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MotoGP

La nueva (y más feliz) vida de Álex Márquez en Ducati

Después de sufrir los últimos años con Honda, sube al podio (3º) en su segunda carrera con Ducati. Es su tercer cajón en MotoGP tras los dos que consiguió en 2020 con el Repsol Honda

Álex Márquez, en plena carrera del GP de Argentina Efe

La nueva vida de Álex Márquez es mucho más feliz, divertida y fácil, porque como él mismo asegura, tener una moto competitiva «hace que todo venga rodado». Esa moto competitiva se llama Ducati y le está permitiendo sonreír después de unos años complicados en el equipo satélite de Honda. Decidió salir en busca de algo distinto y encontró la oferta de la estructura de Fausto Gresini, fallecido por covid y al que su viuda, Nadia Padovani, tomó el relevo para llevar a la escudería a lo más alto en su memoria en lugar de lamentarse por su pérdida. Álex no se lo pensó, porque ir a Ducati ahora mismo es ir al lado bueno de MotoGP. Algo que nadie ejemplifica mejor que el propio Álex, que se ha subido al podio en su segundo fin de semana con los italianos y ha firmado unos días en Termas de Río Hondo para enmarcar. «Quinto en el Sprint, podio en la carrera larga (3º) y «pole» lo hubiera firmado antes de empezar. Es verdad que la segunda posición estaba ahí, pero no tenía nada que hacer cuando me pasó Zarco. Nos consolidamos y nos quedan cosas por cuadrar. Muy feliz y a seguir», confesaba en los micrófonos de DAZN, contento por lo que había hecho y al mismo tiempo convencido de que puede ir a más.

Es cuarto del Mundial, vive cómodo en el «top 5» y, sobre todo, se lo pasa bien, algo que no podía decir con la moto japonesa. En su aterrizaje en MotoGP, en el equipo Repsol Honda oficial, consiguió en 2020 dos segundos puestos, uno en mojado en Le Mans y otro en seco en Aragón, que, hasta ayer, eran sus únicas dos visitas al cajón en la categoría reina.

Se hizo con la «pole» el sábado aprovechando las condiciones mixtas de la pista argentina y desde ahí salió ayer para subirse al podio. Podía haber sido segundo, pero se lo negó un Zarco desatado en las últimas vueltas, y él tuvo la suficiente frialdad para no cebarse a su rueda ni intentar entrar en una pelea inútil que podría haberlo llevado al suelo. Ese «top 3» ya era suficiente para Álex, que tuvo el apoyo de su hermano desde la tele. Marc colgó una foto en Instagram en su casa en Madrid viendo la carrera y recuperándose de la fractura en la mano derecha.

«No me lo esperaba, sinceramente, confiaba en mí y sabía que podía ser rápido, pero ser tan sólido desde el principio no me lo esperaba. Me falta un pelín, todavía no llevo todo bajo control, pero estoy feliz con el equipo. Tener una moto competitiva ayuda a que todo venga rodado», seguía explicando en las cámaras de DAZN, donde desglosó las diferencias entre su moto actual y la anterior. «La Honda es una moto que en seco sabemos dónde está, pero en mojado da buen ‘‘feeling’’, es pequeña y ayuda. Con la Ducati en mojado me he sentido raro al principio, es más alta y cuesta más, pero luego el gran motor que tiene, con todo lo que ganas en las rectas, te hace la vida más fácil. Te da un tiempo extra gratis, como suelo yo decir», concluía uno de los hombres del fin de semana y que también tuvo ayer una lucha, como en el Sprint, con su jefe de filas. Bagnaia lo alcanzó a mitad de prueba y lo pasó para, en teoría, irse a por al menos esos veinte puntos del segundo puesto. Eran geniales como botín para Pecco, que cometió un error de juvenil, se quedó sin el liderato provisional y, de paso, le dio un poco de aire a sus rivales por el campeonato. Ese fallo deja todo un poco más apretado y concede tiempo a Marc y al resto de los que se supone que tienen que discutirle la corona. Por ejemplo Quartararo, que en una carrera de menos a más terminó séptimo y se rehabilitó un poco de este comienzo tan pálido. Todo lo contrario que Álex, que disfruta de su nueva vida.

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