Grecia
Autónomos en Grecia: «Somos idiotas por estar en el sector privado. Nos obligan a evadir impuestos»
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«Idiotikó» en griego significa «privado». No hace falta explicar que «idiota» proviene de ese término. Así se sienten tanto Alexandros Yakimidis como Yorgos Konstantinou, dos propietarios de una tienda de cámaras fotográficas. «Somos idiotas por estar en el sector privado», se mofa Alexandros, a quien le gustaría ser funcionario. Las familias de ambos se trasladaron del campo a Atenas durante el boom de contratación de empleados públicos en los ochenta.
«La solución es recortar los salarios de los funcionarios, o echarlos», apuesta Yorgos, quien tuvo que despedir a seis de sus ocho trabajadores por la crisis en el país. En los últimos meses, con el frenazo de la economía, las micropymes –que representan el 97% de las empresas del país– han sufrido las peores consecuencias. Según datos recientes, cada día cierran 59 comercios.
El posible aumento del IVA que el Gobierno izquierdista pactará con los acreedores puede asestar otro duro golpe al consumo. «Con la subida de impuestos sólo potencian la evasión fiscal y la economía sumergida. Nos obligan a ello», considera Alexandros. Se calcula que el fraude asciende a los 75.000 millones de euros y la economía en negro supone el 24% del PIB del país. Durante las dos horas de charla en una terraza, un amigo suyo se para y les ofrece unas bolsas de correas que él mismo produce. Sin impuestos, claro.
Para entender por qué un amplio porcentaje de los griegos opta por estafar al Estado hay que remontarse a la época del Imperio Otomano, cuando los lugareños rehusaban pagar impuestos a un poder extranjero. «Esa cultura no se cambia en unos años ni en un Gobierno», asegura Alexandros. Su negocio acumula pérdidas del 25% por la crisis, el mismo porcentaje que se ha contraído la economía helena en los últimos años.
Ante la amenaza constante de un accidente, Alexandros reconoce que desde 2011 deposita ciertas cantidades de dinero en una cuenta de Holanda, país donde vivió varios años. «Si mañana pasa algo, estoy preparado para ser ciudadano europeo», asegura el pequeño empresario con una media sonrisa. La opción de Yorgos es volver al dracma, «así podría comprar propiedades», bromea su compañero.
La conversación divaga por postulados filosóficos, que tanto gustan a los atenienses. La preocupación de Alexandros y Yorgos no les quita el sueño, porque «aquí se vive el día a día». Ambos seguirán santiguándose al pasar frente a una iglesia y harán repicar el «kombolói» –una especie de juguete similar a un rosario– mientras toman un café y discuten sobre cómo llegaron a esa situación y quién tiene la culpa.
- Nombre: Alexandros Yakimidis
Profesión: Propietario de una tienda de cámaras fotográficas en Atenas
Solución: Irse a Holanda para ser «europeo»
- Nombre: Yorgos Konstantinou
Profesión: Socio de Yamikis en esa tienda de cámaras
Solución: Volver al dracma (antigua moneda)
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