España
Alerta del FMI
Alemania, implacable, quiere seguir imponiendo una dura austeridad a los países del sur de Europa, entre ellos España. No da tregua, quiere que los periféricos rebajen sus déficits públicos a la mayor velocidad posible. Europa es como un grupo de amigos que salen juntos a correr; uno de ellos, el alemán, como es más fuerte y está mucho más en forma, lleva a todos los demás con la lengua fuera. Los débiles no pueden reducir el ritmo (devaluar) porque van atados con una cuerda y algunos empiezan a padecer demasiado. El entrenador, el BCE, intenta ayudar y sostener a los agotados con estimulantes monetarios. Si Alemania no frena sus exigencias, afirma el FMI, se prolongará la recesión en España, aumentará más nuestra deuda pública (el efecto contrario al buscado) y llegará en 2018 al 111% sobre el PIB.
La combinación de subidas de impuestos (con la consiguiente caída del consumo) y elevados costes de financiación para las empresas españolas (provocado por las exigencias de Basilea a nuestros bancos) está creando un parón económico que dificulta enormemente la recaudación fiscal y aumenta nuestra deuda pública. Las empresas españolas no venden porque sus productos no pueden competir con los de nuestros vecinos del norte, que se financian a tipos muchísimo más bajos. Como consecuencia quiebran y destruyen empleo, agravando la situación económica. Los alemanes no quieren verlo, no les interesa, les va bien y continúan apretando.
Parece que el FMI se ha dado cuenta de que estas exigencias alargarán la recesión en España y pide que se suavicen. Los alemanes deberían escucharles, porque si caen países como España o Italia, se pueden desmoronar más de 50 años de esfuerzo común para crear los Estados Unidos de Europa.
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