Opinión

Bajada de impuestos

El Gobierno descarta por completo rebajar la presión fiscal sobre hogares y empresas

Dice la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que una bajada masiva de impuestos está absolutamente descartada… y me temo que tiene razón. Con un endeudamiento público del 115% del PIB y una inflación desbocada, no hay margen alguno para bajar intensamente los impuestos sin recortar equivalentemente el gasto, esto es, tirando de déficit. Incrementar todavía más nuestra deuda en un momento en el que el BCE va a dejar de financiarnos en condiciones asequibles roza el suicidio fiscal; a su vez, colocar más poder adquisitivo dentro de la economía (que no otra cosa significa el déficit público) tampoco es lo más razonable a la hora de evitar que la inflación se descontrole. Ahora bien, nótese la cláusula que he establecido para desaconsejar una bajada masiva de impuestos: que ésta tenga lugar sin un recorte equivalente en el gasto público. Si fuera posible bajar impuestos recortando en la misma medida el gasto público, entonces ninguno de los dos nocivos efectos anteriores tendrían lugar: ni nuestra solvencia se vería mermada (dado que no habría incremento de la deuda) ni tampoco la inflación se vería realimentada (el sector privado gastaría más pero el sector público gastaría menos, de modo que el uno compensaría al otro).

Así pues, si no asistiremos a una bajada masiva de impuestos ni a corto, ni a medio ni a largo plazo, es porque nuestra casta política no recortará el gasto público lo suficiente como para hacerla posible. A corto plazo puede que existan obstáculos para conseguirlo (pues ya hay muchas partidas de gasto comprometidas), aunque como poco se podría deflactar el IRPF para no subir todavía más los impuestos. Pero a largo plazo, lo único que impide una reordenación del gasto público que dé espacio a una masiva bajada de impuestos es la ideología política predominante: si se quiere mantener el actual «hiperEstado» clientelizador, entonces en efecto no tendremos margen para disminuir significativamente los impuestos. Si en cambio aspiramos a un modelo de sociedad distinto, donde el Estado desempeñe un rol mucho más modesto en nuestras vidas, entonces claro que es posible (y deseable) bajar masivamente los impuestos. A pesar de María Jesús Montero.