Natación
Richard Oribe: «No me gusta lo de dar pena. Simplemente soy un deportista»
Richard Oribe / Nadador. Cuando nació, le dijeron a su familia que se iba a quedar vegetal. Sufría una parálisis cerebral. Ni ellos ni él se rindieron y a base de esfuerzo hace todo lo que parecía imposible. Se hizo nadador y ha ganado 66 medallas entre Mundiales, Europeos y Juegos Paralímpicos. Se acaba de estrenar un documental sobre su vida
Cuando nació, le dijeron a su familia que se iba a quedar vegetal. Sufría una parálisis cerebral. Ni ellos ni él se rindieron y a base de esfuerzo hace todo lo que parecía imposible.
Richard Oribe (22/2/1974, San Sebastián) pide un bolígrafo que le ayude a cambiar las pilas al aparato que le permite oír. «Un día, en una competición, me lo robaron», dice. Hablar y oír era algo que en principio no iba a poder hacer, cuando nació con una parálisis cerebral. Pero lo hace, y también anda y, sobre todo, nada. Es el nadador de su categoría con más medallas de la historia. Tras participar en seis Juegos Paralímpicos, de Barcelona 92 a Londres 2012, ha decidido retirarse. La película documental «Al otro lado de las medallas» se ha estrenado ya en San Sebastián y Barcelona, y él y su familia buscan medios para que también pueda verse, por ejemplo, en Madrid. Richard sonríe constantemente. Su hermana Patricia ayuda en la entrevista.
–Se ha retirado de la alta competición. ¿Le costó mucho tomar esa decisión?
–Desde septiembre he estado entrenando todos los días, trabajando para ir a los Juegos de Río, pero no estoy bien, mi marca es tres segundos más lenta, y no he conseguido las mínimas. Mi entrenador, que me entiende bien, me dijo que son muchos años yendo a los Paralímpicos. Además, me duele el hombro. Es la vida. Estuve en el campeonato de Europa en Portugal y había competidores mucho más jóvenes y me di cuenta de que no podía ir a Río. Pero fue emotivo. Me hicieron un homenaje, me firmaron una camiseta y mucha gente lloró.
–Y ahora, ¿qué?
–Me voy a seguir preparando para el Campeonato de España en verano y después me gustaría enseñar a los niños a nadar, sobre todo a los que tengan algún problema; enseñarles que no es llegar y lanzarse al agua, que hay que estirar con las gomas; a cómo respirar, a cómo colocar los hombros, y que lo importante es estar feliz... A mí me respetan y me encanta ayudarlos. Lo primero importante que tengo que hacer es ir al logopeda a mejorar.
–Ha ganado 66 medallas...
–Las tengo guardadas en una caja, menos las paralímpicas, y en un programa en el ordenador las tengo apuntadas todas y divididas por posiciones y campeonatos.
–¿Cuál es la más especial?
–El oro en 200 libres en los Juegos Olímpicos de Pekín fue la mejor, con récord del mundo. En Berlín también me gustó un Campeonato de Europa en el que nadé siete pruebas en lugar de tres.
– Como hace Mireia Belmonte...
–Sí. Estoy muchas veces con ellas en el CAR de Sierra Nevada y hablamos mucho. A los dos nos dolían los hombros. Me regaló un gorro suyo y yo le regalé uno mío.
–¿Qué le ha dado el deporte en todos estos años?
–Nadar me lo ha dado todo: estar con gente, poder viajar... En el agua estoy muy a gusto, para mí es más fácil estar dentro del agua que fuera. Fuera me muevo con una bicicleta de tres ruedas. No puedo andar mucho porque me canso. Una pierna está bien y otra mal, lo mismo que las manos (la zona izquierda le tiembla y lo demuestra apoyándolas). Cuando estoy nervioso y me tiemblan las dos piernas, tapo el pie izquierdo con el derecho. Pero de la cabeza estoy genial.
–Los atletas paralímpicos suelen decir que odian dar pena...
–Me incomoda que la gente esté encima constantemente, pendiente de mí. No quiero dar imagen de fragilidad, sé cómo tengo que actuar, si tengo que ir por aquí o por allá, y cómo tengo que hablar con la gente. No me gusta lo de dar pena. Me gusta que me consideren simplemente como un deportista.
–¿Está contento con la película que han hecho de su vida?
–Fue mucha gente a ver el estreno, estaba muy lleno. Me gustó mucho la experiencia. Iñigo Asensio (el director) me decía: «¿Estás cansado de la película?». Y yo contestaba: «¡No!». Aunque tenía que repetir algunas escenas una y otra vez. A mí me encantó.
–¿Cree que tiene más mérito que otros deportistas?
–No, no. Para mí es como un trabajo, empecé en los Juegos de Barcelona 92, en los que, como no oía, tenía problemas para salir a tiempo. Después pusieron una luz que avisa. Fui poco a poco, entrenando todos los días y para mí ya era fácil ganar el Campeonato de España. En el de Europa o del Mundo ya hay mucha más gente.
–¿Qué es de lo que más orgulloso se siente?
–Lo que más me gusta es la alegría de la gente del público cuando me cuelgan las medallas. Todos aplauden y lloran. Las medallas que consigo son para ellos. Y me emociona cuando llego del aeropuerto y me están esperando con pancartas.
El lector
«Me gusta leer el periódico, los deportes y la sección de Cultura, aunque hay algunas palabras que no entiendo y me cuesta, pero estoy trabajando con el logopeda para aprenderlas. También lo miro por internet y uso las redes sociales».
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