
Análisis
El Big Beautiful Bill: un ejemplo de reducción del Estado y liberalización para el mundo
El paquete fiscal de la administración Trump es el mayor esfuerzo de reducción del Estado y desregulación en décadas

El paquete fiscal de la administración Trump, el “Big Beautiful Bill” ha pasado los tramites del congreso y del senado y merece la pena explicar por qué es una gran noticia y debe defenderse. Es triste comprobar que una parte de los analistas han intentado sabotear este programa argumentando que aumenta el déficit y no reduce los gastos lo suficiente. Es alarmante que algunos libertarios compren la mercancía averiada de las estimaciones estáticas, y que nieguen el efecto positivo en crecimiento, inversión e ingresos fiscales de la desregulación, las bajadas de impuestos y las negociaciones comerciales. El efecto combinado, incluso con estimaciones prudentes, reduce masivamente el déficit anual y la deuda sobre PIB. Solo en recortes supone $1,6 billones en gasto obligatorio, el mayor recorte en este concepto en la historia de EE UU, $2,6 billones en gasto discrecional, $4 billones en ingresos extraordinarios por negociaciones comerciales, mayores exportaciones y menores importaciones, además de mayor inversión, con $7 billones ya comprometidos. No entiendo cómo algunos liberales olvidan el efecto positivo de la desregulación, las negociaciones comerciales y la curva de Laffer.
El Big Beautiful Bill es el mayor esfuerzo de liberalización, reducción de gasto, bajada de impuestos y desregulación en décadas, esenciales para salvar a la economía estadounidense del desastre heredado de Biden y conseguir más crecimiento y una importantísima mejora fiscal. No solo se debe apoyar por sus aspectos positivos, sino porque la alternativa hubiera sido la mayor subida de impuestos de la historia de Estados Unidos y un desastre para la economía privada y, con ello, el déficit y la deuda.
A Reagan se le criticó por lo mismo y llevó a EE UU al mayor periodo de prosperidad y liderazgo mundial
Igual que pasó con Milei al llegar a la Casa Rosada, a Trump se le está juzgando por su herencia. Pareciera que los conservadores y libertarios tienen que generar resultados inmediatos en el momento de entrar por la puerta. Pues bien, en pocos meses se verá, como ocurrió con Milei. Cuando Trump asumió la presidencia en enero de 2025, el 97% del presupuesto federal ya estaba gastado y comprometido debido a las aberrantes “resoluciones de continuidad” aprobadas por la administración Biden.
Es curioso que haya gente en el mundo liberal y libertario que olviden que el año fiscal empieza en octubre, y que Biden llevó a cabo una enorme subida de gastos entre octubre y diciembre que entran en vigor en 2025.
Biden aprobó a finales de 2024 un aumento del 8% en los mayores programas de gasto obligatorio, y un brutal 700% en el presupuesto de la EPA (Environmental Protection Agency). Todo ello dejó un margen de maniobra extremadamente limitado para recortes inmediatos, especialmente en el gasto obligatorio.
Reducción del gasto y del déficit
A pesar de estas restricciones, la administración Trump ha logrado reducir el gasto discrecional en 541.000 millones de dólares en los primeros seis meses de 2025, y el déficit acumulado entre marzo y mayo ha bajado. En marzo, el déficit fue de 161.000 millones de dólares, una reducción del 32% respecto a marzo de 2024. En abril de 2025 se registró el segundo mayor superávit fiscal de la historia, 258.000 millones de dólares, y en mayo de 2025, el déficit ajustado fue de 219.000 millones de dólares, un 17% menos que el déficit ajustado de mayo de 2024. Estos resultados demuestran el compromiso de la nueva administración con la reducción de gasto y déficit en un contexto presupuestario muy adverso.
El Big Beautiful Bill es el ejercicio más ambicioso de desregulación, liberalización, reducción de gasto obligatorio y bajada de impuestos llevado a cabo en Estados Unidos y debe defenderse como un paso de gigante esencial para devolver la economía al sector privado.
Entre sus medidas más destacadas se encuentran:
-La prórroga indefinida de las bajadas de impuestos de 2017, evitando con ello la mayor subida fiscal de los últimos sesenta años. No entiendo por qué algunos liberales ignoran esta segunda parte.
-La primera reducción de gasto obligatorio en cinco décadas: Recortes históricos sin afectar a los servicios de más de $1,6 billones incluyendo $700.000 millones en Medicaid.
-Eliminación de impuestos sobre propinas y horas extras para trabajadores con ingresos inferiores a 160.000 dólares anuales.
El impacto fiscal es la mayor reducción del déficit en 30 años. El Consejo de Asesores Económicos (CEA) muestra que la deuda pública se reducirá al 94% del PIB en 2034 frente al 117% proyectado con la política de Biden, y el déficit anual se recortará a la mitad. Sin embargo, esas estimaciones son conservadoras y no asumen el efecto positivo de las negociaciones comerciales ni los recortes de gasto discrecional adicionales mencionados por el secretario de Estado del Tesoro, Scott Bessent.
Hablamos de reducir el déficit en $11,1 billones a 2034, combinando recortes de gasto, ingresos por negociaciones y el impulso del crecimiento económico. De hecho, la proyección de alcanzar el superávit primario para 2034 es conservadora, y debemos asumir un fuerte aumento de ingresos fiscales por desregulación, reducción de impuestos impulsando el consumo y la inversión y los nuevos acuerdos comerciales.
Recuperar la economía de EE UU
Es un programa esencial para empezar, un primer paso clave para recuperar Estados Unidos, desbloquear la economía estadounidense, liberalizar, reducir gasto y fortalecer un crecimiento que debería impulsarse por encima del 3% y hasta un 4% gracias a la atracción de inversión y empresas.
Organismos como la Oficina de Presupuesto del Congreso estiman que podría añadir hasta 3,3 billones de dólares al déficit en la próxima década si no se materializan los efectos positivos previstos en crecimiento e ingresos fiscales. Para empezar, esa misma estimación es mejor que el desastre que traería la política de Harris, pero es que, además, esas estimaciones no consideran impacto positivo alguno de la desregulación, la curva de Laffer y los ingresos por acuerdos comerciales.
¿Recuerdas las estimaciones alarmistas sobre las bajadas de impuestos de Ayuso, el programa de Meloni o el programa de Milei? Los keynesianos se equivocan siempre porque dotan al gasto público efectos multiplicadores que nunca se dan y porque asumen efectos negativos por las medidas de oferta que tampoco se cumplen. Los libertarios no deberíamos comprar esa mercancía averiada.
El efecto combinado, incluso con estimaciones prudentes, reduce masivamente el déficit anual y la deuda sobre PIB
El Big Beautiful Bill marca un punto de inflexión en la política fiscal estadounidense y es un paso esencial para una estrategia a medio plazo más ambiciosa. Debemos valorar el mayor esfuerzo de reducción del Estado y desregulación en décadas.
Si las estimaciones señaladas se cumplen, incluso las más conservadoras, Estados Unidos no solo evitará una crisis fiscal, sino que sentará las bases para un crecimiento sólido, productivo y sostenible. A Reagan se le criticó por lo mismo y llevó a la economía estadounidense al mayor periodo de prosperidad y liderazgo mundial.
Los libertarios debemos valorar positivamente el Big Beautiful Bill porque es un paso gigante en liberalización, reducción del Estado y mejora del sector privado, y porque la alternativa era el socialismo depredador. No vale la equidistancia. No lo olvides.
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