Inflación

Banco de España, IPC y sequía

Las cosas no pintan bien, a tenor de lo que pasa con los precios en origen de algunos de los productos agroalimentarios. Además, los campos piden agua a gritos y pinta mal para las cosechas, lo que se reflejará en los precios.

Los precios de los alimentos acumulan subidas medias del 40% desde antes de la invasión rusa de Ucrania
AlimentosJuan HerreroAgencia EFE

El Banco de España dice que los alimentos van a seguir caros. Según sus nuevas proyecciones macroeconómicas, la cesta de la compra subirá un 12,2 por ciento; en diciembre pasado su pronóstico era que se encareciese «tan solo» un 7,8 por ciento. Dentro de una semana tendremos un primer avance de lo sucedido en marzo, cuando aparezca el IPC adelantado.

Tasa del IPC
Tasa del IPCLA RAZÓN

Pero las cosas no pintan bien, a tenor de lo que pasa con los precios en origen de algunos de los productos agroalimentarios, como el porcino blanco y los huevos, que siguen su escalada en niveles históricos. El pollo mantiene esta tendencia alcista y las cotizaciones del vacuno y el ovino también son elevadas en origen. Del lado agrícola destacan los incrementos que se han registrado en hortalizas y algunas frutas debido a la confluencia de una serie de factores, sobre todo climatológicos. Por el contrario, los cereales llevan unas cuantas semanas sufriendo importantes descensos, aunque estos últimos no se compran directamente por el consumidor, por lo que estos recortes tardarán en reflejarse en el IPC. Mención aparte merece el caso de la leche de vaca y de los productos lácteos. Durante los últimos meses los precios a los ganaderos reflejados en los contratos han sido elevados. Ahora toca revisar esos contratos y las organizaciones como Agromuralla se quejan de que las industrias están realizando ofertas a la baja, muy pero que muy similares. Y sospechan que pueda haber acuerdos entre las principales empresas compradoras por la similitud de las cifras que plantean. Si es así, parece como si las industrias lácteas no aprendieran. Ya lo hicieron en el pasado, les «pillaron» y el asunto colea todavía en los tribunales. ¿De lo anterior se deduce que los agricultores y ganaderos se están forrando? Pues no, porque sus costes de producción se han disparado y, además, cada día que pasa tienen más trabas para hacer su trabajo y aumentar la oferta de alimentos. Y ahora llega otro problema: estamos al comienzo de la primavera y las reservas de agua en las montañas en forma de nieve son muy escasas, mucho más de lo que correspondería a esta época del año. Además, los campos piden agua a gritos y pinta mal para las cosechas, lo que se reflejará en los precios.