«En Nochebuena espero cenar en mi casa de Galicia con la reforma laboral firmada». Con este optimimo la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, adelantaba ayer que el acuerdo entre el Gobierno y los agentes sociales es inminente, «para mañana mismo (por hoy)», manifestaban a LA RAZÓN fuentes de la negociación. Razones no faltan. Tanto la patronal como los sindicatos han convocado para hoy a sus órganos ejecutivos para analizar la que puede ser la propuesta final que cuente con el acuerdo de todas las partes.

CEOE ha llamado a filas a su comité ejecutivo «a primera hora de la mañana»; CC OO hará lo propio con su comisión de dirección, mientras que UGT esperará hasta «tener una visión más clara de la situación» para convocar la suya. Se refiere a que los contactos se han mantenido vivos durante toda la noche, intentado limar todos los flecos aún pendientes.

Lo que es evidente es que las sesiones diarias de la mesa de diálogo social han producido un acercamiento de posturas, con cesiones por todas las partes, aunque «todavía hay puntos de conflicto que pueden dinamitar el acuerdo en cualquier momento», explicaron a este periódico fuentes empresariales. Aunque se han mejorado las condiciones sobre temporalidad, nuevos ERTE y antepuesto –en parte– la posición de las empresas en los convenios sectoriales, hay un punto que se ha enquistado desde hace varios días, «como un nudo que no sabemos desatar», explican otras fuentes cercanas a la negociación. Se refieren concretamente a una de las líneas rojas puesta sobre la mesa por la patronal: flexibilidad para la subcontratación.

La CEOE ha llegado a aceptar la aplicación del convenio colectivo sectorial sobre la actividad ejecutada en las contratas y subcontratas, pero exige potenciar a los contratos fijos-discontinuos y adaptarlos a las necesidades del tejido productivo, para aplicarlos a contratas, subcontratas y a las ETT. También propone que se asegure el valor libertario de los certificados de la Tesorería General de la Seguridad Social. Son puntos claves para los empresarios, que pueden dinamitar un acuerdo que está al alcance.