Economía
Consumo e inversión propulsan el despegue
R. Salgado
Tras años de caídas, la economía avanzó un 1,4% en 2014. El año pasado registró el mayor ritmo de crecimiento desde el estallido de la crisis
r. Salgado
España ha dejado de ocupar uno de los vagones de cola para convertirse en una de las locomotoras de la UE. Ha pasado de codearse para evitar los puestos de descenso a pelear por clasificarse para la «Champions League». Y es que, tras desplomarse más de un 3,5% en 2009 y sufrir cinco años de caídas, la economía avanzó un 1,4% en 2014. El año pasado el PIB registró un robusto crecimiento del 3,2%, su mayor alza desde el estallido de la crisis. No obstante, el FMI ha rebajado sus previsiones, hasta el 2,6%, por primera vez desde 2013.
Tras varios años tumultuosos, 2014 se caracterizó por el retorno del consumo de los hogares y de la demanda interna, aunque las exportaciones y la internacionalización de las empresas españolas continuaron siendo indispensables. Pese a que el consumo privado –creció un 3% en 2015– y la inversión espolearan el PIB el año pasado, las ventas al exterior siguieron tirando del carro.
El devenir de la economía en los dos últimos años ha estado marcado por diferentes transiciones. La primera, desde comienzos de 2014, fue la que dejó atrás la crisis de deuda soberana y marcó el inicio de la recuperación económica. «Tal vez ése fue el momento en el que España había convencido más a inversores y mercados sobre la voluntad reformista», asegura Santiago Carbó, catedrático de Economía de Cunef.
Si el déficit en 2009 era del 11% y en 2011 superaba el 9%, el año pasado se redujo hasta el 5%. No obstante, el desvío fue de casi un punto porcentual respecto al compromiso adquirido con Bruselas. –España registró el segundo mayor déficit de la UE–.
En el primer trimestre de 2014, coincidiendo con la puesta en marcha de TU ECONOMÍA, los indicadores macroeconómicos comenzaron a ser favorables y la recuperación empezaba a ser un hecho, aunque aún debía reforzarse. En el terreno financiero, recuerda Carbó, se culminaron las tareas a las que España se había comprometido dentro del Memorando de Entendimiento (MoU) y se pudo hablar de la ansiada «estabilidad financiera». El crecimiento en 2014 superó todas las expectativas. Sorprendió a propios y extraños. Si la previsión media fue del 0,7%, el avance final escaló hasta el 1,4%. Mientras que el PIB crecía a ritmos del 0,4% en el primer trimestre de 2014, en el tercer trimestre del año siguiente se duplicó, hasta el 0,8%.
El crecimiento económico a comienzos de 2015 vino acompañado de la creación de puestos de trabajo. Así, frente al descenso del 0,47% que reflejaba el número de ocupados en los tres primeros meses de 2014 se pasó a un crecimiento del 2,97% en el mismo periodo de 2015. Además, el 25,93% de paro que sufría España en el primer trimestre de 2015 se rebajó hasta el 20,9% en el cuarto trimestre del pasado año. La sangría de desempleados había llegado a su fin, pero todavía eran muchos los retos que quedaban por delante. La reforma laboral no ha tenido buena acogida entre los ciudadanos. Sin embargo, era evidente que un país con una tasa de paro tan elevada no podía tener un mercado de trabajo tan rígido.
Flexibilidad no es facilitar el despido, sino la contratación, y muchos expertos reiteraban la amenaza que podía suponer abandonar las reformas a la hora de revertir el proceso de recuperación. Carbó recuerda que durante 2015 se observó una ralentización del ritmo reformista, muy marcada por un calendario electoral intenso, que no favorece la acción de política económica. El catedrático de Cunef sostiene que, al tiempo que en nuestro país mejoraba el contexto macroeconómico, en el verano de 2015 comenzó a aumentar la incertidumbre en el entorno internacional. Unas dudas que se intensificaron hacia final de año, con una caída muy pronunciada de los precios del petróleo y con la subida de tipos de interés en EE UU.
