
Energía
Brasil sobrepasa a Venezuela con su petróleo en aguas profundas
Formalizará su adhesión a la OPEP+ tras situarse tercera en producción de crudo de toda América, tras EE UU y Canadá

El «sorpasso» en la producción de petróleo en Iberoamérica es un hecho. Venezuela, que cuenta con las mayores reservas probadas de crudo del mundo, no solo está amenazada por el crudo de Guyana, con la que se disputa buena parte del territorio y de las aguas marinas, sino que la ingente producción brasileña en aguas profundas le está reportando a Brasil el liderazgo en el mercado petrolero de Suramérica.
La producción de petróleo de Venezuela cayó 6.000 barriles diarios (bpd) en febrero pasado, aunque se mantuvo sobre el millón por segundo mes consecutivo, según cifras oficiales recogidas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Así, Venezuela produjo en febrero una media de 1.025.000 bpd, un 0,5% menos respecto al promedio de 1.031.000 bpd alcanzado en enero, cuando el país superó por primera vez el millón de barriles desde junio de 2019. Venezuela sigue todavía lejos de los 2,89 millones de bpd que producía a comienzos de este siglo.
Lo más probable es que, además, la extracción se resienta tras poner fin la Administración Trump al permiso concedido a Chevron para operar en Venezuela, donde su participación con la estatal Pdvsa representaba unos 200.000 bpd de petróleo, según las estimaciones.
Chevron tiene hasta el 3 de abril para poner fin a sus operaciones como castigo a Caracas por no haber acelerado las deportaciones de migrantes indocumentados en EE UU al «ritmo rápido» que Washington esperaba.
Mientras tanto, Brasil aprovecha los problemas de otros rivales, como los que sufre también México y su petrolera estatal Pemex, y gracias a la explotación de los yacimientos en aguas ultra-profundas, perforando bloques de sal, produce ya más de 3,3 millones de barriles de petróleo cada día, más que los que extraía Venezuela a principios de siglo y que el propio México, según Trading Economics.
De hecho es el séptimo mayor productor de petróleo del mundo, con el 4% de la producción mundial, según la Administración de Información Energética, una agencia del federal estadounidense, que eleva su producción diaria a 4,3 millones de barriles. El año pasado, el crudo se convirtió en el principal producto de exportación, representando el 13,3% de las ventas externas de Brasil, superando a la soja.
El «boom» petrolero brasileño ha hecho que el propio Gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva vaya a proponer la entrada da del país en la OPEP+, que incorpora a Rusia con los tradicionales miembros del cártel, y pretenda que la petrolera estatal Petrobras se lance a comprar campos petroleros en países africanos para aumentar sus reservas, ante la previsión de una disminución en la producción a partir de 2030.
En particular, Petrobras está interesada en yacimientos en Namibia, Suráfrica y Angola.
Al mismo tiempo, Petrobras anticipó en 2024 parte de las inversiones previstas para 2025 con el fin de acelerar el desarrollo del campo de Búzios, el mayor yacimiento petrolero del mundo en aguas profundas.
La producción en este campo ubicado en aguas ultraprofundas del Atlántico y frente al litoral del estado de Río de Janeiro aumentará de los actuales 800.000 barriles diarios hasta un millón de barriles diarios a finales de 2025 y hasta dos millones en 2030, afirmó recientemente la presidenta de Petrobras, Magda Chambriard.
«Estamos acelerando la producción en un campo muy prometedor y singular, que es el mayor del mundo en aguas profundas y cuya producción será superior a la de muchos países», dijo la presidenta de la mayor empresa de Brasil. Petrobras invirtió en 2024 unos 16.600 millones de dólares para acelerar en Búzios.
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