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Frenazo del comercio

La ralentización de la economía y la incertidumbre política generan un clima de desconfianza alrededor de los consumidores

Los comerciantes encuentran motivos para el pesimismo
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El consumo desciende, las ventas de los minoristas y de las grandes superficies han caído en los últimos meses, el retail ha entrado en crisis y las exportaciones han bajado el ritmo de crecimiento. Los expertos apuntan a dos causas principales, la desaceleración de la economía y la incertidumbre política provocada por el cambio de Gobierno. Además, hay que añadir un contexto internacional desfavorable. Ante esta situación, se exigen medidas que redireccionen el rumbo.

Al comercio español se le está apagando la sonrisa. La recuperación económica y laboral hicieron que los españoles volvieran a tener facilidad a la hora de abrir sus carteras y gastar. En las tiendas se tradujo en cajas más llenas, pero los datos indican que el consumo se ha relajado nuevamente y el sector puede haber entrado en una etapa de desaceleración.

La preocupación se ha instalado en el comercio minorista por un descenso de las ventas que no experimentaban desde los años de la recesión. Entre mayo y julio registraron una variación interanual negativa (-02,%, -0,1% y -0,4%), y desde el verano de 2013 no experimentaban tres meses consecutivos de caídas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, las ventas de las grandes superficies también se redujeron en abril (-0,8%,), mayo (-1%) y julio (-1,2%), respecto a los mismos periodos del año pasado.

Y es que ni siquiera los descuentos están animando a los ciudadanos. El sector textil había puesto muchas esperanzas en las rebajas, y preveían crecimiento de las ventas del 5%. Sin embargo, las expectativas se han quedado bastante lejos de la realidad, un 3%. Por otro lado, en Gran Consumo (supermercados, y tiendas de alimentación) los españoles gastaron un 1,7% más, mantienen desde Kantar Worldpanel, debido al incrementon de los precios y la demanda de productos de mayor valor. Pero la alegría no es completa porque el volumen de ventas ha sufrido un descenso de un 1,8%, es decir, el ánimo de compra flaquea.

Las familias habían recuperado algo del poder adquisitivo perdido. Esto se ha aprovechado para regresar a viejos hábitos de compra y, también, para hacer frente a los gastos que no se pudieron afrontar durante la crisis. Pero ese impulso del consumo se ha normalizado. El de los hogares se incrementó entre abril y junio a un ritmo del 0,2%, mientras venía de subidas de alrededor del 0,5%. «Son varios los factores que están produciendo este descenso del consumo, como la subida de los precios, la pérdida (nuevamente) de poder adquisitivo por parte del consumidor o los cambios en los hábitos de compra de los clientes», apuntan desde la Cámara de Comercio de Madrid.

Y si desde dentro de nuestras fronteras no llegan buenas noticias para el comercio, tampoco desde el exterior. Las exportaciones han disminuido su aceleración. En el primer trimestre de 2017 experimentaron un a; no obstante, en el mismo periodo de este año, el ascenso sólo ha sido del 2,8%, según el Ministerio correspondiente.

Coyuntura económica

La caída del comercio es el resultado de la suma de dos motivos. El primero de ellos es la desaceleración económica general. Después de tres años consecutivos creciendo por encima del 3%, el Producto Interior Bruto nacional comenzará a relajarse este mismo ejercicio. La Comisión Europea prevé que en 2018 el PIB aumente un 2,8% y el enfriamiento continuará en 2019 con un 2,4%. Las cifras de empleo, igualmente, indican una tendencia al estancamiento. Así, agosto ha sido un mes catastrófico para el paro, pues se han añadido a él 47.047 personas, y desde 2011 no se quedaba tanta gente sin trabajo en este mes. Los datos de afiliación a la Seguridad Social tampoco han sido halagüeños, pues en agosto se registraron 304.642 bajas.

Está claro que esta ralentización de nuestra economía, dicen desde la Cámara de Comercio de Madrid, «comienza a hacerse notar en el sector retail». Y añaden que sólo hace falta echar un vistazo al INE para comprobarlo: «El pasado mes de abril empezamos a vislumbrar datos negativos con una caída del 0,3%, que se ha visto confirmada con los datos del mes de julio 0,4%». Uno de los principales factores que no ayudó al sector, comentan, «fue la climatología, que hizo que se retrasarán las compras, especialmente en el sector textil, agravando así la caída que están sufriendo durante este ejercicio».

No obstante, el profesor de EAE Business School, Víctor Ezpeleta Ruiz mantiene que, a parte de la ralentización y el clima, el modelo de negocio que se ha implantado en España no ha sido el adecuado: «El primer trimestre del año se cerró con la mayor caída desde 2013, en cierto modo por el tiempo, pero también por la contínua política de descuentos y promociones que ajusta los márgenes en algunas empresas hasta límites insostenibles. Y en el segundo trimestre ha mejorado, pero menos de lo esperado».

