Motor

Coches eléctricos: un producto de lujo en España al alcance de muy pocos hogares

Sólo el 3% de los hogares tiene un coche híbrido o eléctrico. Más de la mitad de los compradores ECO y Cero tiene una renta mensual superior a los 2.500 euros. De 29 millones de vehículos que hay en España, sólo 180.000 son eléctricos puros

Imagen de coches eléctricos recargando las baterias en un aparcamiento de Madrid.
Imagen de coches eléctricos recargando las baterias en un aparcamiento de Madrid. Jesús G. FeriaLa Razón

Las ventas de automóviles eléctricos en España sólo suponen un 5% del total de las matriculaciones, lo que sitúa a nuestro país casi a la cola de Europa en lo que se refiere a electrificación del parque móvil. Según los analistas, tanto el elevado precio de los vehículos de esta motorización como la ineficacia de las ayudas del Plan Moves, están provocando un rechazo entre los compradores que, por otra parte, no se ven animados ante una red aún escasa de estaciones de recarga que dificulta y alarga el tiempo de los viajes.

En efecto, el precio medio de un automóvil de motor eléctrico se sitúa en, al menos, un 20% por encima respectó al mismo modelo con motor de combustión interna. Esto está provocado porque utilizan una tecnología más cara y componentes que, como las grandes baterías, encarecen el precio final del producto. Y es que, aunque el problema de la autonomía está resuelto, resulta caro. Si se aumenta la potencia de las baterías se puede alargar el kilometraje, pero eso supone un mayor coste en baterías y un mayor peso del conjunto, que obliga al desarrollo de chasis más sofisticados.

Es por ello que los fabricantes se han especializado en coches eléctricos de gamas medias y altas, dirigidos a un público que puede pagar por esta tecnología. Y por el momento, aunque hay muchos fabricantes que han anunciado la llegada de modelos eléctricos por debajo de los 25.000 euros, la realidad es que resulta casi imposible encontrarlos en el mercado. Y es que las normas de seguridad activa impuestas a los fabricantes por las normativas de la Unión Europea han provocado que en los últimos lustros los coches hayan tenido que aumentar el tamaño de sus carrocerías y, paralelamente, el importe de sus facturas.

Según estudios especializados, sólo un 17% de los coches eléctricos vendidos en Europa son vehículos compactos del segmento B, que son más baratos, frente al 37% que suponen en los nuevos motores de combustión. Entre 2018 y 2023 solo se lanzaron 40 modelos totalmente eléctricos en los segmentos compactos (A y B), frente a 66 modelos grandes y de lujo (D y E), de acuerdo con el estudio. En Europa, el 28% de las ventas de coches eléctricos corresponden al segmento D de coches grandes, frente a solo el 13% en los nuevos coches de combustión. Y esta tendencia hacia coches de mayor tamaño tiene como consecuencia que el precio medio de un coche eléctrico en Europa ha aumentado un 39%, es decir, unos 18.000 euros desde hace ocho años, mientras que en China, en el mismo periodo, la factura se ha reducido un 53%. Es la consecuencia de que los fabricantes europeos se centran en la producción de turismos grandes y SUV, que conllevan un sobreprecio por ser un segmento «premium».

De los modelos de menos de 25.000 euros previstos por los fabricantes de automóviles, es probable que solo se fabriquen 42.000 vehículos para el mercado europeo este año. A pesar de todo ello, la cuota de mercado de los coches eléctricos en la UE ha seguido creciendo y en 2023 alcanzó el 14,6%, aunque se estima que esa cuota podría alcanzar hasta el 22% si el segmento de los vehículos de empresa, que representa en España en torno a la tercera parte de las ventas, estuviera liderando la electrificación. Por ello, establecer objetivos de electrificación para las flotas de las empresas e incluirlas en los planes de ayudas al coche electrificado sería clave para acelerar la electrificación, ya que la UE desea que las nuevas adquisiciones en las flotas sean 100 % eléctricas a más tardar en 2030.

Por ello, la realidad actual es que, en España, los coches híbridos o eléctricos, que cuentan con etiqueta medioambiental ECO o Cero emisiones, se han convertido en un artículo de lujo al que solo el 3,2% de los hogares españoles pueden acceder, según datos del INE. Porque está comprobado que en el 52,2% de los hogares que cuentan con un vehículo de estas características la renta mensual es superior a los 2.500 euros. Un informe reciente de la patronal de los concesionarios (Faconauto), asegura que únicamente el 30% de los hogares españoles podría transitar al vehículo eléctrico, por lo que el margen de crecimiento de la electrificación, incluso en las capas altas de ingresos familiares, es aún muy grande. En la actualidad, de los 29 millones de vehículos con los que cuenta el parque español, los eléctricos puros no llegan a 180.000 unidades, por lo que, si seguimos a este ritmo, España no tendrá ni una décima parte de lo estimado en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) para 2030, que fija los objetivos en más de cinco millones de coches eléctricos circulando por las carreteras españolas para esa fecha.

Por otro lado, la difícil situación económica y las dudas sobre la validez de las nuevas tecnologías y su permanencia en el tiempo están provocando que los usuarios españoles de automóviles alarguen la vida de sus vehículos, de manera que el parque automovilístico español va envejeciéndose año a año y se encuentra actualmente en 14,5 años de media. Se calcula que, para que se lleve a cabo una adecuada renovación del parque automovilístico, se precisa tener un mercado interno de 1,3 millones de unidades vendidas anualmente. Una cifra que se había alcanzado a finales de la década pasada pero que, desde la pandemia, ha descendido significativamente. De los 1,2 millones de coches nuevos matriculados en el año 2019, se han perdido casi 300.000 unidades. Las previsiones de los fabricantes estiman que, en el mejor de los casos, este año podría crearse en una cantidad cercana al millón de unidades, con lo que el parque seguirá envejeciéndose un poco más. Sólo Grecia nos supera dentro de la UE en antigüedad.

Para compensar esta diferencia en las tarifas de compra de los coches eléctricos se establecieron una serie de ayudas contempladas en el llamado Plan Moves que se ha caracterizado por su falta de eficacia, como lo prueba el hecho de que los fondos asignados no se han cubierto. Se establecen cantidades que pueden llegar hasta 7.000 euros en el caso de achatarramiento de un coche de combustión si se compra un eléctrico. Pero la realidad es que las ayudas no se descuentan del precio en el momento de la compra y las percibe el concesionario, como ocurría en anteriores planes como el Prever el Pibe, sino que son subvenciones que se transfieren directamente al comprador y que, además de que se demoran hasta año y medio, computan para el IRPF. Otro problema es que es solo para particulares o no se contempla para empresas, canal que supone al menos un tercio de las matriculaciones totales.

A este problema se ha referido esta semana la presidenta de la patronal de concesionarios, Faconauto, Marta Blázquez, que ha vuelto a insistir en la necesidad de que los compradores «reciban las ayudas en el momento de la compra». También señaló que hacen falta medidas fiscales para incentivar la adquisición de coches eléctricos, como han hecho países donde tiene una cuota del 22%, y que, al igual que se habilitó una deducción del 15% en el IRPF para la adquisición de vehículos eléctricos también tendría que haber una deducción para las empresas en el Impuesto de Sociedades.