Grecia
Grecia necesita 50.000 millones más hasta 2018
Syriza llegó al poder en Grecia el pasado mes de enero prometiendo un cambio de rumbo en la política económica del país. Y a fe que ha dado un cambio de timón. Pero a decir del Fondo Monetario Internacional (FMI), para empeorar las cosas. En plena negociación con sus acreedores para evitar la quiebra y la salida del euro, la institución que dirige Christine Lagarde ha elaborado un informe sobre la sostenibilidad de la deuda pública helena que no puede ser más demoledor para Atenas. Según el FMI, el país necesitará una inyección extra de capital de 50.000 millones de euros hasta finales de 2018 para afrontar sus pagos. De ellos, 36.000 millones deberían ser aportados por sus socios europeos. En su última oferta, el Gobierno de Alexis Tsipras solicitó a sus socios europeos 29.100 millones de euros para afrontar los vencimientos de deuda hasta finales de 2017.
El Fondo ha revisado al alza las necesidades de financiación de Grecia porque considera que Syriza se ha desviado de forma significativa del plan de ajuste que iba asociado al rescate de 2012. «Si el programa [de 2012] se hubiera aplicado como se presumía, no habría sido necesario un mayor alivio de deuda», dice la institución. Al no hacerlo, la institución considera que las políticas del Gobierno de Tsipras han gripado la economía. En sus nuevas previsiones, la institución ha rebajado del 2,5% al 0% las perspectivas de crecimiento económico para este año y ha empeorado las perspectivas sobre la deuda que previamente había ubicado en una tendencia a la baja desde el actual 175% del PIB hasta el 128% en 2020 y que ahora ve nada menos que en el 150% para esa fecha.
Para el FMI, el único modo de que el endeudamiento griego vuelva a ser sostenible es que Grecia vuelva a «la senda correcta». Por sí sola, sin embargo, esta rectificación no sería suficiente. Tendría que venir acompañada de una reestructuración de la deuda, una petición que tanto Tsipras como su ministro de Finanzas, Gianis Varufakis, vienen reivindicando desde que llegaron al poder el pasado mes de enero. Precisamente, tras conocer el informe, el portavoz del Gobierno griego, Gavriil Sakelaridis, aseguró que el Fondo le da la razón al considerar insostenible la deuda. Una opción de reestructuración, explica el Fondo, podría ser extender el periodo de gracia de los préstamos de la UE 20 años y su amortización, 40 años. Asimismo, cree que son necesarias nuevas ayudas por parte de sus socios europeos con unas condiciones similares a las del préstamo actual para que el país pueda cubrir sus necesidades de financiación en los próximos años.
Riesgo relativo
Aunque la situación de Grecia ha empeorado dramáticamente en las últimas semanas, el riesgo de que su salida del euro acabe contagiando a sus socios europeos y a la economía mundial está siendo minimizado casi a diario por los analistas. Ayer mismo, la agencia de calificación de ratings Standard&Poor’s (S&P) aseguró en una nota que el riesgo de contagio financiero de un «Grexit» sería «contenible». No obstante, advierte de que también abriría un abanico de consecuencias difíciles de prever a largo plazo.
A corto plazo, el principal efecto de una salida de Grecia del euro sería un repunte del interés de los bonos, «especialmente el de aquellas economías de la periferia percibidas por los mercados como fiscalmente más vulnerables».
Políticamente, el «Grexit» probaría que la unión monetaria no sería algo tan indestructible como se presuponía, añade S&P.
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