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El error de la política económica de este Gobierno

La política económica del Gobierno es contraproducente: ni quiere acometer reformas, ni disminuye el gasto, ni congela impuestos, sino que los sube

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro SánchezPOOLREUTERS

Vivimos momentos muy complicados en los que la economía sufre la mayor caída ocurrida desde tiempos de guerra, con una elevada destrucción de tejido productivo y un importante incremento del desempleo, con muchas incógnitas en el horizonte. Tenemos el Brexit, que sigue coleando sin saber todavía cómo serán las futuras relaciones comerciales entre el Reino Unido y la Unión Europea; tenemos la nueva política económica estadounidense, cuyo incremento de intervencionismo y de subida de impuestos puede lastrar la actividad, sin saber si va a ser menos proteccionista que la administración Trump; y tenemos la incertidumbre de cómo reaccionarán los agentes económicos en sus relaciones una vez que se vacune el conjunto de la población.

En cualquier caso, vivimos una época de cambio, en la que algunas cuestiones serán como antes y otras no. Por ello, debe emplearse esta crisis para poder afrontar el futuro de la mejor manera posible, realizando reformas que nos permitan corregir debilidades y ahuyentar amenazas, fortalecer la estructura y aprovechar oportunidades. Sin embargo, y ahí está el mayor error del Gobierno del presidente Sánchez y el mayor riesgo que, por ello, tiene la economía española de sumirse en un estancamiento tras una de las mayores caídas de Producto Interior Bruto a nivel internacional, la política económica que quiere aplicar el Gobierno de la nación es contraproducente: ni quiere acometer reformas, ni disminuye el gasto para que pueda retornarse a la senda de estabilidad presupuestaria y embridar y disminuir la deuda, ni congela impuestos, sino que los sube, lo que provocará un efecto expulsión de la inversión privada.

Todo ello es lo más preocupante, no tanto cuánto se caiga este año, sino la capacidad que tendremos, no sólo en 2021, sino estructuralmente, para volver a crecer, para hacerlo rápidamente y de manera sólida, pues nos jugamos mucho. Tenemos un sector, el turístico y hotelero que ha sufrido y sufre un duro impacto, y que no sabemos cómo va a volver a los niveles anteriores, pues dependerá de cómo las personas reaccionen tras esta crisis, amén de la merma en poder adquisitivo, que los perjudicará, con un impacto tanto mayor si el Gobierno no genera certidumbre al respecto.

Tenemos un sector industrial que se puede ver ahuyentado por el incremento de costes que puede suponer un nuevo incremento del salario mínimo. Tenemos una inversión extranjera que puede irse derivado de la subida del impuesto de sociedades. Y tenemos una inseguridad jurídica creciente que no anima a que haya más actividad. No es ya cosa del virus, sino de la política económica del Gobierno, que encierra un elevado riesgo.