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Muere Ingvar Kamprad, fundador de Ikea
Con 17 años, el rey del mueble construyó un imperio de la nada y reinventó la industria
Con 17 años, el rey del mueble construyó un imperio de la nada y reinventó la industria.
El fundador del imperio de muebles Ikea, Feodor Ingvar Kamprad, falleció el sábado a la edad de 91 años. Según informó la propia compañía a través de un comunicado, el fundador murió en su casa de Smaland, al sur de Suecia, tras una corta enfermedad y rodeado de sus seres queridos.
El presidente y director ejecutivo de Inter Ikea Group, Torbjörn Lööf, afirmó que todos los miembros de la compañía estaban «profundamente entristecidos por la muerte de Ingvar. Recordaremos su dedicación y compromiso para estar siempre del lado de muchas personas. Para nunca darse por vencido, mejorar y liderar con el ejemplo».
Ingvar Kamprad nació en 1926 en Smaland y con tan sólo 17 años fundó Ikea con el objetivo de «mejorar el día a día de las personas». Desde la compañía recuerdan que «trabajó hasta el último momento de su vida, siendo fiel a su propio lema de que las cosas tienen que dejarse hechas». Aunque no ejercía ninguna función operativa en la empresa desde 1988, «seguía aportando al negocio como asesor, compartiendo sus conocimientos y energías con sus compañeros de Ikea».
Jesper Brodin, CEO y presidente de Ikea, lo recordaba no sólo como fundador de la empresa, sino como amigo. «Su legado será admirado durante años y su visión, crear un día a día mejor para la mayoría, seguirá guiándonos e inspirándonos», añadió.
En 1943 creó la famosísima empresa de venta de muebles y decoración cuyo secreto es la combinación del diseño sueco y un precio de venta al alcance de todo el mundo. El nombre de la compañía, que fundó con la ayuda del dinero que le dio su padre, es la combinación de las iniciales de su nombre, apellido y la granja y el pueblo en el que se crió.
En un principio, Ikea no disponía de tienda física, sino que vendía únicamente por correo, motivo por el que más tarde desarrolló su ya famoso catálogo que, con más de 200 millones de copias en todo el mundo, se sitúa entre publicaciones como la Biblia, el Corán o la saga de Harry Potter. En 1953 organizó la primera exposición de sus productos. Ésta fue tan exitosa que el resto de vendedores suecos comenzaron a presionar a los fabricantes para que dejasen de suministrar productos a Ikea. En 1958 abría la primera tienda física de 6.700 metros cuadrados, que se convertiría en la primera de las 412 que existen actualmente. Poco después se desarrolló el concepto de empaquetación plana y automontaje tan característico de la empresa y que le permitió reducir aún más sus precios.
Una vida sin lujos
El fundador sueco no sólo destacó por el enorme imperio construido, y que le permitió acceder a la lista Forbes de los 500 hombres más ricos del planeta, sino que también fue conocido por su particular forma de vida.
Según un documental emitido en su país natal, el multimillonario compraba ropa de segunda mano en mercadillos, nunca llegó a cambiar su viejo Volvo, reutilizaba las bolsas de té, volaba en clase turista, en ocasiones utilizaba el transporte público, recortaba cupones de descuento, e incluso ahorraba en el corte de pelo. «Normalmente intento cortarme el pelo en países en vías de desarrollo. La última vez fue en Vietnam», relataba el propio Kamprad en dicho documental.
A pesar de esas particulares costumbres y de llegar a ser tachado por muchos como tacaño, Ingvar Feodor Kamprad pasará a la historia por concebir uno de los negocios más conocido y rentable en el mundo. Supo reinventar el modo de fabricación, distribución y venta de algo tan cotidiano como una mesa o una silla y destacar a Suecia dentro y fuera del mapa europeo como potencia económica.
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