TERCERA TRANSICIÓN
En el arranque de 2016 se ha producido una tercera transición. Carbó revela que desde la recuperación económica con estabilidad política se pasó a la inestabilidad política con incertidumbre externa y con un duro castigo a los mercados. A comienzos de año, el economista percibía dos claros componentes que amenazan la recuperación. Por un lado resalta las incógnitas externas, sobre todo focalizadas en China y los principales emergentes, a los cambios geoestratégicos que provocan el petróleo barato y la subida de tipos estadounidenses y a las dudas sobre la banca europea (alemana, italiana y francesa, principalmente). Por el otro, Carbó remarca el componente interno, por el parón reformista y la incertidumbre política. «Cuanto más se prolongue la inestabilidad política, mayor será su incidencia negativa sobre el crecimiento».
La incesante lucha del BCE para generar inflación no tiene los resultados esperados, y la deflación continúa siendo una amenaza persistente para los países de la eurozona. El temor está justificado, ya que la caída sostenida y generalizada de los precios pospone decisiones de compra, congela la inversión y paraliza la contratación. Si bien es cierto que el IPC se mueve en terreno negativo fundamentalmente como consecuencia de la caída del crudo y otras materias primas, también lo es que Mario Draghi ha puesto toda la carne en el asador. Aun así, los precios en España durante los dos últimos años han pasado desde el 0% en febrero de 2014 hasta el -0,8 en febrero de 2016.
Si a lo largo de los años más amargos de la crisis el comercio exterior supuso el principal baluarte de la economía, ahora la demanda interna parece haber tomado el relevo. Así, mientras las exportaciones apenas han avanzado desde 1,6% del primer trimestre de 2014 hasta el 2,8% del tercer trimestre de 2015, las importaciones lo han hecho desde el 1,8% hasta el 4% en el mismo periodo. De forma paralela, el gasto en consumo de los hogares ha pasado del estancamiento y atonía –con avances del 0%– a crecimientos del 0,8% a finales del pasado año.
Uno de los principales indicadores de que pese a que nuestra economía está en proceso de crecimiento genera dudas es, según Fernando Tomé, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nebrija, el nivel de la deuda pública –en 2010 suponía el 62% sobre el PIB, pero actualmente supera el 100%–. No obstante, Tomé recuerda que el déficit en la balanza comercial ha descendido desde el 9% del PIB en 2009 hasta el 2,2% en 2015. Y lo achaca a la «devaluación interna», ya que el abaratamiento de la mano de obra española ha favorecido las exportaciones. De forma paralela, sostiene que si en 2008 había más de 50 entidades financieras en España, actualmente no llegan a 20, pero «con mejores ratios de salud empresarial». Al mismo tiempo, España recibió 21.700 millones de euros de inversión extranjera bruta en 2015, lo que supone un aumento del 11% sobre el año precedente.
Manuel Hidalgo. Profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla:
Ritmos inesperados de crecimiento
El crecimiento del PIB no ha dejado de aumentar desde principios de 2014, de modo que en 2015 nuestra economía creció a un ritmo inesperado unos meses antes. No cabe duda del efecto electoral, al que se suman la política del BCE, la recuperación del crédito y el buen entorno internacional, al menos hasta mediados de año. Sin embargo, algunas sombras prevalecen. Así, el déficit público amenaza de nuevo con una reedición de los recortes. Además, el desempleo se reduce desde 2013, pero a costa de un aumento de la temporalidad y de subidas salariales muy moderadas.
Almudena Semur. Servicio de Estudios del IEE: Mayor crecimiento que la media europea
Comenzamos 2014 con un tímido crecimiento que pintaba claroscuro. Prestigiosos organismos señalaban que nuestro PIB no superaría la barrera del 1% durante seis años. Pero, a pesar de los augurios, creció un 1,4%. En 2015, las previsiones se desbordaron situándose el crecimiento en 3,2%. Los vientos de cola (abaratamiento del crudo, tipo de cambio, bajada costes de financiación...) continúan soplando a favor. Nuestro país crece más que la media europea gracias a las políticas económicas llevadas a cabo, aunque todavía somos vulnerables. Resulta prioritario ser ambiciosos en el proceso de consolidación fiscal.
