Tenis
Los 'gruñidos' de los tenistas superan en decibelios a las motos
Los gruñidos producidos por algunos jugadores de tenis al golpear la pelota pueden superar los 100 decibelios, a la par que las motos o las motosierras, pero, aunque interfieren en la percepción del sonido de la raqueta al golpear la pelota, no dificulta el juego del contrincante, según una investigación de un equipo de psicólogos deportivos de la Universidad de Friedrich Schiller (JENA), en Alemania.
Este hábito ha sido una fuente de intenso debate entre los profesionales. Por ejemplo, Serena Williams ha dicho que no le molestan los oponentes que lo hacen, mientras la exnúmero uno del mundo Martina Navratilova se ha quejado de que el gruñido enmascara el sonido de la raqueta al golpear la pelota, lo que la hace más difícil de predecir la trayectoria de la pelota.
Para este estudio, el equipo de investigación realizó una serie de experimentos en los que a jugadores experimentados se les mostraron videoclips de peloteos de un partido de tenis profesional. Después de observar a los jugadores golpear la pelota, tuvieron que calcular la trayectoria de la pelota e indicar dónde aterrizaría.
Los resultados indican que el gruñido tiene un efecto, pero no el reclamado por Navratilova. No hubo evidencia de que los gruñidos causaran un efecto de distracción. A pesar de la supuesta irritación, el nivel de error de los participantes al predecir dónde aterrizaría la pelota fue el mismo, independientemente de la intensidad de los gruñidos. En cambio, se demostró que cuanto más ruidosos son los gruñidos, más lejos asumían los participantes que la pelota volaría.
Esta reacción se observó incluso cuando los ruidos solo podían escucharse después de que la raqueta había hecho contacto con la pelota, como es habitual en muchos partidos profesionales. "Suponemos que los jugadores dan cuenta de los beneficios fisiológicos que ofrece el gruñido", explica el doctor Florian Müller. Otros investigadores han demostrado que exhalar con fuerza el aire activa los músculos abdominales, proporcionando fuerza adicional que permite a los jugadores golpear más fuerte, haciendo que la pelota vuele más rápido. "Esto posiblemente explica por qué se puede observar un efecto como resultado de los gruñidos, pero la capacidad de anticipar la trayectoria de la pelota no se ve afectada", añade.
Por ello, según Müller y sus colegas, los resultados del estudio sugieren que la afirmación de Navratilova debe reconsiderarse. Para los psicólogos del deporte, también es una evidencia de que las impresiones sensoriales distintas de la vista también son importantes en el deporte, y que los científicos deberían analizarlas más en el futuro.
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