Tenis
Nadal quiere, pero ahora no puede: cae ante Djokovic y queda fuera del torneo individual de los Juegos de París
Djokovic gana fácil a Rafa (6-1 y 6-4) pese a la resistencia final. Al balear le queda el dobles con Alcaraz. Todavía no habla de su futuro: "Estoy haciendo todo lo que puedo para ser competitivo. Si luego no tengo ganas de jugar lo comunicaré", dice
La lógica se impuso en los Juegos de París. Lógica invertida, en esta ocasión, porque en un partido de Rafa Nadal en la pista Philippe Chatrier, la central de Roland Garros, sede esta vez de la cita olímpica, el español era el favorito casi en cualquier circunstancia. Pero para este duelo con Djokovic nadie lo veía de esa manera porque el mito de la tierra parisina lleva un par de temporadas sin tener continuidad y en las últimas semanas la ha tenido quizá en exceso en Bastad. Lo que antes era pan comido, se ha convertido en una dificultad: casi cada partido de Rafa en el torneo sueco, donde hizo la preparación olímpica, fue un sufrimiento, demasiado desgaste, y lo mismo se repitió en su estreno en los Juegos ante Fucsovics. En realidad, casi cada partido en 2024 ha sido agónico. Eso, en el fondo, humaniza al zurdo. Algo similar a lo que sucedió con Usain Bolt, derrotado en la penúltima carrera de su vida y lesionado en la última, en el Mundial de Londres de 2017, para demostrar que pese a sus proezas, era humano. El atleta, como el tenista, no vencían por genética ni por ciencia infusa, lo hacían por talento, entrenamiento y preparación.
También tiene algo de romántico que el verdugo haya sido Novak Djokovic (6-1 y 6-4), el hombre que peor se lo ha hecho pasar (un poco) en esas pistas en las que Rafa básicamente ha destrozado a todos. Sus números ahí son de 113 victorias y cinco derrotas. El único que ha logrado superar al español más de una vez ha sido Nole (tres; las otras, Soderling y Zverev), aunque los cara a cara reflejan un claro 8-3 para el manacorense.
Era sólo la segunda ronda porque la inactividad de Nadal le ha hundido en el ranking, pero el ambiente se parecía al de una final. En la entrada a las instalaciones, había una buena cola para hacerse una foto con la estatua de acero de Rafa, un homenaje de Roland Garros al jugador que lo ha conquistado en 14 ocasiones. En la zona de prensa no cabía nadie, al revés, faltaban asientos en una jornada de mucho calor. Las condiciones eran las ideales para Nadal, porque el sol hace que su golpe de derecha moleste ya que la pelota bota mucho y se pone a la altura de los hombros o más. Lo que no era ideal son las condiciones del español. No lo han sido desde hace mucho tiempo. Los dos tenistas comparecieron magullados: el insular con el muslo vendado por una molestia ("No ha afectado en nada, ese no ha sido el problema", reconoció) que ha sentido estos días y el serbio con la rodilla derecha protegida después de la operación en el menisco a la que se sometió hace casi dos meses, y de la que se recuperó en tiempo récord. Es el partido más repetido de la historia. El capítulo número 60 estuvo muy decantado para Djokovic, que en el total manda 31-29.
Nadal sufre
El actual número dos del mundo mandó con su golpe de revés y tuvo a Nadal siempre a la defensiva, muy incómodo. Le restó bien a los pies, profundo, le cortó el ritmo con dejadas, le dominó. Rafa evitó en el primer parcial el 6-0, que hubiera sido el primero que sufre en ese escenario. Sacó el puño, trató de animarse todo el rato, sin demasiados reproches, y trató de animarlo la gente, fiel a su héroe. Tampoco se fiaba Novak, que al desaprovechar el primer punto de break en el primer juego del segundo set, se quejó a su banquillo, cuando, en general, todo le iba rodado. A la segunda, sí lo consiguió. El duelo continuaba igual, con Nole metido en pista, dueño, impidiendo que Nadal pudiera ser agresivo. Le faltaba energía al ganador de 22 Grand Slams... Pero la encontró.
El sueño, la reacción
Todavía se dio un homenaje para volver de un 4-0 en este segundo parcial. Recuperó los dos breaks que tenía en contra, metió alguna derecha a la línea, una defensa de esas al límite... Los aficionados vieron lo que tantas otras veces, lo que parecía imposible, la resurrección. "Pero no la he podido completar, no he podido darme una oportunidad, que era ponerme 5-4", se sinceró. No se dejó invadir por el momento su oponente, supo controlar los nervios, y al resto fue demoledor de nuevo con el 4-4. La resistencia del zurdo no acabó: remontó un 15-40, otra nueva pelota de break, intentaba buscar bolas altas con el revés paralelo para meter en complicaciones a Novak... Fue un sueño bonito el de Nadal durante ese rato y un momento en el que disfrutó, pero todo acabó en una dejada espectacular de Nole, que después ya cerró con su servicio. No había mucho consuelo para Rafa, que analizó lo sucedido de forma "simple": "Sin calidad de bola y sin las piernas de hace 20 años voy a crear problemas al mejor de la historia".
¿Por qué no dejarlo?
Djokovic sigue adelante en la búsqueda del único tesoro que le falta, el oro olímpico. La duda es si este ha sido el último partido de Nadal en individual en la Philippe Chatrier. "Vengo de dos años muy difíciles. Me he dado un tiempo extra para ver si era capaz de recuperar muchas cosas. No puedo vivir pensando si es el último o no, sería una mosca detrás de la oreja que no te deja avanzar para darte la opción real", explicó. No quiere decir, porque no lo sabe, si el año que viene lo intentará de nuevo, aunque parece complicado. En el pasado Roland Garros no dejó que le hicieran homenajes, por si acaso. "Me di hasta los Juegos. Cuando termine tomaré las decisiones que tenga que tomar en base a la ganas que yo tenga y mis sensaciones", afirmó. "Aunque para muchos tenga poco sentido, yo llevo dos años sufriendo, me he operado de una cadera, lo que tiene un largo tiempo de regeneración, y me voy sintiendo mejor físicamente", reflexionó.
El dobles con Alcaraz
Lo que sí tiene todavía en estos Juegos es el dobles junto con Carlos Alcaraz. "Sólo queda la leyenda", comentaban en un corrillo algunos periodistas extranjeros sobre Nadal. Esa permanecerá para siempre. Y para los que se preguntan por qué sigue jugando: "Si siento que no soy competitivo y no tengo la capacidad de ser competitivo tomaré la decisión de irme, pero he jugado poquito los últimos años. Estoy intentando hacer lo que puedo para disfrutar y ser competitivo. Si después no tengo más ganas de jugar, os lo comunicaré", responde.
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