Yolanda Fernández. Profesora de Economía de Comillas ICADE: Dudosa sostenibilidad de la evolución
Las medidas contra la crisis, el bajo nivel de precios y el coste del petróleo han hecho crecer el PIB y el empleo, mayoritariamente temporal. Esta recuperación es frágil, ya que tiene detrás una demanda externa voluble, mayores desequilibrios de renta, un excesivo endeudamiento del sector público..., lo que explica que la propia Comisión Europea ponga en duda la sostenibilidad de nuestra evolución económica. España debe acometer grandes reformas estructurales para mantener un crecimiento económico sostenible, inclusivo y respetuoso con el medio ambiente. Lo demás son visiones cortoplacistas que incluso pueden poner en peligro el futuro de la economía.
Rafael Pampillón. Profesor de la Universidad CEU-San Pablo: Se redujeron los desequilibrios
El cambio más importante que se ha producido desde el primer trimestre de 2014 ha sido la reducción de los desequilibrios. Se crearon 1,3 millones de empleos y la tasa de paro se redujo del 26% al 20%. En el mercado de la vivienda aumentó la compraventa, y el enorme stock de vivienda nueva se ha ido reduciendo. El déficit de las Administraciones Públicas, que cerró 2013 en el 6,6%, se redujo hasta un 5,1% en 2015. Y el déficit del sector exterior desapareció: durante estos dos años se produjeron superávits en la cuenta corriente gracias al esfuerzo de internacionalización de las empresas españolas.
Ángel Laborda. Director de Coyuntura de Funcas: Dos años de excelentes resultados
El primer número de TU ECONOMÍA coincidió prácticamente con el inicio de la recuperación económica. Los dolorosos ajustes llevados a cabo y las medidas y reformas implementadas por el Gobierno cristalizaron en un nuevo escenario de crecimiento y creación de empleo. En estos dos años largos se ha avanzado mucho y rápido, pero aún queda por recuperar el 35% del PIB perdido en la crisis y casi el 75% del empleo. Como puntos menos favorables, cabe señalar que en este periodo se ha frenado el espíritu reformista y se ha avanzado poco en la consolidación de las cuentas públicas.
Javier Flores. Responsable de Asinver.España, activo de inversión preferente
Seis años después de alcanzar un déficit público récord, enfrentar el rescate de nuestra economía y sufrir los efectos de la fuga de capitales, es real la perspectiva de posible solución a los problemas que viene lastrando la confianza de inversores. Los mismos que llegaron a reflejar su cautela con un claro veto a la toma de decisiones de inversión en España se fijan ahora en nuestro país como activo de inversión diferenciado y preferente. Aprovechemos que el viento de cola es todavía favorable, pero no para repetir los errores del pasado, sino para abordar la necesaria transformación de nuestra economía.
Valentín Pich. Presidente del Consejo General de Economistas: Inercia positiva para reducir el paro
Han sido años económica y socialmente convulsos, en los que hemos intentado digerir la recesión. Lo que es un hecho evidente es que el año pasado la economía española creció por encima de la media de la Unión Europea, y esta inercia positiva debería encauzarse para reducir las deplorables cifras de desempleo buscando nuevos parámetros de funcionamiento de nuestra economía. Aunque los retos son importantes, el dinamismo demostrado por las empresas y la capacidad de sacrificio de la sociedad española ayudarán a su cumplimiento.
Daniel Fuentes. Responsable de Economía Española en Afi: Déficit público fuera de control
La economía española ha recuperado altas tasas de crecimiento, empujada por algunos vientos de cola como las bajadas sucesivas del precio del petróleo, la política monetaria expansiva o el tipo de cambio favorecedor de las exportaciones, que han permitido crear empleo de manera sostenida. No obstante, a pesar de crecer mucho más que las economías de nuestro entorno, los principales desafíos siguen sin resolverse: tasa de paro por encima del 20%, déficit público fuera de control, Seguridad Social en quiebra, empleo precario y deterioro de la distribución de la renta.
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