Vóley Playa
Lili Fernández: “Perder a mi madre fue duro, pero a veces la siento, no me preguntes cómo”
Disputará sus cuartos Juegos en vóley playa tras un ciclo olímpico en el que cambió de pareja (ahora es Paula Soria), fue madre por segunda vez y, un mes después, perdió a la suya por un cáncer
Lili Fernández (Alicante, 1987) disputará sus cuartos Juegos Olímpicos en vóley playa después de dar un acelerón con Paula Soria en las últimas competiciones y lograr la clasificación. “A principios de año éramos ocho equipos con opciones, por tanto el porcentaje era menos de un 15 por ciento por equipo. Era muy difícil”, admite. Pero lo ha conseguido después de un ciclo olímpico en el que ha vuelto a ser madre, mientras que por otro lado ha perdido a la suya, y en la que ha cambiado de pareja. Tuvieron un gran debut en París, derrotando a las italianas Menegatti y Gottardi por 24-22, 9-21 y 16-14.
¿Cómo empieza a formar pareja con Paula Soria?
El día que anuncio que estoy embaraza de Oliver [su segundo hijo], me llama Paula y me dice: “Lili, yo te llamaba para ver si querías jugar conmigo y jugar juntas, pero nada, felicidades por el embarazo”. Empezó un poco así. Yo le respondí que no había problema, pero que tenía que esperarme. A ella no le importó, quería jugar conmigo sí o sí y eso ha sido una suerte. Me esperó, estuvo compitiendo con otra compañera ese año, y con el objetivo de que quería jugar conmigo para intentar pelear por unos Juegos, sabiendo que estaba casi todo en contra: sólo teníamos un año y medio, cambio de entrenador, de compañera, yo venía de mi segunda maternidad, que me costó más recuperarme...
¿Cómo es cambiar de pareja tras muchos años con Elsa Baquerizo?
14 o 15 años... Pensé que lo iba a llevar peor. Elsa no era sólo mi compañera, era mi amiga, la hermana que nunca he tenido... Es, de hecho, a día de hoy. Sigo hablando con ella, se alegra por nosotras. Es alguien muy importante en mi vida. A Paula la conocía de Alicante, ella también había estado en Tenerife... Quiero decir que no empezábamos de cero. Es verdad que nunca habíamos jugado juntas, pero esa etapa de no atreverte a decir las cosas o a proponer estaba más que superada. Desde el principio las dos lo dejamos claro, somos muy competitivas y sabíamos que lo íbamos a dar todo dentro del campo, pese a los hándicaps.
Elsa lo dejó tras Tokio, ¿tenías claro tú que querías intentar ir a París?
Mi idea inicial era volver y disfrutar en el campo. El año de Tokio cuando se retrasó con la pandemia competimos muy mal, acabamos novenas en los Juegos, pero con un juego irregular, no disfrutábamos en el campo, era más sufrir que otra cosa. A mi madre le diagnosticaron un cáncer, yo a nivel mental no estaba bien, ella acabó falleciendo al mes de nacer Oliver... Era como un palo detrás de otro y lo llevé muy mal. Quería volver para retirarme feliz, pero nos fuimos agarrando, mejorando y creyendo. El plan era: nosotras dejarlo todo y a ver dónde llegamos. Hemos tenido la suerte de nuestro lado y estamos en París.
¿Solían y suelen viajar sus hijos con usted?
Saúl, que es el mayor, sí viajó un poco más conmigo, porque estaba en la guardería. Ahora, con la llegada de Oliver es más difícil porque Saúl ya está en el cole, no puede saltarse tantas clases. Han hecho algún viaje, en octubre al Mundial, pero como algo excepcional. Es mi marido el que se queda en casa con los dos, compaginando con su trabajo como fisio, como profe de Universidad, y haciendo malabares.
"Dejé un banco de leche para cuando los niños no viajaban: iba con el extractor en el avión, en la habitación..."
¿Cuánto tardó en empezar a competir después del segundo embarazo?
Di a luz en mayo, empecé con las pesas en agosto y en la arena en noviembre de 2022. En marzo de 2023 ya estaba viajando, con apenas cuatro meses de entrenamiento.
¿Cómo hacía para dar de mamar a los niños si no viajaban?
