera la niñez de ambos tenistas y su evolución. En ella se ven los miedos de los dos jugadores, que debajo del hombre de hielo que era Borg había fuego y que McEnroe era mucho más que un personaje histriónico. Borg, que era el número uno, se llevó esa final que tuvo uno de los «tie breaks» más emocionantes de la historia (16-14 para McEnroe, salvando cinco bolas de partido). Después, durante su carrera, disputarían el choque definitivo en otros tres «Grand Slams» (US Open en 1980 y 1981 y Wimbledon 1981), y todos los ganó McEnroe. Su rivalidad era perfecta: zurdo contra diestro, jugador de fondo contra voleador... Pese a todo, cuajaron una gran amistad y cuando Borg anunció que se retiraba con sólo 26 años, el que había sido su gran oponente lo llamó para que lo reconsiderara.

Nadal-Federer (23-15)

Esta rivalidad sigue abierta. Nadal y Federer han protagonizado algunos de los mejores momentos de la historia del deporte. El estiloso y académico juego del suizo encontró oposición en el hambre y el físico de Nadal, como se vio desde el primer duelo entre ambos, en la pista dura de Miami, en 2004, que ganó el español, pese a que no tenía ni 18 años. Catorce temporadas después ahí siguen, y cada uno ha hecho que el otro progrese. Federer tuvo que mejorar su revés para intentar hacer frente a la derecha con efecto única de Nadal, y en los últimos duelos ha recortado terreno en los cara a cara, que están muy a favor del manacorense; y Nadal ha ampliado su catálogo tenístico para convertirse en un jugador total, una bestia en todos los sentidos. El español ha ganado al suizo cinco finales de Grand Slam: tres en Roland Garros, una en Wimbledon, en cinco sets, tras 4 horas 40 minutos de juego en un duelo que acabó casi sin luz y que se interrumpió varias veces por la lluvia, y una en el Abierto de Australia. Federer ha podido con Rafa en tres duelos por un «grande»: dos en Wimbledon y una en Australia, en 2017. Tienen una buena relación y la imagen de Nadal subido en la espalda de Federer en el experimento de la pasada Copa Laver dio la vuelta al mundo. Pelean por ser los jugadores que más títulos de Grand Slam han ganado: Federer, 37 años en agosto, suma 20; Nadal, 32 en apenas una semana, ha levantado 16.

Nadal-Djokovic (25-26)

El duelo más repetido en la historia del tenis, hasta 51 veces, es el Nadal-Djokovic. La primera vez que Toni Nadal, tío y mentor de Rafa, vio jugar al serbio, le dijo a su sobrino: «Tenemos un problema». Y el tiempo le ha dado la razón. El jugador con mucha calidad pero alocado y frágil de cabeza que era Nole en sus primeros años, logró serenarse para convertirse en una máquina física, mental y tenística. Ha variado mucho la tendencia de los duelos entre ambos. Hay una primera parte en la que el español era el claro dominador, pero su rival, de los pocos capaz de aguantar el intercambio desde el fondo con Nadal, lo igualó. En finales de Grand Slams, hay 4 triunfos de Nadal (2 en el Abierto de Estados Unidos y 2 en Roland Garros) por tres del serbio (1 Wimbledon, 1 en el Abierto de Estados Unidos y 1 en el Abierto de Australia), que está peleando por recuperar su nivel después de un último año con problemas de lesiones y de motivación.

Navratilova-Evert (43-37)

Y del partido más repetido en el circuito masculino, al más repetido en el femenino Navratilova y Chris Evert son otro ejemplo de jugadoras antagonistas que, pese a los 16 años de peleas en la pista, supieron mantener su amistad. Incluso llegaron a jugar dobles y ganaron dos títulos «grandes» juntas, pero Evert pensaba que Navratilova utilizaba esos partidos para sacarle los puntos débiles y dejaron de jugar juntas, pero no se agrietó su relación. Eran distintas tanto en la pista como fuera: Evert era la famosa y dulce y Navratilova. La tenista irascible y más fría, sobre todo en la primera época, por su origen de Europa del este (era checa, pero se fue a Estados Unidos y se nacionalizó). Evert jugaba desde el fondo y lo devolvía todo y Navratilova iba al ataque, a volear. De sus 80 partidos, más de 70 fueron finales, 14 de ellas de Grand Slam (10 triunfos para Navratilova y 4 para Evert).

Steffi Graf-Monica Seles (10-5)

El relevo de Navratilova y Evert lo cogieron Steffi Graf y Monica Seles, una rivalidad que podía haber sido todavía mayor. Graf, dominadora del circuito, elegante en su juego, encontró un hueso en una joven tenista zurda que golpeaba a dos manos tanto con la derecha como con el revés. Hasta 1993 se habían enfrentado 11 veces, con seis triunfos para la alemana y 5 para la estadounidense, tres de ellos en finales de Grand Slam. Pero ese año tuvo lugar un lamentable incidente, quizá el peor que se recuerda este deporte, pues Seles fue apuñalada en el omoplato por un aficionado cuando se enfrentaba a Graf en Hamburgo. Eso marcaría la carrera de la estadounidense, que volvería a jugar, aunque no fuera lo mismo, y en 1996 logró el que fue su décimo y último Grand Slam, en Australia.

Agassi-Sampras (14-20)

A finales de los 90 y principios del nuevo siglo, el partido estrella en las pistas de tenis era el Agassi-Sampras, sobre todo cuando el primero tuvo una segunda juventud. Siempre rebelde, Agassi fue durante mucho tiempo el chico malo del circuito, con miles de anécdotas (jugó con una peluca, le taparon un positivo por cristal, como reconoce en su biografía...), pero rondando la treintena y después de superarla, «regresó» para vivir algunos duelos memorables con su compatriota. Incluso fue número uno del mundo. Sampras era el hombre de las pistas rápidas, el sacador, el jugador de los 14 «Grand Slams», récord hasta la llegada de Federer y Nadal; y Agassi era el jugador completo, capaz de ganar al menos una vez los cuatro «grandes».

Las Williams (17 triunfos para Serena-12 para Venus)

Nunca dos hermanas tuvieron un dominio semejante en el circuito, tanto por separado como juntas, en el dobles. Empezaron a jugar a finales del siglo pasado, pero hoy en día siguen siendo temibles. Venus fue la que destacó más al principio, pero Serena le pasó por la derecha hasta alcanzar el récord absoluto de 23 títulos de Grand Slam. Federer ha dicho recientemente que la menor de las Williams es la mejor tenista de la historia. Al principio se decía que era el papá de las hermanas quien decidía quién ganaba cuando se enfrentaban entre ellas, pero es una leyenda urbana.