Torneos
Mejor, pero todavía falta
Nadal pierde la final de Basilea contra un sólido Federer, al que plantó cara. «Estuve cerca de ganar, muy cerca», aseguró.
Nadal y Federer, viejos rivales enfrentados de nuevo casi dos años después de la última vez, en las semifinales del Abierto de Australia, en enero de 2014. Mucho ha pasado desde ese momento. Nadal, que venció en aquella oportunidad, como en casi todas las veces que hacía frente al suizo, entró en desgracia desde mitad de ese año y en 2015 ha sufrido un bajón por primera vez. Federer, ya superada la treintena, a quien se le había dado por acabado muchas veces, ha tenido un rebrote gracias a su talento y a su esfuerzo, y sólo se le resiste Djokovic. Con este nuevo panorama, la superioridad mental con la que afrontaba el español los duelos con el suizo no se notó ayer. Rafa ganaba a Roger desde los vestuarios, pero el helvético se ha reinventado volviendo a la agresividad como argumento principal, y Rafa mentalmente no es el que era. Lo ha dicho él mismo. Ha tenido ansiedad, pero actuaciones como la de ayer le ayudan a recuperarse. «Perdí (por 6-3, 5-7 y 6-3), pero he estado cerca de ganar. Muy cerca», analizó el español, que ve que su semana ha estado «llena de cosas positivas».
Comenzó imponente Federer, firme en el servicio y siempre amenazante. Está físicamente bien y sus tiros ganadores dañaban a Nadal. Llegó rápido el primer «break», en el quinto juego, una situación que no era nada nueva para Rafa. En todos los partidos que ha disputado en Basilea, ha ido por debajo, para terminar remontando, pero Federer está ahora con confianza y solventó sin problemas ese primer parcial. Nadal pidió la presencia del fisioterapeuta para que le vendara la rodilla derecha, pero el contratiempo no influyó en el manacorense, que igualó el choque. El segundo set quedó pendiente de un despiste, que sufrió Federer en el undécimo juego para que el duelo se resolviera en la manga definitiva. La historia de la semana y de muchos partidos entre dos de los mejores tenistas de siempre parecía repetirse, pero allí donde otras veces tembló Federer, esta vez fue firme. En la manga final no permitió ni una pelota de «break» y aprovechó las que le concedió Rafa para ponerse 5-3 y cerrar el encuentro. Estaba muy feliz el suizo, ganador ante su oponente más notable y frente a su público. «Es mi victoria más especial aquí», aseguró el ídolo de la afición local, que acumuló su séptimo título en Basilea. En 2015 ha ganado seis torneos, una buena cifra a la que sólo le ha faltado un «grande». Djokovic se lo impidió en las finales de Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos.
Nadal, por su parte, necesita verse cerca de los mejores, y ayer lo hizo. Se está tomando este final de año como una especie de pretemporada para afilar su intención de jugar de forma más directa y despegar de nuevo en 2016. Estas últimas semanas ha podido con tenistas como Wawrinka, Cilic o Gasquet. Contra Federer todavía le falta un poco.
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