Economía

Draghi recrudece las sanciones al ahorro

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La bajada de tipos castiga a los ahorradores. Impide lograr rentabilidad sin asumir riesgos, lo que propicia la inversión. Los fondos de renta fija, aparentemente más seguros, perderán dinero en cuanto las tasas suban.

«Hace tan sólo unos años me ofrecían un 4% por contratar un depósito. Ahora la rentabilidad no supera el 0,30% y en el banco me han dicho que es por culpa de los tipos bajos», se lamentaba mi abuelo el otro día durante una comida familiar. «Son un castigo al ahorrador», le espeté.

El Banco Central Europeo (BCE) ha puesto toda la carne en el asador. Baja los tipos de interés del 0,05% al 0% (mínimo histórico), reduce la facilidad de depósito al -0,4%, aumenta las inyecciones de liquidez en 20.000 millones de euros mensuales e incluye la deuda corporativa en su plan de compra de activos. El objetivo es avivar la economía y combatir los indicios de una nueva recesión. Pero el dinero gratis tiene un gran perjudicado: el ahorrador conservador.

PÓLVORA MOJADA

Si bien los depósitos bancarios eran uno de los productos de ahorro más populares en España, hoy en día ofrecen rendimientos irrisorios. Y el BCE cobrará aún más a las entidades por aparcar sus excesos de liquidez, lo que penaliza su remuneración. Así, las expectativas de ahorro para los enemigos del riesgo, al menos en el corto plazo, no resultan nada halagüeñas. Las compras masivas de deuda soberana han expulsado a los ahorradores más conservadores de su zona de confort y les han llevado a invertir en activos más arriesgados para sacar algún provecho a su dinero. Más que de castigo, hay quien se atreve a hablar de asalto.

La bajada de tipos se trata de un desamparo en materia de ahorro seguro. Y Draghi dejó la puerta abierta a tasas negativas. Pero la pólvora del BCE está mojada. Nos encontramos ante un terreno pantanoso, desconocido hasta la fecha. Aunque los tipos bajos pretendan dinamizar la economía abaratando el crédito para familias y empresas, ahorrar no es invertir.

Un 62% de los ahorradores en España se consideran conservadores. De hecho, los depósitos continúan siendo los productos mayoritarios, ya que copan prácticamente el 40% del ahorro de las familias españolas, y los particulares que contratan depósitos para salvaguardar su capital superan, sin dudas, el 50% de los clientes que tiene una oficina bancaria tradicional.

Pese a que ahorrar a largo plazo vía depósitos pueda considerarse una aberración financiera, la cultura en España es bastante deficitaria y nada tiene que ver con la alemana o la anglosajona. Así, muchos clientes, animados por las entidades, optan por los fondos de inversión sin conocer el producto, ni su propio perfil de riesgo.

Los mercados están adulterados como consecuencia de la política monetaria. Alfonso Sánchez, director de desarrollo de negocio de Carmignac, explica que las compras de deuda soberana que realiza el BCE han provocado un exceso de demanda que ha inflado los precios de los activos financieros en general, y de la deuda pública en particular. «Uno de los casos más llamativos en este sentido es el de las rentabilidades negativas a las que cotizannumerosos bonos soberanos europeos o japoneses».

Debido a las políticas expansivas de los bancos centrales, la rentabilidad de los tradicionales activos sin riesgo es muy exigua, cuando no negativa, lo que «hace necesario la asunción de un mayor riesgo para obtener un rendimiento probablemente menor que en el pasado y con una mayor volatilidad». El castigo impuesto por el BCE a los depósitos de los bancos lo puede terminar pagando el cliente final. Y es que mientras algunos expertos defienden que no sería descabellado que los particulares tuvieran que pagar por contratar un activo exento de riesgo –depósitos y cuentas corrientes–, como ya ocurre en otros países del entorno, fuentes del sector bancario español lo desmienten y llaman a la calma.

Sánchez asegura que si el BCE continúa bajando la tasa a la que remunera los excedentes de liquidez depositados por los bancos será inevitable que estos tomen algunas medidas para tratar de aliviar este coste. Y recuerda que las entidades tratan de reconducir a sus clientes de depósitos a plazo fijo y cuentas a la vista hacia productos como los fondos de inversión. El director de desarrollo de Negocio de Carmignac considera probable que los bancos limiten los saldos que las grandes compañías mantienen en sus cuentas a la vista, o que incluso lleguen a aplicar tasas de penalización a esos saldos, pero cree que en España será difícil ver tasas negativas en cuentas a la vista de clientes minoristas.

Pérdida de dinero

Al margen de que sea complicado que los bancos se atrevan a cobrar por tener dinero en cuentas y depósitos, en realidad muchos clientes están sufriendo un tipo negativo sin darse cuenta. Los expertos descartan tipos nominales negativos porque provocarían una estampida. Aun así afirman que cobrar por el dinero que se tiene en un banco, si no se está muy vinculado a esa entidad, es una tendencia bastante generalizada como consecuencia de la política de tipos bajos del BCE.