Incertidumbre política

La segunda causa de la caída del comercio es la incertidumbre política. El pasado 2 de junio el Partido Socialista sustituyó en el Gobierno al Partido Popular, y esto ha tenido sus consecuencias. El coordinador de Comercio de Madrid Foro Empresarial, José Manuel Fernández, sostiene que «cualquier cambio brusco a nivel político influye en la confianza del consumidor». Y más cuando las medidas que adopta la nueva administración pueden encarecer los productos y perjudicar al comercio. «El presidente Pedro Sánchez lanzó un globo sonda, que ha confirmado esta semana la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, la subida de impuestos al gasoil. Esto incide en toda la cadena de suministro, en la logística, en el transporte... y afectará directamente a gran parte de los consumidores, que sufrirán una merma de su poder adquisitivo».

Ésta no es la única modificación fiscal que ha levantado las ampollas de los contribuyentes. El nuevo Gobierno tiene un mayor afán que el anterior por el gasto social y, para ello, necesita aumentar los ingresos para no disparar la deuda pública más de lo que ya está. Agravar el tributo de las rentas altas (superiores a los 150.000 euros) se baraja como una opción propuesta, en realidad, por Podemos como base de la negociación de los Presupuestos de 2019. La recaudación, han estimado desde la formación dirigida por Pablo Iglesias sería de 1.000 millones de euros. Pero estas suposiciones de materia fiscal no han sido celebradas por la confusión que generan.

Con ello, el profesor Ruiz Ezpeleta subraya que «la incertidumbre política por definición no conlleva a un ambiente favorable al comercio en ningún lugar del mundo». De este modo, precisamente señala el debate sobre los Presupuestos de 2019 como una piedra en el camino. «Tenemos una negociación que necesitará del apoyo de distintos partidos de la oposición para aprobarlos», admite, y es que, de momento, sólo se han dado bandazos entre peticiones de unos y otros, creando dudas en los consumidores y los comerciantes.

Contexto internacional

Sin embargo, Ruiz Ezpeleta no cree que la situación actual de la economía y la política española sea un motivo suficiente para la caída que ha experimentado el comercio; existen otros factores externos. Según él, «el agitado contexto internacional» también tiene mucho que ver con el rumbo negativo que ha tomado el sector. Y sobre todo afecta las exportaciones que, como se ha apuntado anteriormente, han reducido su ritmo de su crecimiento.

Para el profesor de EAE Business School, las ventas al extranjero no podían extender eternamente las cifras récord que venían alcanzando los últimos meses, y ahora se han dado las circunstancias, a nivel global, para que las exportaciones se reduzcan: «En muchos países ha habido un descenso en el consumo provocado en parte por el inicio de la guerra comercial entre Estados Unidos y la UE o China. La autorregulación del mercado sigue su curso y estamos presenciando ajustes lógicos que se dan periódicamente, por lo que sí es cierto que la coyuntura internacional está acentuando los descensos».

Los impuestos que la Administración dirigida por el polémico Donald Trump ha aplicado a los productos europeos (y el miedo a que los aranceles se expandan) ha sido un duro golpe para el retail en el continente. Las compañías de distribución de Francia, Portugal y España han rebajado, de media, un 19% su previsión de beneficio para 2018 y 2019. Así, ya se empieza a hablar de recesión en este tipo de empresas. La cuestión que preocupa ahora es, ¿cuánto durará la caída en la que se ha instalado el sector comercial?

La competencia de internet

No será por no repetirlo. Una y otra vez se ha avisado de que internet, con todas sus cosas buenas, también daña el mundo tal y como lo conocíamos. Y en materia económica, el sector comercial es uno de los más perjudicado. La red está suponiendo una dura competencia para los establecimientos tradicionales, y parece que cada vez irá a más. De hecho, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha anunciado unas cifras del «e-commerce» que contrastan totalmente con los datos negativos que está registrando el comercio físico. Según el organismo, la facturación de las transacciones por internet aumentaron un 25,7% en 2017, superando los 30.000 millones de euros. «El auge en las ventas del comercio electrónico está haciendo que se debilite notablemente el comercio de proximidad», manifiestan desde la Cámara de Comercio de Madrid. Y las tiendas tienen que hacer algo para sobrevivir. Y no les queda otra que unirse al enemigo, es decir, hacer negocios también por internet, con la dificultad que eso conlleva: «Supone realizar una transformación digital de ese tipo de empresas, y pueden tener sus grandes problemas, ya que lo normal es que en algunos momentos de este proceso de conversión registren pérdidas», sotiene José Manuel Férnandez, coordinador de Comercio de Madrid Foro Empresarial.