El mundo vuelve a creer en España

Cuesta mucho labrarse una buena reputación y muy poco perderla. Ocurre en todos los órdenes de la vida, y el económico no es una excepción. Los mercados son algo más que números. Están también repletos de percepciones subjetivas que, a la postre, inclinan a los sujetos que están detrás de esos números a tomar decisiones en uno u otro sentido. Bien lo sabe España, que durante mucho tiempo tuvo que combatir no sólo sus males fundamentales económicos, que los había y los sigue habiendo, aunque en menor medida que hace un par de años, sino también su estereotipada imagen exterior de país derrochador y atrasado en sus políticas económicas. Mucho le ha costado darle la vuelta a esa situación. Pero su esfuerzo reformista de los últimos años, que tantos sacrificios ha exigido a los ciudadanos; junto con una política de comunicación más activa en el exterior, con iniciativas como la del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC), están devolviendo la credibilidad de España en los mercados, que ahora sí se creen los buenos, aunque prudentes, pronósticos del Ejecutivo sobre la marcha económica.

«The pain is Spain» –el dolor es España–, decían los medios anglosajones hace poco más de un año, acusándole de ser el principal problema económico de la UE. Ahora, la tendencia se ha invertido de tal forma que varios bancos de inversión y agencias de calificación de riesgo internacionales presentan mejores perspectivas de crecimiento que las del cuadro macroeconómico presentado por el Ministerio de Economía el pasado 27 de septiembre.

El escenario del Gobierno prevé una caída del PIB del 1,3% para este ejercicio y un crecimiento del 0,7% para el próximo. Sin embargo, la Fundación de Cajas de Ahorros, Funcas, (1%), el banco británico Barclays (0,9%), el BBVA (0,9%), el CEC (0,9%) y el americano Morgan Stanley (0,8%) son más optimistas que el propio Ejecutivo de cara a 2014. Otros, como el FMI, han mejorado también sus perspectivas al elevar de 0 al 0,2% la predicción de crecimiento del PIB para España. Lo mismo ha sucedido con la entidad británica HSBC, que en su último análisis sobre la situación nacional prevé un avance del PIB del 0,1% para el próximo ejercicio, frente a la caída del 0,2% que contemplaba en el previo.

Competitividad

La mejora de la competitividad y su pujante sector exterior son las dos principales fortalezas de la economía española que los análisis identifican. Como resumía Barclays en un informe fechado a principios de este mes, la moderación salarial que se está produciendo, más rápida que los precios, está permitiendo que «la competitividad de la economía española haya ido mejorando» con la consecuente mejora de las exportaciones. Morgan Stanley cree, incluso, que la «nueva España» que surgirá de la crisis será «radicalmente diferente» a la que hasta ahora hemos conocido, con un cambio desde el consumo doméstico hacia las exportaciones gracias a las mejoras de la competitividad que achaca, en parte, a la controvertida reforma laboral del Gobierno. La entidad es muy optimista sobre los cambios introducidos en el mercado laboral, ya que cree que pueden aportar casi cinco puntos de PIB hasta 2020 y generar más de un millón y medio de empleos.

Síntoma inequívoco de que la situación está mejorando es el hecho de que la inversión, que huyó despavorida en los meses previos al verano de 2012, cuando el rescate de España parecía inevitable, está volviendo. En otro reciente informe, la entidad estadounidense Citigroup asegura que hay «cientos de fondos extranjeros» interesados en la cartera de activos de la Sareb, el «banco malo», que ha adquirido los activos tóxicos de los bancos para limpiar sus balances. Algunos tan importantes como BlackRock están apostando de forma decidida por España, adquiriendo participaciones en compañías como Sacyr y elevando su posición en otras como Santander, BBVA e Inditex.

La buena marcha del saneamiento financiero es otro de los aspectos que los analistas destacan. HSBC afirmaba el pasado 19 de septiembre que la banca española está a punto de alcanzar su punto de inflexión después de años de purga.