Federer se reinventa

Hace año y medio Roger Federer decidió que su juego tenía margen de mejora. Se sentía estancado y por eso se unió a Stefan Edberg. El sueco le convenció de que si era más agresivo podría prolongar su vida en la pista y las victorias seguirían llegando. Así ha sucedido este año. Federer se ha reinventado como demostró en Cincinnati. En vísperas del arranque del Abierto de Estados Unidos, que comienza hoy, el suizo ganó el Masters 1.000 sin perder un sólo set y desquiciando a sus rivales con una táctica tan atrevida como efectiva. En los segundos servicios, Federer resta rápido muy cerca de la línea de saque y de inmediato sube a la red. La atípica estrategia desconcentra al oponente, que suele fallar en su «passing» o estrella la bola en la red.

La nueva táctica no ha sentado demasiado bien a los rivales. Más de uno cree que es poco menos que una falta de respeto, algo parecido a un «túnel» de un futbolista o una asistencia por la espalda en un partido de baloncesto. Federer se ha justificado y pretende seguir haciéndolo en Nueva York: «No voy a jugar de la manera que ellos quieren que juegue. Es un poco una locura, es verdad, pero me está funcionando. No es que lo haga en todos los segundos saques, sino en algunos puntos. Es bueno crear un poco de confusión en la cabeza del adversario». Esta temporada Federer ya ha ganado cinco torneos, tres en pista dura, y llega como favorito a Flushing Meadows. En el último «Grande» de la temporada hoy se estrenan Djokovic y Nadal. Rafa se mide al croata Coric, el segundo jugador más joven entre los cien primeros y situado en el puesto 35 del ranking con 18 años. «Estoy jugando bien a día de hoy y tengo confianza en mí mismo», asegura Nadal. Falta le va a hacer.