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Mercado inmobiliario
Inversiones inmobiliarias, en «stand by»
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Millones de euros en el aire, un frenazo a la inversión. Los grandes fondos meditan si comprar pisos e hipotecas tras los resultados electorales. Y es que, pese al gran apetito por adquirir inmuebles en España, la cautela y la moderación capitanean las estrategias. Mientras que el programa de Ahora Madrid recoge la paralización de la «operación Chamartín» y pone en vilo 6.000 millones de euros y 120.000 nuevos empleos, un gobierno en la Ciudad Condal bajo el mandato de Barcelona en Comú podría hacer que importantes proyectos hoteleros queden en agua de borrajas.
Proyectos millonarios paralizados por una incertidumbre que asusta a los inversores. Desde la «operación Campamento» hasta las ventas del suelo de la Sareb, las grandes desinversiones en manos del Estado están en juego. Y los perjuicios económicos podrían ser nefastos, aunque los inversores son conscientes de que España es un país avanzado cuyo sistema jurídico no se verá amenazado porque un 15% del electorado se haya decantado por partidos extremistas. Pero los ayuntamientos pueden ralentizar la concesión de licencias o de proyectos de obra nueva.
La situación puede frenar algunas escaladas de precios que ya empezaban a darse en lugares concretos. José Luis Ruiz Bartolomé, autor del libro «Vuelve, ladrillo, vuelve», recuerda que la gran mayoría es propietaria de vivienda, y advierte que «si ahuyentamos la inversión, el valor caerá. Aunque oigamos que sólo afecta a las viviendas de los bancos, el mercado es global y único». De igual modo, explica que existen dos puntos de vista para cuantificar el impacto de la parálisis: los que paran la inversión por decisión propia, y los que no pueden seguir adelante aunque quieran, porque su objetivo va a ser intervenido.
Las grandes operaciones, donde el componente especulativo es lo esencial –como las compras de paquetes de inmuebles por parte de los fondos buitre–, «sin duda se paralizarán a la espera de acontecimientos». Pau A. Monserrat, director editorial del portal de ahorro doméstico iAhorro.com, recomienda analizar si queremos volver a una burbuja inmobiliaria o preferimos un crecimiento del mercado acompasado con la mejora de la economía en general.
Desconocer qué medidas contempladas en los programas se tomarán y qué otras quedarán aparcadas genera incertidumbres. Monserrat piensa que el tema de los desahucios por impago de alquileres e hipotecas debería tratarse con exquisita delicadeza, no desde un punto de vista ideológico.
Acabar con los desahucios es una necesidad social y económica. Por miedo al «efecto llamada» de los hipotecados, la banca ha sido inmisedicorde con las familias sin recursos. Y ha creado alarma social. El director editorial de iAhorro.com piensa que los bancos deberían haber negociado con el Gobierno medidas de paralización de los desahucios de todos los deudores de buena fe, no sólo de los casos más sangrantes, a cambio de que se hicieran cargo de los gastos corrientes y pagando alquileres sociales. «Desahuciar es un fracaso para los bancos, que además concedieron de forma irresponsable gran parte de las hipotecas», apostilla. Bartolomé, por su parte, opina que es comprensible la sensibilidad social con respecto a los desahucios, pero que el problema no se resuelve prohibiéndolos. «Lo correcto es que tengan lugar tras agotar las renegociaciones posibles, y que, después, las administraciones acudan al rescate de las familias. De no hacerlo así, el mercado hipotecario para familias de ingresos bajos y el mercado del alquiler, que lleva unos años boyante, desaparecerán». El autor de «Vuelve, ladrillo, vuelve» recomienda dar seguridad a las personas que deciden poner sus pisos en alquiler, lo que favorece que la oferta sea cada vez mayor y que, por tanto, las rentas del mercado resulten más competitivas.
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