Con los dos dejé un banco de leche en casa con un montón de sobres de leche congelada, y tenía que viajar con el extractor para seguir produciendo leche, porque claro, a él no lo tenía conmigo para darle el pecho y seguir produciendo, estaba con el extractor en la habitación, el avión, cuando me pillara... Es sacrificado, pero es por el bien de ellos.
¿Físicamente es difícil volver?
En la playa con los dos estuve entrenando hasta los 7 u 8 meses. Playa y gimnasio, obviamente más moderado, pero estuve activa. Después, cuando la movilidad era más reducida, ya hice más pilates, caminaba... El hecho de mantenerme activa casi todo el embarazo ayuda a la recuperación, pero no es lo mismo volver a hacer vida normal que volver al alto rendimiento. Al principio no saltaba, estaba lenta, torpe. Con Saúl no me costó tanto, pero con Oliver más, aunque es verdad que el cuerpo tiene memoria y te acabas acostumbrando y vas mejorando, pero ya tenía 36, no 30.
Está cada vez más extendido ser madre y deportista.
Cada vez se le da más visibilidad, es bueno para que se normalice. Es difícil, necesitas del apoyo de tu familia, de tu pareja y la viabilidad con su trabajo, y el apoyo económico, que es súper importante. Si no sabes si vas a contar con los patrocinios o el apoyo de tu federación, es muy difícil. En los dos embarazos el COE me apoyó, mi Federación me apoyó, y mis dos principales patrocinadores, UCAM y Proyecto FER. E Iberdrola, que le pilló el covid y el embarazo. Cuando se hace mal hay que decirlo, pero en mi caso se ha hecho bien o he tenido suerte. Sin ellos no podría haber sido madre no una, sino dos veces. Que te sigan apoyando el año que no estás compitiendo... Si trabajas en una empresa tienes la baja, pero yo soy autónoma. Es complicada la situación del deportista en ese sentido, o de la mujer deportista, porque a nivel institucional está más regulado, pero a nivel de patrocinio digamos que falta generalizarse un poco más y que esté más regulado.
Ha habido casos...
A algunas atletas les dicen: “Se acabó el ciclo y por contrato no nos interesa renovarte”. Te sueltan esa y tú: “Ya claro, no es por el embarazo”.
"En mis primeros Juegos salí llorando de la Villa porque no sabía si iba a volver"
¿Qué supone ir a sus cuartos Juegos?
Para mí era un sueño ir a unos. Siempre fui muy deportista: hice karate, atletismo, ballet, fútbol... Los primeros Juegos en Londres fue un sueño, una pasada estar en la Villa, compartir con otros atletas... Fue un regalo, un sueño hecho realidad. Inimaginable pensar que iba a llegar a los cuartos. Salí de la Villa en Londres llorando porque como atleta no sabes si lo vas a volver a conseguir, porque es muy difícil. En Río con Elsa estábamos más consolidadas y veías que ibas a llegar. Fueron los únicos esperados, porque Tokio después de mi primera maternidad, no sabía cómo iba a responder mi cuerpo, si iba a recuperarme, si iba a, yo qué sé, a lo mejor me recupero pero no rindo, o se complica el parto o la maternidad y no puedo viajar... Muchos factores que no puedo controlar. París han sido los más difíciles con la segunda maternidad, nueva pareja, sólo un año y medio, perdí a mi madre por el camino, que para mí mi madre... Gracias a ella sigo en el vóley playa, ella peleó por mí contra viento y marea.
¿Y eso?
En la carrera de un deportista a veces te planteas dejarlo, hay momentos duros que no salen las cosas, te cansas, te agobias....
Y también fue importante en que saliera de casa con 18 años para ir a Tenerife.
Ella me apoyó: ve a Tenerife, prueba y si no te gusta, siempre puedes volver, tu casa siempre va a estar aquí, no dejes de intentarlo. Ha sido ella. Siempre ha sido ella [Y en este momento de la entrevista se emociona y se le entrecorta la voz]. No tenerla ha sido un camino duro, pero a la vez ha habido muchos momentos en los que la he sentido de alguna manera, no me preguntes cómo.
La sede en París es con la Torre Eiffel de fondo. Menudo escenario.
Impresionante. Tokio fue sin público y unos Juegos sin público, para el deportista es jodido. Nosotros en el circuito mundial no jugamos delante de tanta gente, si consigues 6.000 u 8.000 es todo un logro. Me alegra mucho poder vivir esta última experiencia olímpica de esta manera.
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