Más allá de resquebrajar los depósitos bancarios, la bajada de tipos resta rentabilidad de todos los productos financieros aparentemente seguros. Y aumenta su riesgo. Sobre todo, el de los fondos de inversión de renta fija. Cuando los tipos están bajos, los precios de la renta fija suben, y viceversa. Es decir, en cuanto los tipos suban, la renta fija caerá, por lo que el riesgo de tener ahora mismo renta fija a largo plazo es mucho más elevado que en un entorno de tipos normales. ¿No se suponía que los fondos de renta fija eran los más seguros? Pues en cuanto se vuelva a la normalidad harán perder dinero a los ahorradores en estos productos. Y eso que los fondos de renta fija mixta ya se han dejado cerca de un 2,5% en los dos primeros meses del año. Asimismo, los planes de pensiones, que viran su exposición hacia la renta fija según se acerca la edad de jubilación del partícipe, también se verán afectados.

El castigo impuesto por el BCE, junto a las últimas caídas de las bolsas, apenas deja alternativas, y el que haya invertido en fondos debe seguir con atención la evolución de los tipos para saber cuándo comprar y, más todavía, cuándo vender. La vuelta a la normalidad, que en la eurozona no se vislumbra en al menos un año, generará volatilidad y anomalías. Pero permitirá a los ahorradores que se decanten por los depósitos lograr algo más de rendimiento. No obstante, los expertos consultados descartan que superen el 1%. En cualquier caso, hoy por hoy es más arriesgado tener renta fija a medio y largo plazo que renta variable en determinados mercados.

CREACIÓN DE BURBUJAS

Lo que ocurrirá con el precio de muchos activos cuando se normalice la política monetaria es una de las grandes dudas que acechan sobre la economía. Aunque uno de los mayores temores era que se creara una espiral inflacionista difícil de combatir, y pese a que todavía no se descarte, por el momento no se ha dado. Que los bancos tengan que pagar por depositar su dinero en el BCE o que el Euribor esté en negativo son situaciones anómalas, como lo es la estabilidad de la prima de riesgo española ante las incertidumbres políticas –se debe al respaldo de Draghi–.

Victoria Torre, analista de Self Bank, admite que en ocasiones los tipos bajos suelen ser una de las razones de la creación de burbujas en la renta variable, porque los inversores pueden decantarse por invertir en bolsa, encareciendo los activos. Y recuerda que, actualmente, muchas voces han alertado de que las compras de bonos por parte del BCE también pueden generar una burbuja en la renta fija.

El mercado tenía descontada la reducción de la facilidad de depósito hasta el -0,40%. Lejos de las revalorizaciones próximas al 3% que experimentaron las bolsas del Viejo Continente tras las palabras de Draghi, a los pocos minutos comenzaron a suavizarse hasta cerrar en rojo (el Ibex cerró plano). El viernes rebotaron con fuerza, aunque ahora cabe preguntarse cuál sería el impacto a medio y largo plazo.

Las medidas anunciadas fueron más contundentes de lo que se esperaba, pero el recorte en las previsiones de crecimiento e inflación asustan. Torre revela que el hecho de que la financiación vaya ligada a la concesión de créditos puede ser efectivo para reactivar la economía, y si se empiezan a ver signos positivos, las bolsas los recogerán. «También es importante la reacción de los bancos, que puede influir en los selectivos más bancarizados, como el nuestro». La analista de Self Bank sostiene que otro efecto positivo para los bancos es la subida de precio de los bonos soberanos, muchos de los cuales permanecen en los balances de las entidades.

A priori, hay una correlación inversa entre los tipos de interés y la evolución de las bolsas. Y es que si existen activos con poco riesgo con los que conseguir una rentabilidad del 4-5%, a muchos no les compensará el posible rendimiento extra de la renta variable por el riesgo que se asume. Torre remarca que los tipos permanecerán bajos durante un periodo largo de tiempo, por lo que el inversor que busque una rentabilidad interesante deberá seguir buscando activamente.

Antes de que los tipos vuelvan a la normalidad, las políticas del BCE intentarán espolear la economía. Y si se acelera el crecimiento, los beneficios empresariales se incrementarán, darán visibilidad a sus cuentas y será un argumento para que el inversor se acerque a la renta variable. Por ello, siempre que la reversión de las medidas expansivas se efectúe de un modo coherente y acompasado con la recuperación económica, los fondos de renta variable no tendrían por qué perder dinero ante una futura subida de tipos, aunque éstos están mucho más condicionados por el comportamiento bursátil, amenazado hoy en día por una fuerte volatilidad.