Rescate a Grecia
¿Es real el riesgo de colapso financiero?
- ¿Hasta qué punto está justificado el apoyo del BCE al Gobierno griego?
–La decisión del BCE de incrementar la línea de liquidez a la banca griega es, de hecho, lo único que permite mantener la esperanza de un acuerdo. Ha sido una decisión complicada en la que se han obviado las propias reglas del BCE sobre garantías colaterales y comprometido su balance, por lo que de algún modo podemos decir que el BCE confía en la consecución de un acuerdo.
- ¿Cual es la fecha límite para el acuerdo?
–Grecia no dispone de los 1.600 millones que debe pagar a final de mes al FMI, que ya ha hecho saber de la imposibilidad de retrasar dicho pago. Así que, formalmente, se toma dicho pago como referencia. Sin embargo, creo que la prueba de fuego será el 20 de julio, fecha en la que Grecia debe pagar al propio BCE 3.500 millones. Impagar dicho vencimiento haría imposible la continuidad de la asistencia de liquidez por el BCE. Así que a partir del lunes comienza una cuenta atrás de cuatro semanas en las que realmente se juega todo.
- ¿Qué importancia tiene la reunión de mañana?
–La reunión marcará el punto de no retorno. Aunque no conocemos el contenido del Ecofin del viernes, no resulta difícil imaginar que la situación durante este fin de semana resulte similar a lo ocurrido en España la madrugada del 10 de mayo de 2010, cuando Zapatero debió acatar las exigencias de Bruselas. Realmente, la novedad sería que en esta ocasión Grecia rechazara el ultimátum que previsiblemente le ha sido presentado en negro sobre blanco para ser aceptado o rechazado en un plazo muy breve de tiempo.
- ¿Por qué se ha precipitado la situación en las últimas horas?
–Los griegos han retirado más de 2.000 millones de sus bancos en las últimas 48 horas como respuesta al fracaso de las conversaciones. Es una cifra que desborda la asistencia proporcionada por el BCE. El riesgo de colapso del sistema bancario griego no sólo es real sino que ya se ha producido. Únicamente la asistencia por el BCE mantiene la situación dentro de cierto control, pero es solamente algo temporal que terminará mal, muy mal, si no se cocreta un acuerdo político.
- ¿Estamos a las puertas de una solución al problema?
–No es previsible que dejemos de hablar de Grecia, pero sí al menos se alejaría el peor de los escenarios. Por delante, no obstante, estaría la posibilidad de nuevas elecciones en Grecia, quizás un referéndum, la negociación de un nuevo rescate, una quita... De modo que se respira cierto aire de fin de partida en la crisis griega, aunque solamente para abrir una nueva etapa. Estamos ante una solución política.
- ¿Qué sucedería si Grecia quiebra?
–Hay varias razones para pensar que Europa está hoy mejor preparada que hace unos meses para soportar el impacto de la quiebra de uno de sus socios, gracias a que el sistema bancario está fuertemente apoyado por el BCE. Lo que es difícil de evaluar es el coste financiero y, sobre todo, el coste político. Pero incluso en ese aspecto las autoridades europeas ya parecen resignadas a aceptar que una quiebra, incluso si esto implica una cierta agitación a corto plazo, podría no ser tan mala. Y, sin embargo, comprometería la recuperación europea y, lo que es más importante, habría una quiebra de confianza en el futuro de la Unión tal y como hoy la conocemos. En Grecia nos jugamos Europa, pues todavía existe un riesgo de contagio a otros países, aunque sólo sea en términos de incertidumbre, lo que sería un golpe político importante que socava los cimientos mismos de la Eurozona y el compromiso irrevocable de la moneda única.
*Director del Servicio de Estudios y Análisis de Asinver
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