Mohamed Salah, la venganza del egipcio

Una lesión le impidió acabar la final contra el Madrid el año pasado. Ahora sólo pide acabar el partido.

«Espero poder jugar todo el partido esta vez», dice. Para Mohamed Salah la final del año pasado es algo más que el recuerdo de una derrota. Se marchó lesionado después de un forcejeo con Sergio Ramos y aquellas molestias en el hombro fueron un lastre para él y para Egipto en el Mundial. No pudo jugar el primer partido y su selección cayó en la primera fase. A Salah le ha costado volver a ser el mismo que la temporada pasada, aunque ha encontrado su mejor nivel en el último tramo de la temporada. Ha sido el máximo goleador de la Premier empatado con Mané y Aubameyang, aunque lejos de la marca que le permitió disputarle a Messi la Bota de Oro hasta el último momento el año pasado. Los 32 del curso pasado se han quedado en diez menos este año. Pero llega motivado para corregir todo lo que se le torció al final del curso pasado. Aspira a ganar su primer Liga de Campeones y a compensar a su país con el triunfo en la Copa de África que organiza este mes.

Los dos millones y medio que pagó el Basilea por él al Arab Contractors egipcio en 2012 se transformaron en 42 cuando el Liverpool lo fichó de la Roma en 2017. Pero todavía puede crecer. Cumple 27 años el 15 de junio y sus mejores temporadas aún deben de estar por llegar. La dosis de mala suerte ya la cumplió en las semifinales contra el Barça, cuando no pudo contribuir a la remontada. Salah está preparado para la revancha, que comienza en el Metropolitano.