Opinión

Los otros cisnes negros de 2022

El pulso que mantienen Putin y Biden con la crisis de Ucrania es el auténtico «cisne negro» de 2022, es decir, algo inesperado y de gran impacto y que con el tiempo se puede racionalizar

La crisis en Ucrania puede ser un nuevo cisne negro
La crisis en Ucrania puede ser un nuevo cisne negroUKRAINIAN DEFENCE MINISTRYvia REUTERS

Nassim Nicholas Taleb (Amiún, Líbano, 1961) es un ensayista y financiero libanés-americano, que se autoadscribe a una larga serie de filósofos escépticos, desde Sexto Empírico hasta David Hume, sin olvidar a Montaigne. Coincide con ellos en que el pasado no sirve para predecir el futuro. Por eso, sin duda, alumbró allá por 2007 su teoría de los «cisnes negros», que no deja de ser una refutación. Todo tiene explicación. Decimo Justo Juvenal (Aquino, 20; Roma, 128), poeta romano, escribió sobre «un ave rara en la tierra y muy parecida a un cisne negro», en una época en la que existía el convencimiento de que no había cisnes negros.

La certeza duró nada menos que alrededor de 1.500, hasta el punto de que en Londres en el siglo XVI, la expresión «cisne negro» se generalizó para hablar de algo imposible. Todo se vino abajo en un episodio que avala las tesis de la «falibilidad» de Popper cuando, en 1697, el holandés Willem de Vlamingh tropezó con un auténtico «cisne negro» en el río Swan, en Australia Occidental. Taleb partió de ese hecho y construyó una teoría, con éxito de público, que definía los «cisnes negros» como algo inesperado, de gran impacto socioeconómico y que, con el paso del tiempo, se puede racionalizar e incluso hacer que parezca explicable o predecible. Taleb enumeraba, como grandes «cisnes negros» modernos, la I Guerra Mundial –hay concomitancias con la crisis de Ucrania–, la aparición de Internet o los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York. No lo dice Taleb, pero la pandemia de la COVID-19 podría añadirse a esa lista.

El pulso que mantienen Putin y Biden, acabe como acabe, con todas sus implicaciones estratégicas y económicas, es sin duda el gran «cisne negro» de 2022, entre otras cosas porque nadie había previsto que llegara hasta donde ha llegado, de momento. Al mismo tiempo, en el horizonte, algunos mantenían la tradición del irresistible ejercicio prospectivo de otear otros «cisnes negros».

Alicia Coronil, ahora economista jefe de Singular Bank, la entidad más que emergente que preside Javier Marín, en sus años en Círculo de Empresarios, elaboraba, con datos de Saxo Bank, una lista de «cisnes grises» para cada año, es decir, «eventos imprevistos, pero con un elevado impacto sobre la economía». Mercedes Pizarro, actual directora de Economía del Círculo de Empresarios que preside Manuel Pérez-Sala –crítico, claro, con la reforma laboral de Yolanda Díaz–se olvida de los «grises» y para 2022 ha seleccionado «diez cisnes negros», entre los que no figura la crisis de Ucrania, ni tampoco –aunque ese cisne sería solo gris porque algo se barruntaba– la sentencia del Tribunal de Luxemburgo que propina un varapalo descomunal a la Hacienda española al anular la declaración de bienes en el extranjero y sus sanciones que alumbró, de forma fantasmal, Cristóbal Montoro en sus tiempos de ministro de Hacienda, quizá como reminiscencia de sus veleidades juveniles más a la izquierda de la socialdemocracia. Ahora se abrirá un largo y proceso, que según sugiere en Voz Populi Ignacio Ruiz-Jarabo, exdirector de la Agencia Tributaria (1998-2001), podría hacer un multimillonario agujero al fisco español. Habrá una solución, pero el daño a la seguridad jurídica y fiscal es irreparable.

Más allá de Ucrania, los diez «cisnes negros» recopilados por Mercedes Pizarro merecen una atención, aunque solo sea como ejercicio, porque lo imposible a veces deja de serlo. Sin levantar ninguna alarma, son los siguientes: 1) Se pospone el plan de acabar con los combustibles fósiles»; 2) Facebook tropieza al querer frenar el éxodo de los jóvenes y no los atraiga hacia el Metaverso; 3) Las elecciones legislativas de medio mandato en EE UU, con la sombra de Trump al fondo, provocan una crisis constitucional; 4) La inflación en Estados Unidos se desboca hasta el 15% en una espiral de alzas de salarios y precios; 5) La estrategia europea de clima, energía y defensa se financia con bonos ligados a aportaciones a pensiones privadas; 6) El llamado patriarcado corporativo se ve amenazado en los mercados por la defensa de la igualdad y grupos de inversoras coordinados para devaluar las empresas que no respeten la igualdad de género; 7) India se convierte en miembro sin derecho a voto del Consejo de Cooperación del Golfo; 8) La tecnología blockchain desmantela las plataformas de streaming; 9) La tecnología «hipersónica» impulsa la carrera espacial y provoca una nueva Guerra Fría; y 10) Una combinación de tratamientos permite alargar la vida humana. Parece imposible y no tiene por qué ser terrible, pero tampoco había cisnes negros hasta que hallaron uno y Taleb alumbró una teoría.

El BCE vigilará si los salarios suben un 3% para inicial el alza de tipos de interés

Philip Lane, economista jefe del Banco Central Europeo (BCE) que preside Christine Lagarde, lo ha dicho, en el lenguaje de los bancos centrales, pero lo suficientemente claro para que lo entienda quien desee entenderlo. El BCE vigilará si los salarios crecen un 3% o más en la eurozona y, si lo hacen, consideran que se vería obligado a subir los tipos de interés. Los expertos del BCE, no obstante, confían en que la subida de precios se frene en toda la eurozona en el segundo semestre del año.

Pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios en términos reales

El repunte de la inflación provocará, en primer lugar, una erosión de la capacidad de compra de los salarios en términos reales del 3 %, según un estudio de Raymond Torres y María Jesús Fernández, director de coyuntura económica y economista senior de Funcas, respectivamente. El informe, aparecido en Cuadernos de Información Económica. también apunta que los costes laborales unitarios, por su parte, descenderán en torno al 2%, en total, durante los próximos dos años.