París

La lluvia no se lo quiere perder

La Razón
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París- La previsión meteorológica anuncia «lluvias débiles» esta tarde en París a la hora de la final española. El boletín señalaba que «una perturbación» remonta desde el sur y atravesará el estadio de Roland Garros en el inicio de la jornada, «provocando frecuentes pasajes lluviosos». Por la tarde, «el cielo seguirá cargado, las lluvias siguen siendo posibles, pero serán más dispersas y débiles». Una simple previsión para cualquiera, pero un motivo más de preocupación para Rafa y David, que se juegan todo y la lluvia y las posibles interrupciones también cuentan.

En el recuerdo perviven las siete finales anteriores de Nadal. La de 2005, con bola de partido para Rafa y Mariano Puerta la lanzó fuera. La de 2006 ante Federer: Nadal

pegaba una volea en el último punto desde el medio de la pista, cuando parecía más normal dejarla botar. Había llegado al torneo con mucha confianza por los números del año y lo demostró. La de 2007, el año en que llegó a batir el récord de 81 victorias seguidas en tierra. No sufrió en la final contra el suizo. La de 2008, una victoria mas fácil de lo esperado ante Federer. Rafa venía jugando muy bien y luego acabó número uno. La de 2010, frente a Soderling:

llegó a la final jugando muy bien y con alguna paliza con un triple 6/1. Aunque a Rafa no le gusta hablar de revancha, sentó muy bien que ganase para quitarse la espina de la derrota con el sueco en octavos de 2009. La de 2011, de nuevo contra Federer, otra vez abatido. Y la de 2012. Rafael llegó con dudas porque había perdido las tres últimas finales de «Grand Slam». El partido estaba encarrilado con 6-4,6-3 y 2-0. Empezó a llover y el serbio dio la sensación de poder remontar. Después de tres horas de partido, hubo que aplazarlo para el día siguiente, cuando salió el sol y Rafa consiguió ganar a «Nole». Hoy se presenta el domingo como el año pasado. Finalmente, en 2012 Nadal acabó ganando su séptimo título tras 50 minutos de juego ya en lunes. Hoy Rafa busca el octavo, Ferrer quiere estrenarse.