Acuerdo comercial UE-EE UU

Cruciales para Barack Obama

Obama en una imagen de archivo
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Los tratados comerciales representan la agenda más ambiciosa en economía internacional en la historia de un presidente de Estados Unidos.

Un acuerdo comercial de cientos de miles de dólares. Dicen algunos legisladores que ha hecho de todo menos invitarles al avión presidencial a dar una vuelta. Todavía así, están en contra de estos tratados. Sin embargo, el presidente Barack Obama los ha marcado en rojo en su segunda legislatura. Los políticos del Congreso nunca se habían sentido tan presionados desde la reforma sanitaria, la piedra angular de su primera campaña presidencial. Incluso, Obama ha creado alianzas poco frecuentes en el Congreso para sacar adelante el TPA, el TPP, el TTIP y el TISA.

Antes de perderse entre tantos acrónimos, habría que diferenciarlos: TPP, el acuerdo comercial del Pacífico, que incluye a Estados Unidos junto con Australia, Brunei, Canadá, Chile, México, Nueva Zelanda, Japón, Singapur, Vietnam y Perú. TTIP, el tratado comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea. El TISA sería para servicios internacionales que incluirían los de banca y seguros. Y el TPA, que hace días los legisladores del Congreso le tumbaron al presidente y hubiese acelerado la aprobación del tratado comercial con Asia. A su vez, su bloqueo ha retrasado las negociaciones con la Unión Europea. Sus defensores destacan que, además de rebajar los costes de aduanas y mejorar el acceso a los mercados de los países que participen en estos tratados, ambos acuerdos escribirían las nuevas normas en la comunidad internacional en regulaciones medioambientales, alimentación, derechos de los trabajadores y propiedad intelectual,entre otros. A los detractores, les frena que estos acuerdos beneficiarían a las grandes coorporaciones. En cambio, mejorarían las condiciones laborales de algunos trabajadores y el salario mínimo alrededor del mundo.

De esta forma, Obama necesita estos tratados para resaltar su legado en Estados Unidos en el apartado de Economía y Política Exterior, fundamentales para reclamar la influencia de Washington en Europa y Asia.

El presidente ha hecho hincapié a los demócratas de su partido sobre la importancia del citado legado, en que estos tratados deberían tener una función dominante. Más que nada porque sería la agenda económica internacional más ambiciosa que jamás hubiese presentado un presidente de Estados Unidos.

Mientras, desde la Casa Blanca y el Partido Republicano se buscan opciones para resucitar el acuerdo del Pacífico y evitar que el de la Unión Europea corra una suerte parecida en el Congreso. Detrás tiene a todos los grandes empresarios estadounidenses, que están de su lado. ¿Quién no quiere cientos de miles de millones de dólares? En los estudios realizados que defienden los acuerdos, se mantiene que el Producto Interior Bruto de Estados Unidos aumentaría en 103.000 millones de dólares. En Europa, en 130.000. Mientras, el del Pacífico, relanzará las exportaciones mundiales en 305.000 millones de dólares, de las que 123.000 vendrían de Estados Unidos e incrementaría el tamaño de la economía global en 223.000 millones de dólares para 2025. Esto daría un gran impulso a las economías de California o Texas junto con los estados que dependen del comercio como Carolina del Sur, Kentucky, Vermont, Mississippi e Indiana.

Sin embargo, una de las críticas al presidente Barack Obama es el secretismo con el que los diplomáticos y expertos de su administración negocian el acuerdo con los europeos. En Estados Unidos, el debate se centra en la bajada de salarios contra los menores precios y el aumento de exportaciones. Asimismo, desde los sindicatos temen que se permita destruir más trabajo en el país y se cree en otros lugares de la Unión Europea, donde el nivel de vida es más bajo. En cambio, las organizaciones medioambientales y consumidores guardan silencio en Estados Unidos. Se ganaría con este acuerdo.