Factura eléctrica
La factura más cara de la historia para un mes de mayo: 82 euros de luz
El recibo medio supera los 82 euros, según Facua. El simulador de la CNMC apunta a una factura media de 63,5 euros, un 14% superior al del mismo mes de 2019, antes de la pandemia
La factura de la luz ha encadenado en mayo su tercer ascenso consecutivo en el año, lo que la convierte en la más cara de todo 2021 y el mes de mayo con el recibo más caro de toda la historia. El alza de los precios llega con la implantación del nuevo sistema de tarifación, que penaliza los consumos durante el día entre semana, y el recorte a las nucleares e hidroeléctricas, que se aprobará en el Consejo de Ministros de mañana.
Según el análisis de Facua-Consumidores en Acción, el mayo más caro de la historia ha finalizado con una subida interanual del 45,4% en el recibo de la luz del usuario medio. Con el precio medio del kilovatio hora (kWh) del mes de mayo, el usuario medio recibirá una factura de nada menos que 82,13 euros, casi 26 euros más cara que hace un año, cuando se situó en 56,47 euros. Se trata además de la cuarta factura más elevada a nivel histórico, según Facua, tras los 88,66 euros del primer trimestre de 2012, los 87,81 euros de enero de 2017 y los 83,55 euros de septiembre de 2018.
Según datos obtenidos del simulador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), para un consumidor tipo -con una potencia contratada de 4,4 kilotavios y un consumo anual de 3.000 kilovatios hora (250 Kwh al mes), acogido a la tarifa regulada o PVPC-, el recibo de este mes será de 63,5 euros, un 1,5% más caro que el de abril, hasta ahora el mes con el recibo más caro del año.
La subida que experimenta la factura de la luz es de un 37,95% con respecto a 2020, si bien hay que tener en cuenta que en esa fecha el país todavía estaba bajo el estado de alarma y se mantenían restricciones que mantenían deprimidos la actividad económica y los precios de la electricidad.
No obstante, el recibo es bastante más caro que el de mayo de los dos años anteriores, un 13,88% más caro que el de 2019 y un 7,79 % superior al de 2018. En concreto, la factura de mayo costará 94 céntimos más que la de marzo de este año y un euro más que la de enero, cuando los precios eléctricos en el mercado mayorista subieron con fuerza por el temporal Filomena y el encarecimiento del gas.
La primera quincena de mayo ya apuntaba a récord, con la factura la más cara de la historia para este mes en el mercado eléctrico español. El precio medio había sido de casi 60 euros por megavatio hora (MWh), una tendencia que se ha mantenido al alza.
Para hoy, el precio es de una media de 88,08 euros/megavatio hora (MWh), por debajo del máximo del mes de mayo, los 88,95 euros/MWh a que llegó el pasado día 28, el segundo más caro del año, solo superado por los 94,99 euros/MWh del 8 de enero, el segundo más caro de la historia. Mañana el precio es de 86,56 euros/MWh
Los precios altos en el mercado eléctrico venían siendo habituales en los meses de invierno, cuando el consumo es mayor por el frío y hay menos horas de luz, y no tanto en primavera.
Subida del gas y del CO2
En esta ocasión, los precios eléctricos se están viendo impulsados por el alza de los del gas, hidrocarburo que utilizan los ciclos combinados que tienen que entrar en el sistema cuando no hay suficiente energía renovable o nuclear para cubrir la demanda, y sobre todo, por los de los derechos de emisiones de CO2.
Estos siguen escalando y la media en mayo ha sido de 52,01 euros/tonelada; superando la de 45,22 euros/tonelada de abril; la de 40,87 euros/tonelada de marzo; la de 37,89 euros/tonelada en febrero y la de 33,43 euros/tonelada de enero, según SendeCO2 (Sistema Europeo de Negociación de CO2). El precio de cierre del viernes sigue en la misma línea y fue de 50,97 euros. Estos precios contrastan, por ejemplo, con los que había hace un año, cuando todavía vigentes las restricciones contra el coronavirus en gran parte de Europa, la media de mayo fue de 19,96 euros/tonelada.
Los derechos de emisiones de CO2 son una de los mecanismos de la UE para lograr la neutralidad de emisiones en 2050 y las empresas emisoras (centrales eléctricas, planta industriales y compañía aéreas) tienen que entregar suficientes derechos para cubrir las emisiones del año anterior, que, por una parte, se les asignan gratuitamente, pero si no les alcanza, los tienen que comprar.
En el caso de la electricidad, las centrales sujetas al comercio de emisiones son las de carbón (ya en desuso) y los ciclos combinados de gas, mientras que las que no emiten CO2 (renovables, hidráulicas y nucleares) no lo están.
Al ser el mercado eléctrico marginalista, por el cual todas las tecnologías perciben el mismo precio que marca la última oferta que entra, que es la más cara y normalmente de un ciclo combinado, las empresas no emisoras cobran lo mismo pese a tener costes muy menores.
Para evitar el impacto que los precios del CO2 está teniendo en el mercado de la electricidad, el Ministerio para la Transición Ecológica lleva mañana al Consejo de Ministros un anteproyecto de ley para recortar esos conocidos como “beneficios caídos del cielo” a las tecnologías baratas, como la hidráulica o la nuclear, a través de un mecanismo de minoración para plantas anteriores a 2005.
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