Tu economia
La vivienda como activo para planificar la jubilación
¿Comprar o alquilar? Un estudio de Óptima Mayores compara ambas opciones
En España se ha intensificado en los últimos años el debate sobre si es mejor económicamente comprar una vivienda o alquilarla. Aunque tradicionalmente en España se ha optado por adquirir inmuebles en propiedad, últimamente, la opción del alquiler gana enteros, debido, fundamentalmente, a una mayor inestabilidad laboral, unos salarios medios más moderados, y a un incremento de movilidad geográfica por las condiciones del mercado laboral.
En cualquier caso, cuando se argumenta a favor o en contra de una u otra opción, no se suele considerar la posibilidad de que, una vez alcanzada la edad de jubilación, la vivienda puede suponer una forma de disponer del ahorro acumulado acumulado a lo largo de los años. Gracias a soluciones, como la hipoteca inversa y otros productos similares, se puede incrementar la liquidez disponible en esta etapa de la vida, a la vez que es posible continuar residiendo en el inmueble.
Y es que la vivienda, tradicionalmente, no se ha considerado como un activo dentro de la planificación financiera para la jubilación, seguramente por la falta de soluciones que permitieran disfrutar de ese ahorro con las suficientes garantías. «Hoy en España es posible contratar tanto la hipoteca inversa como otras figuras similares a través de un proceso seguro, transparente y responsable (STR). Además, la vivienda cuenta con una ventaja enorme en este sentido y es que el 90% de los mayores de 65 años en España poseen una vivienda, de manera que podrían beneficiarse de la obtención de la liquidez que proveen estas soluciones de manera inmediata y manteniendo la posibilidad de seguir disfrutando de la casa», apuntan desde Óptima Mayores, entidad especializada en este tipo de productos.
¿Qué es la hipoteca inversa? Es un préstamo o crédito inmobiliario que permite a los mayores de 65 años liberar parte del ahorro acumulado en su vivienda sin perder la propiedad sobre ésta. A través de la misma, se puede disponer del dinero ya en un solo pago en el momento de la firma, en mensualidades, o una combinación, es decir, una parte a la firma más una mensualidad, con la particularidad de que no hay cuotas de amortización mensuales; no hay que devolverlo mes a mes. De hecho, los titulares no tienen que retornar el dinero prestado, sino que son los sucesores los que heredan la vivienda con la deuda generada hasta ese momento, estando diseñado el producto para que, en ese momento, la adeudado sea sensiblemente inferior al valor de la vivienda y para que los herederos puedan disfrutar del patrimonio neto resultante.
Para aclarar la conveniencia de compra o alquiler en términos económicos, Óptima Mayores ha realizado un estudio, incluyendo la vivienda como parte de la planificación financiera vital.
Así, ha divido el análisis en tres momentos diferenciados. El primero el que va desde los 30 años hasta la edad de jubilación (67 años); el segundo durante la jubilación, y el tercero a fallecimiento. Ha comparado el valor patrimonial o la disponibilidad de dinero en cada uno de los supuestos
30 años-jubilación
Se ha tomado como supuesto de base el caso de una pareja en la que ambos miembros tienen 30 años, y ha comparado cómo evoluciona su patrimonio hasta fallecimiento (se ha calculado una esperanza de vida de 85 años) en dos escenarios diferentes, uno el de compra de una vivienda frente a otro de alquiler de la misma casa, y destinando en ambos casos el ahorro sobrante a un plan de pensiones. Se trata de un inmueble con un valor de 300.000 euros, gravado con una hipoteca con un tipo de interés del 2,64%. El análisis tiene en cuenta una revalorización anual de la misma del 3,80% (tomando como referente la media de los últimos 25 años). Para el plan de pensiones se ha calculado una rentabilidad media del 2,97%.
Se ha considerado únicamente el aspecto económico, sin entrar a valorar otros aspectos de la conveniencia de uno u otro modelo en base a factores diferentes, tales como la movilidad geográfica.
A partir de estos supuestos, se ha calculado cómo evoluciona el patrimonio en ambos escenarios, en el de compra frente al de alquiler, hasta la edad de jubilación, siendo el resultado que el patrimonio total a los 67 años (momento de la jubilación) de 1.277.102,60 euros (9955.030,60 corresponden a patrimonio inmobiliario y los 322.072,59, restantes, al total ahorrado con rendimiento), frente a los 400.696,64 del alquiler.
El dato es muy concluyente, y es que el patrimonio acumulado en el escenario de compra a la edad de jubilación es un 218% superior al del alquiler.
Durante la jubilación
Por otro lado, se ha comparado la diferencia de renta disponible a partir de la edad de jubilación a los 67 años, que se deriva de convertir el plan de pensiones en una renta mensual vitalicia y, en el caso de la pareja compradora de vivienda, hacer además una hipoteca inversa para liberar el ahorro acumulado en la misma y disponer así de una mensualidad adicional.
El hecho de haber comprado una vivienda, permite a la pareja compradora disfrutar de una renta disponible a partir de ese momento de 2.058 euros más al mes que la pareja que alquila, que tiene que seguir pagando un arrendamiento y, además, no se beneficia de la liquidez que le permite la hipoteca inversa. El cálculo se ha realizado teniendo en cuenta que el patrimonio acumulado en los planes de pensiones se convierte en una mensualidad a través de un seguro de rentas vitalicias.
A fallecimiento
Para la opción de compra, existe una diferencia sustancial en cuanto al patrimonio que se deja como legado, pues la vivienda pasa a los herederos que, aunque está grabada con una hipoteca inversa (317.690,87 euros), la deuda de la misma es muy inferior al valor de la casa al fallecimiento estimado. A la edad de 85 años, teniendo en cuenta la revalorización de la vivienda, el patrimonio legado a los herederos es de 1.049.028 euros.
«Es vidente que la compra de una vivienda es una opción económicamente más eficiente que el alquiler, más si se tiene en cuenta a la vivienda como un activo más de la planificación para la jubilación», concluye el análisis.
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