Asia

Ferrol

Un español al frente de la selección vietnamita de fútbol sala

En el pabellón del club Thai Son Nam, en Ho Chi Minh (antigua Saigón), García arenga a sus jugadores en un inglés rudimentario en el que ya desliza alguna palabra en vietnamita.

Empujado por la crisis económica de España y el gusto por la aventura y los nuevos desafíos, el español Bruno García Formoso es desde febrero el máximo responsable de la selección vietnamita de fútbol sala.

En el pabellón del club Thai Son Nam, en Ho Chi Minh (antigua Saigón), García arenga a sus jugadores en un inglés rudimentario en el que ya desliza alguna palabra en vietnamita. "El pase se hace bien o no se hace", grita mientras gesticula sin tregua.

Con la ayuda de un intérprete que le sigue por toda la cancha, agita los brazos constantemente mientras va dando instrucciones a los futbolistas vietnamitas, de los que destaca su gran disciplina, con la que tratan de compensar sus lagunas tácticas.

Nacido en Ferrol hace 40 años, este gallego que ha dirigido a equipos de la máxima categoría del fútbol sala en España durante doce años es buen conocedor de Asia, ya que en 2012 entrenó durante un año en el campeonato de China.

Tras un breve paso por Perú, no dudó en aceptar la oferta de la federación vietnamita y contribuir al crecimiento de un deporte que en el país indochino sólo se practica de forma profesional desde hace siete años. "Las condiciones de trabajo y la oferta económica eran buenas y además tenía el reto de mejorar el equipo nacional. La Federación está muy implicada en que el deporte crezca y eso me animó mucho", explica.

El entrenador reconoce que la crisis económica de España influye en su decisión de hacer las maletas, pero prefiere mirarlo como "un momento de oportunidades"porque "en España hay pocos proyectos y en Asia muchos".

Después de dos meses, García califica de "fantástica"su adaptación al país, mucho más rápida de lo esperado, en parte porque su ayudante, el preparador físico español Héctor Souto, llevaba en el país desde el pasado julio y le había dado detalles de cómo era la vida en Vietnam. "Ho Chi Minh, donde vivo, es una gran ciudad que parece muy caótica, con motos por todos los sitios, pero de alguna manera hay un orden dentro de ese caos", explica.

Acostumbrado al carácter más introvertido de los chinos, el entrenador ha quedado sorprendido por "la hospitalidad y el carácter abierto"de los vietnamitas que ha ido conociendo. "La gente intenta comunicarse en inglés, son muy sociables y se ríen mucho. En cualquier comercio están pendientes de ti, de que estés bien", relata.

Sus únicas pegas son el asfixiante calor del trópico y la dificultad de vivir en soledad estas primeras semanas, hasta que su esposa y su hijo de cinco meses se trasladen con él en próximas fechas.

En el apartado deportivo, admite que el nivel vietnamita no se puede comparar con el de una potencia mundial como España y se ha adaptado a la "falta de cultura de base"de sus pupilos. "En España o en Brasil, los niños aprenden los conceptos básicos desde que empiezan a jugar a los tres años y eso no ocurre en Vietnam, pero los jugadores tienen una predisposición sobresaliente para aprenderlo todo. La actitud es muy buena", declara.

El seleccionador vietnamita reconoce que su enorme crédito entre jugadores, directivos y aficionados se debe en parte al plus que aporta la nacionalidad española en el mundo del fútbol desde hace unos años. "Los españoles tenemos una merecida fama que nos permite ser escuchados y que surjan unas expectativas enormes allá donde vayamos", asegura García.

"En fútbol sala hemos sido seis veces campeones de Europa y dos veces campeones del mundo, pero nuestro espaldarazo internacional definitivo fue el Mundial de fútbol de Sudáfrica", añade.

Pese a la expectación creada, García trata de mantener los pies en la tierra ante su reto más inmediato, el campeonato asiático, que se celebra en Ho Chi Minh del 30 de abril al 10 de mayo y en el que sabe que su equipo tiene un reto difícil para plantar cara a los rivales de su grupo: Iraq, Kuwait y Tayikistán. "Si pasamos de la primera fase, será un éxito tremendo, no es fácil pero vamos a intentarlo", destaca.