«El ciudadano medio cree que la globalización ha provocado una bajada de los salarios»

La globalización puede enfriarse. E incluso revertirse. Al menos, en opinión de David Cano, director general de Analistas Financieros Internacionales (AFI), a quien lo que más le preocupa es la percepción ciudadana de los efectos nocivos del proceso. «El mayor riesgo es político», asegura.

– ¿Podría enfriarse la globalización?

– El ciudadano medio no percibe los efectos positivos de la globalización. Es más, únicamente ve los negativos. Cree que el proceso ha provocado una bajada de los salarios, una explotación laboral, un aumento de la contaminación... Sólo hace falta recordar la campaña electoral de Trump. Una serie de políticos populistas han aprovechado la crisis y la pérdida de puestos de trabajo para contar lo malo que es la globalización y vender al votante medio que la solución pasa por volver al proteccionismo. Si los ciudadanos apoyan estas posturas políticas, la globalización puede enfriarse.

– ¿E incluso revertirse?

– Sí, claro. Si se empiezan a poner aranceles a las importaciones, el comercio mundial caería. Sería una pena y un riesgo, ya que la globalización ha impulsado el crecimiento medio y ha permitido tener acceso a bienes y servicios que resultaban inimaginables. Lo lógico son las economías de escala que permiten la diversificación. Hay zonas donde es más barato fabricar ciertos productos, porque están más especializados o porque saben hacerlo.

– ¿Qué consecuencias tendría ese paso hacia atrás?

– Un menor crecimiento y una menor disponibilidad de bienes y servicios. En España, por ejemplo, sería imposible fabricar todo lo que queremos consumir. Además, implicaría un mayor coste. Revertir la globalización también mermaría el bienestar. El argumento de que aumentando el proteccionismo se viviría mejor es falso.

– ¿Puede el proteccionismo avanzar por el mundo desarrollado?

– Es lo que busca Estados Unidos Le Pen o el Brexit.

– ¿Cuál es la salud actual del comercio global?

– Hoy en día crece menos que antes por el menor dinamismo de la inversión, porque quizá ya haya habido alguna medida proteccionista y, sobre todo, porque las cadenas de producción basadas en China están empezando a desmantelarse.

– Hablando de China. El gigante asiático se ha postulado como el máximo defensor de la globalización. ¿Se convertirá en la primera potencia económica mundial?

– Le queda mucho todavía. Dependerá de su demanda interna. Si sus habitantes consumen al nivel de los europeos o de los estadounidenses... Igual que la primera fase del crecimiento de la economía china tuvo que ver con las exportaciones y con la inversión, que ahora alcance el primer puesto del ranking mundial del PIB no es tanto una cuestión de globalización como de basar su modelo de crecimiento en el consumo de las familias, lo que por otra parte puede generar desequilibrios macroeconómicos, como inflación.