Delito fiscal
El «caso Banesto», un fraude de 3.000 millones
La intervención del Banco de España acabó con el banquero en la cárcel y el declive de la entidad
Era el día de los Santos Inocentes, pero la noticia estaba muy lejos de ser una broma. El 28 de diciembre de 1993, el Banco de España decidía intervenir Banesto y destituir a sus responsables, con Mario Conde a la cabeza. La investigación, que no concluyó hasta tres años después, reveló un fraude contable continuado por parte de los gestores de Banesto que ascendía a 3.000 millones de euros y un agujero patrimonial de más de 3.600 millones. Conde fue condenado a 20 años de cárcel, en un juicio que se convirtió en uno de los más mediáticos de la historia y de los más largos en cuanto a delitos económicos se refiere.
Estafa y apropiación indebida
El juicio se prolongó desde el 1 de diciembre de 1997 hasta el 3 de diciembre de 1999. La sentencia de la Audiencia Nacional se conoció el 31 de marzo de 2000, y condenaba al banquero a 10 años de cárcel por los delitos de estafa y apropiación indebida, además de a devolver 7.200 millones de pesetas (más de 43 millones de euros) a la entidad bancaria. Sin embargo, Conde logró evitar la cárcel tras pagar una fianza de 500 millones de pesetas (3 millones de euros). Aunque así, el recurso de las defensas y de las acusaciones llevó el caso al Supremo. Dos años después, en julio de 2002, el Alto Tribunal daba carpetazo al caso aumentando de 10 a 20 años de cárcel la pena impuesta por la Audiencia Nacional al ex presidente de la entidad.
No obstante, Conde ya arrastraba entonces otra condena relacionada con el denominado «caso Banesto». En el primero de los casos a los que se enfrentó, el juicio Argentia-Trust, fue condenado en marzo de 1997 a seis años de prisión por apropiación indebida y falsedad en documento mercantil, por retirar de Banesto 3,6 millones de euros, que en un primer momento fueron ingresados en una cuenta suiza de la sociedad Argentia Trust –una compañía fantasma de Conde–. El Tribunal consideró en su sentencia que Conde dispuso de bienes del banco que le correspondía administrar sin dar ninguna respuesta apropiada y coherente sobre su uso.
La intervención de Banesto supuso no sólo el declive de la meteórica carrera de Mario Conde, sino de una de las mayores entidades financieras españolas. Banesto llegó a tener más de 2.000 oficinas en España, siete millones de clientes y medio millón de accionistas. Sin embargo, los rumores de intervención ante el grave agujero que asomaba ya en las cuentas del banco precipitaron su ocaso. Sólo unas horas antes de la destitución de la cúpula, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) había tenido que suspender la cotización de Banesto en bolsa ante una caída de más del 10% del precio de las acciones. El banco ya nunca se recuperaría del escándalo. Cuatro meses después, Banco Santander se hizo con el control de Banesto, previo pago de casi 1.900 millones. El hundimiento definitivo de Banesto, que había llegado a ser la quinta mayor entidad española, supuso el despegue de Santander. La entidad, presidida entonces por Emilio Botín, se convirtió así en el mayor banco de España.
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