El truco estaba en Manacor

La mejor pretemporada de su vida y la llegada de Moyá han resucitado a Rafa

El momento más feliz para Rafa Nadal en la segunda mitad del año pasado fue la apertura de su Academia en Manacor. Entre los invitados estaba Roger Federer. Era a mediados de octubre y ambos iban a disputar una exhibición. No se jugó por los problemas físicos y en un comentario que sorprendió a más de uno, Rafa aseguró: «Volveremos a jugar partidos importantes». El primero será mañana en Melbourne. Después de un 2016 «muy duro», se reencontrarán en la final de Australia. «Es un privilegio para mí. Estar de nuevo en una final de ‘‘Grand Slam’’ y tener la oportunidad de enfrentarnos es algo muy especial», dice Nadal.

Para explicar los motivos del sobresaliente arranque de temporada del español hay que regresar a Manacor. «Estando en el día a día, en la pretemporada, es la forma de incorporar cosas nuevas al juego porque eso es algo que no se puede hacer durante el resto del año», comenta Moyá, el último en unirse al «clan Nadal» y pieza clave en el nuevo Rafa. De esa pretemporada habla todo el mundo maravillas sin parar. Rafa, su entorno y los que tuvieron la suerte de entrenarse con él. Quienes han visto otros años su preparación invernal aseguran que lo del final de 2016 no tiene nada que ver con lo de antes. «Lo ha mejorado todo y eso se veía en los entrenamientos. Los apoyos, los equilibrios, cómo pega otra vez la derecha pasando el codo, está golpeando como hace tiempo que no lo hacía», afirma un técnico que ha pasado en tres ocasiones por la Academia y ha visto un Nadal nuevo. El portugués Joao Sousa y su equipo también quedaron impactados del nivel de la preparación del ex número uno del mundo. El parón después del Abierto de Estados Unidos, el recargar pilas durante meses, el volver con hambre –algo fundamental para Moyá– y la capacidad para reinventarse han llevado a Nadal de vuelta a «un partido importante».