César Lumbreras
El 20% de miel importada en la Unión Europea es falsa
El Parlamento Europeo pide una mayor regulación para los apicultores y el análisis de todas las importaciones.
El Parlamento Europeo pide una mayor regulación para los apicultores y el análisis de todas las importaciones.
La Unión Europea (UE) importa unas 200.000 toneladas de miel al año, lo que supone el 40% de su consumo. Pues bien, el 20 por ciento de las muestras de mieles importadas no respetan la reglamentación comunitaria, según un informe realizado por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea. Con el fin de luchar contra esa entrada de «mieles falsas», el Parlamento Europeo ha pedido que se armonicen los controles en las fronteras y en el mercado interior, que se analice toda la miel que se importe y que se refuercen las exigencias en materia de trazabilidad. Los eurodiputados reclaman a la Comisión Europea que desarrolle procedimientos de análisis en laboratorios eficaces y solicitan a los estados miembros que apliquen sanciones más severas a los infractores. Además, consideran que la miel y los productos apícolas deberían considerarse como «sensibles» en las negociaciones comerciales con países terceros o incluso que deberían quedar fuera de ellas.
En un informe que seaprobó el pasado día 1 sobre las perspectivas y desafíos del sector apícola de la UE, se propone, por un lado, poner orden en el etiquetado y luchar contra los fraudes y, por otro, medidas para mejorar la salud de las abejas. Entre las medidas figura la lucha contra el fraude, el etiquetado en origen de los productos apícolas, un plan de acción para mejorar la salud de las abejas y nuevos programas de apoyo a los productores. Con el fin de afrontar el incremento de la mortalidad que se ha registrado en las abejas, se plantean las siguientes actuaciones: la prohibición de los pesticidas con efectos perjudiciales para la salud de abejas, especialmente los neonicotinoides y acciones encaminadas a poner a punto alternativas seguras para los apicultores; la determinación precoz de los periodos de pulverización para evitar que las abejas resulten afectadas; más investigación para desarrollar medicamentos innovadores para estos animales y aumentar su disponibilidad; programas de reproducción para producir abejas resistentes a las especies invasoras.
Por otro lado, la semana pasada la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) confirmó el impacto negativo que los insecticidas neonicotinoides tienen para la salud de las abejas. La investigación se ha realizado sobre las sustancias cuyo uso está limitado en la UE. Según la Comisión Europea, estos resultados vienen a reforzar la «base científica de la propuesta dirigida a prohibir la utilización al aire libre de los tres neonicotinoides». A finales de este mes podría realizarse la votación de los estados miembros sobre la propuesta de Bruselas dirigida a restringir aún más su uso. En el citado informe, la AESA confirma el impacto negativo «en conjunto» de los tres insecticidas neonicotinoides cuyo uso está limitado desde 2013 (clotianidina, imidaclorpid y tiametoxam). En el trabajo se incluye a las abejas salvajes, además de las domésticas y contempla tres vías de exposición: polen y néctar, polvo y agua. Dependiendo de la especie de abeja, la sustancia considerada, el uso de la misma y la vía de exposición, los riesgos son variables.
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